Contemplación de la representación de la “Trinidad de la
Misericordia”, obra realizada en terracota por la dominica Sor Caridad Müller
de Cazis, Suiza.
Vemos en tres círculos, inclinados el uno al otro, las tres
divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cada una de las tres personas
está orientada hacia una persona débil, poco atrayente, indigente, enferma…
situada en el centro: la criatura.
El Padre, la más grande de las tres personas, pone las manos
bajo los brazos de la criatura humana para sostenerla es su enfermedad y
debilidad: pone toda su fuerza para ayudar al débil a alzarse, a ponerse en
pie.
El Hijo, al lado izquierdo, se inclina sobre la criatura y
demuestra su misericordia hacia ella en un gesto que recuerda el lavatorio de
pies.
El Padre y el Hijos son sostenidos por la fuerza del Espíritu
desde lo alto, con los signos de fuego y la paloma juntos. Único en esta
representación es el hecho que las tres personas salen de su propio círculo en
su volverse hacia el débil; salen de sí para acoger en su amor a la criatura
dándose la unidad de la misericordia.
Las tres personas viven ejemplarmente lo que significa
verdaderamente el amor hacia el prójimo: se olvidas de sí mismas, llegan a ser
todas dedicación y oblación hacia la criatura que está en medio de ellos. De
este afecto el débil es sostenido y en
éste se puede confiar tranquilamente. En este afecto es creado y a él retorna
–al fin de su vida- en el amor universal dela Trinidad.
El Hijo, investido por este amor, aceptó la misión del Padre
en el Espíritu Santo y llega a ser este amor verdadero precio de la Redención
de la humanidad y del mundo.
Al Cristo de la Trinidad:
Tus
manos sobre los hombres, por Ti llegados a Dios,
y
acogidos en familia de igualdad que es comunión.
tus
manos en las del Padre, corriente de un mismo Espíritu,
que
guía nuestros senderos a ritmo de vida y viento.
Tus
manos en cruz tendidas hacia las manos del Mundo.
Rutas
del tiempo nuevo, Camino, Verdad y Vida.
Trinidad
que pisa el suelo para hacernos todo a todos.
Manos-Casa;
Llagas-Pascua; Alas-Vuelo: ¡Uno y Nuestro!
Trinidad
que nos arrastra a vivir con la alegría que va dentro.
Como
hijos, como hermanos, por tanto camino incierto.
(Pedro
Casaldáliga)
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