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sábado, 31 de mayo de 2014

EL ICONO DE LA ASCENSION


Ascensión de Pskov (s. XVI)

Este icono expresa el gozo de todo lo creado al participar en la subida al cielo de su Creador. María es el centro de la humanidad, que representa los apóstoles.

En el punto más alto del monte de los Olivos, sobre la cueva Eleona ("olivar"), en el lugar llamado Imbobon ("altura"), se halla el edificio de la Ascensión, que recuerda el lugar donde Cristo se separó de la tierra y subió al cielo ante la mirada estupefacta de los apóstoles. Originalmente, el recuerdo de esta gran fiesta, que el Evangelio sitúa cuarenta días después de la resurrección y cincuenta antes de Pentecostés, se celebraba el mismo día de la Resurrección. Después se emparejó con Pentecostés, y entre los siglos V y VI adquirió autonomía.
El esquema iconográfico es constante: los apóstoles se sitúan de pie alrededor de la Virgen, a quien los Evangelios no citan, aunque no cabe duda que estuvo presente. El icono cede a María el centro de la composición, como columna y fundamento de la Iglesia, eje que liga la tierra con el cielo, donde está Cristo en su trono entre las potencias angélicas. Abajo en el suelo, entre rocas y olivos que representan la jubilosa participación de la naturaleza en la liturgia cósmica, los ángeles de la Resurrección regañan a los inquietos apóstoles: "Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando el cielo?"
María, la única que lleva el nimbo de la santidad, mantiene una tranquilidad inefable. Ella realiza el encuentro entre el mundo angélico y lo terrenal.

"Los apóstoles se postraron adorando al Dios de los cielos, y, en un arrebato de alabanzas, elevaron sus voces hacia aquella montaña, como felicitando a la Eleona por haber sido digna de tan grandes cosas".  (Romano el Cantor)




viernes, 30 de mayo de 2014

BLUES Y RELIGION: SISTER ROSETTA THARPE (10)



Además de cantar gospel, esta poderosa mujer fue una moderna representante del holy blues con un estilo de guitarra absolutamente blusero.
Rosetta Nubin era hija de un predicador itinerante y, desde muy joven, empezó a tocar la guitarra y el piano con su madre. En 1934 se casó con el reverendo Tharpe y, a pesar de que su vida matrimonial fue un fracaso, conservó siempre el apellido. En ese tiempo era ya una cantante y guitarrista brillante, con un enorme swing.
Debutó en las orquestas de Cab Calloway y Lucky Millinder, pero pronto abandonó la música profana para dedicarse al gospel a partir de 1943. Grabó una serie de títulos con Sammy Price y su trío, de inspiración religiosa y un feeling bluesero enorme.
Su canto directo y vehemente, junto con su guitarra, la hacen una de las mayores representantes del gospel de su época. Murió reconocida por el público en 1973.

Oigámosla en un concierto a finales de los 60 durante una gira por Europa:

https://www.youtube.com/watch?v=1__zadGXR3A


jueves, 29 de mayo de 2014

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

"La fidelidad del Señor dura por siempre"  (Sal 116,2)

Icono de la Ascensión. Bulgaria, siglo XVI


La atmósfera de la liturgia de la ascensión está penetrada siempre por una atormentadora nostalgia, porque nos pone en una fuerte tensión hacia el Cielo, verdadera patria del cristiano, y nos hace experimentar con mayor intensidad el deseo de la eternidad que también deberíamos sentir todos los días. En efecto, deberíamos consumirnos verdaderamente con la esperanza de contemplar sin velos el rostro de Dios. Sin embargo, con excesiva frecuencia advertimos que el peso de las realidades materiales nos mantiene pegados al suelo, nos despunta las alas, suscita en nosotros cansancio y duda.
Así se plantea un interrogante: ¿cómo llegar a gozar de realidades que no son terrenas, que escapan a la experiencia sensible? Necesitamos un gusto especial suscitado en nosotros por el Espíritu Santo. La «santa alegría» que el Espíritu suscita en nosotros es muy diferente de la que se nos pasa de contrabando como tal. Es la alegría de las bienaventuranzas, fruto del sufrimiento, porque brota de la muerte y resurrección de Cristo. Se trata de una alegría santa, porque, en Cristo ascendido al cielo, nuestra humanidad ha sido ensalzada, elevada, mucho más allá de nuestros estrechos horizontes. Es preciso que nos dejemos educar para ver lo invisible. ¿Cómo? Se ve creyendo, se siente esperando, se conoce amando. El misterio de la ascensión, tan bello y gozoso por el hecho de que nos presenta a Cristo vuelto de nuevo al seno del Padre, nos colma al mismo tiempo el corazón de sentimientos de humildad y bondad: Jesús permanece entre nosotros hasta el fin del mundo. Sólo ha cambiado de aspecto: lo encontramos en el pobre y en el que sufre. Por ahora no lo vemos glorioso. Lo conseguiremos sólo si antes lo reconocemos con verdadero amor en su humillación, acogiéndonos los unos a los otros.


Jesús, quisiéramos saber qué ha sido para ti volver al seno del Padre, volver a él no sólo como Dios, sino también como hombre, con las manos, los pies y el costado con esa llaga de amor. Sabemos lo que es entre nosotros la separación de las personas que amamos: la mirada los sigue todo lo que puede cuando se alejan...
El Padre nos concede también a nosotros, como a los apóstoles, esa luz que ilumina los ojos del corazón y que nos hace intuir que estás presente para siempre. Así podemos gustar ya desde ahora la viva esperanza a la que estamos llamados y abrazar con alegría la cruz, sabiendo que el humilde amor inmolado es la única fuerza adecuada para levantar el mundo.


¡Oh bondad, caridad y admirable magnanimidad! Donde esté el Señor, allí estará el siervo: ¿se puede dar una gloria más grande? [...] Ha asumido precisamente la naturaleza humana, glorificándola con el don de la santa resurrección y de la inmortalidad; la ha trasladado más arriba de todos los cielos y la ha colocado a su derecha. Ahí está toda mi esperanza, toda mi confianza: en él, en el hombre Cristo, hay, en efecto, una parte de cada uno de nosotros, está nuestra carne y nuestra sangre. Y allí donde reina una parte de mi ser, pienso que también reino yo. Allí donde es glorificada mi carne, allí está mi gloria. Aunque yo sea pecador, mi fe no puede poner en duda esta comunión.

No, el Señor no puede carecer de ternura hasta el punto de olvidar al hombre y no acordarse de lo que lleva en él mismo. Precisamente en él, en Jesucristo, Dios y Señor nuestro, infinitamente dulce, infinitamente benigno y clemente, en quien ya hemos resucitado, en quien ya vivimos la vida nueva, ya hemos ascendido al cielo y estamos sentados en las moradas celestes. Concédenos, Señor, por tu santo Espíritu, que podamos comprender, venerar y honrar este gran misterio de misericordia (Juan de Fécamp, Confessio theologica 11,6).


Vídeo del día:

Lecturas:


miércoles, 28 de mayo de 2014

ASCENSIÓN

            Celebramos los cristianos el próximo domingo una fiesta, venida a menos desde que pasó del jueves al domingo, aquel “jueves que brilla más que el sol” en el que se hacían todas las primeras comuniones en las parroquias rurales. Pero fiesta que significa algo fundamental si hemos de entender la fe cristiana correctamente.  Juega esta fiesta con palabras que significan mucho más de lo que denotan a primera escucha. Me refiero a binomios antónimos tan comunes como subida-bajada, presencia-ausencia, cercanía-lejanía, ida-venida...

            Cuando escuchamos que Jesús subió a los cielos, la imaginación se pone en marcha y, apoyada en obras de arte magníficas que representan la Ascensión, sentimos que eso significa que Jesús se ausentó para siempre y reside allá en las alturas, quizá olvidado de nuestras penurias y dolencias. Con perdón de los artistas, incluido Fray Luis de León en su maravilloso poema a la Ascensión, este misterio de la vida de Cristo significa justamente lo contrario de lo que parece. No ausencia sino presencia definitiva, permanente, íntima y eficaz entre nosotros.

            Cuando decimos en el Credo que Jesús “bajó a los infiernos”, no estamos hablando del centro de la tierra, un lugar de fuego y demonios donde la gente condenada lo pasa fatal, sino de que asumió nuestra condición humana y tuvo que padecer mucho (sin que ello signifique que lo pasara fatal). Y cuando decimos que subió a los cielos, para nada estamos pensando en términos espaciales, allá arriba por encima del firmamento, sino en que ha asumido un nuevo estado y una nueva condición, no menos humana, pero sí diferente. Estado y condición que se corresponden a su glorificación, glorificación que también nosotros esperamos.

            “Os conviene que yo me vaya”, les dijo Jesús a sus discípulos en la víspera de su muerte. Y precisamente por esa “ida”, poco después, cuando deja de hacerse visible a los suyos en un cuerpo como el nuestro, les dirá: “he aquí que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo”. Esa promesa, al final del Evangelio de San Mateo, es el contenido fundamental de la fe y la esperanza cristianas. Cristo no está lejos, está ahí, dentro de cada uno de quienes le confiesan como el Viviente.

            Si la revelación suprema de Cristo es que Dios es Amor y que nos ama singularmente, la Ascensión significa que ese amor nos está siendo dado aquí y ahora, creándonos y recreándonos, abriéndonos al amor como se abre la flor por la caricia del aire y el sol. Sólo esa presencia de Cristo por el don de su Espíritu (domingo próximo), hace posible que una vida humana sea al mismo tiempo divina. Ahora, en la precariedad de la carne y las tribulaciones y angustias del tiempo presente, pero construyendo el Reino de Dios y la familia humana; más allá de la muerte, en la inmediatez de la contemplación de la gloria de Dios a la que todos estamos llamados, en el banquete que no tiene fin.


                                                                          JOSÉ MARÍA YAGÜE


NO CERRAR EL HORIZONTE

 Ocupados solo en el logro inmediato de un mayor bienestar y atraídos por pequeñas aspiraciones y esperanzas, corremos el riesgo de empobrecer el horizonte de nuestra existencia perdiendo el anhelo de eternidad. ¿Es un progreso? ¿Es un error?
Hay dos hechos que no es difícil comprobar en este nuevo milenio en el que vivimos desde hace unos años. Por una parte, está creciendo en la sociedad humana la expectativa y el deseo de un mundo mejor. No nos contentamos con cualquier cosa: necesitamos progresar hacia un mundo más digno, más humano y dichoso.
Por otra parte, está creciendo el desencanto, el escepticismo y la incertidumbre ante el futuro. Hay tanto sufrimiento absurdo en la vida de las personas y de los pueblos, tantos conflictos envenenados, tales abusos contra el Planeta, que no es fácil mantener la fe en el ser humano.
Sin embargo, el desarrollo de la ciencia y la tecnología esta logrando resolver muchos males y sufrimientos. En el futuro se lograrán, sin duda, éxitos todavía más espectaculares. Aún no somos capaces de intuir la capacidad que se encierra en el ser humano para desarrollar un bienestar físico, psíquico y social.
Pero no sería honesto olvidar que este desarrollo prodigioso nos va “salvando” solo de algunos males y de manera limitada. Ahora precisamente que disfrutamos cada vez más del progreso humano, empezamos a percibir mejor que el ser humano no puede darse a sí mismo todo lo que anhela y busca.
¿Quién nos salvará del envejecimiento, de la muerte inevitable o del poder extraño del mal? No nos ha de sorprender que muchos comiencen a sentir la necesidad de algo que no es ni técnica ni ciencia ni doctrina ideológica. El ser humano se resiste a vivir encerrado para siempre en esta condición caduca y mortal.
Sin embargo, no pocos cristianos viven hoy mirando exclusivamente a la tierra. Al parecer, no nos atrevemos a levantar la mirada más allá de lo inmediato de cada día. En esta fiesta cristiana de la Ascensión del Señor quiero recordar unas palabras del aquél gran científico y místico que fue Theilhard de Chardin: “Cristianos, a solo veinte siglos de la Ascensión, ¿qué habéis hecho de la esperanza cristiana?”.
En medio de interrogantes e incertidumbres, los seguidores de Jesús seguimos caminando por la vida, trabajados por una confianza y una convicción. Cuando parece que la vida se cierra o se extingue, Dios permanece. El misterio último de la realidad es un misterio de Bondad y de Amor. Dios es una Puerta abierta a la vida que nadie puede cerrar.


De  Eclesalia.net


lunes, 26 de mayo de 2014

EL ABRAZO DE LAS TRES RELIGIONES



Esta mañana, el Papa Francisco se abrazó con su amigo el rabino judío Abraham Skorka y el jeque musulmán Ombar Abboud frente al Muro de los Lamentos en Jerusalén, en una escena que ya ha sido denominada como el “abrazo de las tres religiones”.
Luego de rezar ante el Muro de las Lamentaciones y depositar un PadreNuestro escrito en español de su puño y letra, el Papa Francisco, Skorka y Abboud, ex secretario general del Centro Islámico de Argentina, se unieron en el icónico abrazo.
Los tres son amigos y mantenía una relación cercana cuando Francisco aún era Arzobispo de Buenos Aires en Argentina.
Unos días antes de la llegada del Papa, Skorka habló sobre su amistad con el Pontífice. “Francisco y yo hemos soñado con encontrarnos juntos frente al Muro de las Lamentaciones en el Templo de Jerusalén, abrazarnos”, dijo Skorka al Padre Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltá Cattolica en una entrevista publicada el 17 de mayo.

“Cuando Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa, para mí era claro que nuestra amistad debía hacerse pública”, dijo Skorka. “Era necesario, a causa de los siglos de discordia entre judíos y cristianos y a que muchas veces la violencia se sobrepone al diálogo”, indicó. 


sábado, 24 de mayo de 2014

DÍA DE LA FAMILIA EN LA UP DE SAN MATEO Y LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR




  Día 12 de Junio, fiesta de San Juan de Sahagún.
  Albergue de las Misioneras de la Providencia (Almenara de Tormes)                                               – 

PROGRAMA
A las 11:30 salida en coches particulares o en autobús (apuntarse)
12:00 llegada al albergue, juegos para los niños y preparar la Eucaristía y las paellas.
13:15 Eucaristía.
14:15 comida de confraternización.
16:00 paseo por el camino hasta Almenara, para disfrutar del románico de su iglesia parroquial.
19:00 regreso a casa.

Hay que apuntarse en el despacho de San Mateo de 6 a 7:30 y en la sacristía de la Anunciación de 6:15 a 6:45, o después de las misas en las sacristías de ambas iglesias hasta el día 19 de junio inclusive.
Se necesitan voluntarios para hacer la paellada.
Cada persona aportará 2 € 
Limonada, pan, vasos, platos, cubiertos y servilletas corre a cargo de la Unidad Pastoral.



AVISOS SEMANA 26 DE MAYO

Lunes 26  
-  Taller de punto a las 5 en el centro de la Anunciación.
-  A las 4:30 h. en el centro de San Mateo se reúne el Grupo de Mayores.

Martes 27
- A las 4:30 se reúnen el Grupo de la Legión de María en los locales de San Mateo.

Miércoles 28
-  A las 4:30 en el centro de San Mateo reúne el Grupo de Habilidades Sociales.
-  Oración de Silencio a las 5  en la iglesia de la Anunciación del Señor.

Jueves 29
-  Último encuentro de la Escuela de Familia en el centro de San Mateo a las 6 de la tarde.
-  Taller de Guitarra de 5 a 8 en el centro de la Anunciación del Señor.

Viernes 30
- Formación Bíblica a las 8 en el centro de San  Mateo.

Sábado 31
- Primeras Comuniones a las 12:30 en San Mateo.
- Taller de Tiempo Libre en el centro de la Anunciación del Señor de 17:30 a 19:30

CAMPOS DE TRABAJO
En Gema, para chicos y chicas de 6º y 1º de ESO, 30 junio al 5 de julio.
En Gejo de los Reyes, para chicos y chicas de 2º y 3º de ESO, del 7 al 12 de Julio.


jueves, 22 de mayo de 2014

SEXTO DOMINGO DE PASCUA

"Grandes son las obras del Señor; las contemplan los que las aman"  (Sal 110, 2)



En el orden cotidiano de nuestra vida no tenemos siempre presente el motivo de nuestra alegría y de nuestra esperanza. Para que eso ocurra es preciso vivir con la mirada del corazón dirigida a Cristo, que repite más veces: «Si me amáis...». Todo depende de este «si».
Sin embargo, amar es lo que más difícil nos resulta, porque prevalece en nosotros la yesca del egoísmo y del orgullo, del repliegue en nosotros mismos, por encima del impulso a ofrecernos a los otros. A menudo, víctimas de nuestro mismo egoísmo, pecamos contra Dios y contra los hermanos. El amor está herido por nuestros rechazos y por nuestras avaricias. ¡Cuántas veces nos encontramos haciendo cálculos o dispuestos a amar sólo hasta cierto punto, sólo si vemos alguna utilidad práctica, algún resultado efectivo; en resumidas cuentas, sólo si, en definitiva, podemos sacar alguna ganancia!
Sin embargo, es siempre el amor mismo, en su gratuidad más total, la mayor ventaja. Sólo quien ama vive de verdad. Quien no ama está en la muerte. Así se revela el misterio de la alegría. Vivir la pascua significa redescubrir cada día que estamos llamados al amor y a la comunión. Que aunque somos débiles y con frecuencia nos sentimos aplastados por muchas preocupaciones y sufrimientos, se nos conceda no perder nunca el deseo de ser testigos del amor. Que cada día podamos decirle al Señor: «Concédeme, hoy, ser motivo de consuelo para mis hermanos, en especial para los más tristes y los que pasan por las pruebas más difíciles». «Concédeme, hoy, hacer brillar un rayo de luz en el camino de quienes no conocen la belleza de la vida». Que cada día podamos decir: he aquí la pascua. Que cada mañana podamos ponernos en camino impulsados por el Espíritu de amor, y así ya nada podrá asustarnos: hasta el dolor y la muerte se volverán acontecimientos de amor, acontecimientos pascuales, pasos a la vida nueva.


Señor Jesús, nosotros creemos que tú nos amas y deseamos amarte: danos el Espíritu de la verdad para que nos haga comprender y poner en práctica todas tus palabras de vida, esas que has traído para nosotros del corazón del Padre eterno. Tú estás siempre con nosotros y no nos dejas huérfanos: también nosotros queremos permanecer contigo. Sostén y aumenta en nosotros este deseo. Ruega por nosotros al Padre, para que nos envíe al «otro Consolador», el que nos defiende del maligno y nos hace recordar lo mucho que somos amados de modo totalmente gratuito. De esta forma seremos conducidos a la verdad completa, a la dulzura de la comunión, a la seguridad de la paz. Y el mundo, al verlo, sabrá que tú amas al Padre y cumples su voluntad, y que precisamente este amor salva el mundo. Amén.


El alma que ha sido considerada digna de participar de la luz del Espíritu, y que ha sido iluminada por el esplendor de su gloría inefable, cuando el Espíritu mora en ella se vuelve toda luz, toda rostro, toda ojo, y no queda parte alguna de ella que no esté llena de ojos espirituales y de luz. Eso equivale a decir que ya no queda en ella nada de tenebroso, sino que es toda luz y Espíritu, está totalmente llena de ojos y no tiene ya reverso, sino que es anverso por todos lados, porque ha venido a ella y reside en ella la belleza indescriptible de la gloria y de la luz de Cristo.
Del mismo modo que el sol es totalmente semejante a sí mismo y no tiene ningún reverso, ningún lugar inferior, sino que brilla por todas partes con su luz [...], así también el alma que ha sido iluminada por la inefable belleza, gloria y luz del rostro de Cristo, y que, colmada de Espíritu Santo, ha sido hecha digna de convertirse en morada y templo de Dios, se vuelve toda ojo, toda luz, toda rostro, toda gloria y toda Espíritu, ya que de este modo Cristo la adorna, la transporta, la dirige, la sostiene y la conduce, y de este modo también la ilumina y la decora de belleza espiritual (Seudo-Macario, Primera Homilía, 2; en PG 34, 451).


Lecturas del día:

Vídeo:



miércoles, 21 de mayo de 2014

EL ESPÍRITU DE LA VERDAD

Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Los ve tristes y abatidos. Pronto no lo tendrán con él. ¿Quién podrá llenar su vacío? Hasta ahora ha sido él quien ha cuidado de ellos, los ha defendido de los escribas y fariseos, ha sostenido su fe débil y vacilante, les ha ido descubriendo la verdad de Dios y los ha iniciado en su proyecto humanizador.
Jesús les habla apasionadamente del Espíritu. No los quiere dejar huérfanos. Él mismo pedirá al Padre que no los abandone, que les dé “otro defensor” para que “esté siempre con ellos”. Jesús lo llama “el Espíritu de la verdad”. ¿Qué se esconde en estas palabras de Jesús?
Este “Espíritu de la verdad” no hay que confundirlo con una doctrina. Esta verdad no hay que buscarla en los libros de los teólogos ni en los documentos de la jerarquía. Es algo mucho más profundo. Jesús dice que “vive con nosotros y está en nosotros”. Es aliento, fuerza, luz, amor… que nos llega del misterio último de Dios. Lo hemos de acoger con corazón sencillo y confiado.
Este “Espíritu de la verdad” no nos convierte en “propietarios” de la verdad. No viene para que impongamos a otros nuestra fe ni para que controlemos su ortodoxia. Viene para no dejarnos huérfanos de Jesús, y nos invita a abrirnos a su verdad, escuchando, acogiendo y viviendo su Evangelio.
Este “Espíritu de la verdad” no nos hace tampoco “guardianes” de la verdad, sino testigos. Nuestro quehacer no es disputar, combatir ni derrotar adversarios, sino vivir la verdad del Evangelio y “amar a Jesús guardando sus mandatos”.
Este “Espíritu de la verdad” está en el interior de cada uno de nosotros defendiéndonos de todo lo que nos puede apartar de Jesús. Nos invita abrirnos con sencillez al misterio de un Dios, Amigo de la vida. Quien busca a este Dios con honradez y verdad no está lejos de él. Jesús dijo en cierta ocasión: “Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. Es cierto.
Este “Espíritu de la verdad” nos invita a vivir en la verdad de Jesús en medio de una sociedad donde con frecuencia a la mentira se le llama estrategia; a la explotación, negocio; a la irresponsabilidad, tolerancia; a la injusticia, orden establecido; a la arbitrariedad, libertad; a la falta de respeto, sinceridad…
¿Qué sentido puede tener la Iglesia de Jesús si dejamos que se pierda en nuestras comunidades el “Espíritu de la verdad”? ¿Quién podrá salvarla del autoengaño, las desviaciones y la mediocridad generalizada? ¿Quién anunciará la Buena Noticia de Jesús en una sociedad tan necesitada de aliento y esperanza?


De  Eclesalia.net


martes, 20 de mayo de 2014

EL ESPÍRITU QUE NOS HUMANIZA

            Sin duda, el asesinato de Isabel Carrasco en plena calle de su ciudad ha conmocionado a España. No voy a escribir una crónica de sucesos, que sobre el asunto ya se ha escrito demasiado. Pero sí tomo pie en este espantoso crimen para alentar a que tomemos todos conciencia de a dónde hemos venido a parar.  La deshumanización de nuestra sociedad es horrible. Crímenes pasionales los ha habido siempre y los habrá. Crímenes concebidos, preparados durante años y ejecutados con tanta frialdad como este al que nos referimos no son tan frecuentes. Si hemos de creer a las “presuntas”, todo por puro rencor y odio a la persona de la que habían sufrido, siempre según ellas mismas,  mucho daño.

            Que el odio termine en la muerte de la persona odiada es grave, muy grave. Y sería grave aún cuando hubiese agravios, que no es el caso dilucidarlo ahora ni corresponde a los ciudadanos sino a los jueces determinarlos. Pero “la cosa” no queda en el puro crimen. Adquiere “universalidad” por la apología del hecho jaleada en las redes sociales. Amparándose en el anonimato, se han dedicado no pocos a defender lo sucedido y a provocar para que siga sucediendo. Todo esto es signo de la deshumanización en que nos movemos y, por supuesto, de antidemocracia. Defenderán los insultantes de la víctima y apologistas de los verdugos su derecho de expresión, su libertad para decir lo primero que se les ocurra, su tendencia a dejar caer la baba del insulto y la descalificación. Pero ¿es que pueden prevalecer tales “derechos” frente al del honor y la misma vida de todos y cada uno, también de los políticos aunque éstos se equivoquen? No les falta responsabilidad en todo esto a los políticos que se descalifican recíprocamente sin aportar argumentos de peso sino sólo palabras huecas y mítines demagógicos. Les sobra responsabilidad a los jueces que eternizan los procesos contra la corrupción y sus sentencias resultan cuando menos sospechosas de politización y partidismo.

            Pero, aún así, no es de recibo que cualquiera pueda tomarse la justicia por su mano. Volveríamos a la ley de la selva y todo valdría, mientras presumimos de democracia. Es, por tanto, hora de pensar en serio sobre las consecuencias de nuestros juicios, de nuestras palabras y, también, de nuestros votos. Lo dicho también puede ser pura palabrería si no cambia nuestro corazón. Si no somos capaces de juicio ecuánime, de sentido común y de respeto al que piensa distinto. Si ese juicio distinto no es una apología del terror y la violencia. A terroristas y violentos hay que someterlos a la Ley, que nos ampara a todos y que ha de  aplicada por Jueces honestos y eficaces.

            Esto será imposible si el Espíritu no gobierna nuestras mentes, sentimientos y actitudes. Sí, el Espíritu de Dios, el Espíritu de Jesucristo quien nos muestra en su vida y palabras el único camino de la Justicia que es el amor y, dentro de él, el del perdón, para hacer posible la reconciliación. Pero ¡qué lejos estamos de este Jesús! Sin embargo, ¿habrá lejos de él salidas humanizadoras para nuestra sociedad escéptica y violenta? Por eso, no es  inútil ni baladí  pedir con pasión que actúe el Espíritu.


                                                                                     JOSÉ MARÍA YAGÜE


domingo, 18 de mayo de 2014

AVISOS SEMANA 19 DE MAYO

Lunes 19
-  A las 5, Taller de Punto en los locales de la Anunciación.
-  Reunión del Grupo de Mayores también a las 5 en el centro de la Anunciación.

Martes 20
-  A las 4:30, reunión del Grupo de la Legión de María en los locales de San Mateo.

Miércoles 21
-  Oración de Silencio a las 5 en la Anunciación, con exposición del Santísimo.
-  A las 4:30 se reúne el Grupo de Habilidades Sociales en el centro de San Mateo.

Jueves 22
-  De 5 a 8, Taller de Guitarra en los locales de la Anunciación.
-  A las 6, en la iglesia de la Anunciación, todos los grupos de catequesis participarán en una ofrenda floral a María.
-  Exposición del Santísimo a las 8 en San Mateo.

Sábado 24
-  Primeras Comuniones a las 12:30 en San Mateo.

Domingo 25
-  Primeras Comuniones a la 1 en San Mateo.

RECAUDACIÓN MARCHA SOLIDARIA:  1075 €
PRIMER DOMINGO DE MES:
983 € San Mateo
358 € La Anunciación.


sábado, 17 de mayo de 2014

EL CAMINO

Al final de la última cena, los discípulos comienzan a intuir que Jesús ya no estará mucho tiempo con ellos. La salida precipitada de Judas, el anuncio de que Pedro lo negará muy pronto, las palabras de Jesús hablando de su próxima partida, han dejado a todos desconcertado y abatidos. ¿Qué va ser de ellos?
Jesús capta su tristeza y su turbación. Su corazón se conmueve. Olvidándose de sí mismo y de lo que le espera, Jesús trata de animarlos:”Que no se turbe vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí”. Más tarde, en el curso de la conversación, Jesús les hace esta confesión: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí”. No lo han de olvidar nunca.
“Yo soy el camino”. El problema de no pocos no es que viven extraviados o descaminados. Sencillamente, viven sin camino, perdidos en una especie de laberinto: andando y desandando los mil caminos que, desde fuera, les van indicando las consignas y modas del momento.
Y, ¿qué puede hacer un hombre o una mujer cuando se encuentra sin camino? ¿A quién se puede dirigir? ¿Adónde puede acudir? Si se acerca a Jesús, lo que encontrará no es una religión, sino un camino. A veces, avanzará con fe; otras veces, encontrará dificultades; incluso podrá retroceder, pero está en el camino acertado que conduce al Padre. Esta es la promesa de Jesús.
“Yo soy la verdad”. Estas palabras encierran una invitación escandalosa a los oídos modernos. No todo se reduce a la razón. La teoría científica no contiene toda la verdad. El misterio último de la realidad no se deja atrapar por los análisis más sofisticados. El ser humano ha de vivir ante el misterio último de la realidad
Jesús se presenta como camino que conduce y acerca a ese Misterio último. Dios no se impone. No fuerza a nadie con pruebas ni evidencias. El Misterio último es silencio y atracción respetuosa. Jesús es el camino que nos puede abrir a su Bondad.
“Yo soy la vida”. Jesús puede ir transformando nuestra vida. No como el maestro lejano que ha dejado un legado de sabiduría admirable a la humanidad, sino como alguien vivo que, desde el mismo fondo de nuestro ser, nos infunde un germen de vida nueva.
Esta acción de Jesús en nosotros se produce casi siempre de forma discreta y callada. El mismo creyente solo intuye una presencia imperceptible. A veces, sin embargo, nos invade la certeza, la alegría incontenible, la confianza total: Dios existe, nos ama, todo es posible, incluso la vida eterna. Nunca entenderemos la fe cristiana si no acogemos a Jesús como el camino, la verdad y la vida. 


De  Eclesalia.net


jueves, 15 de mayo de 2014

EXPERIENCIAS RELIGIOSAS Y ESCRITURAS

Un blog que recomiendo. Merece la pena echarle un vistazo.

http://tomachosj.blogspot.com.es/




QUINTO DOMINGO DE PASCUA

"No se inquiete vuestro corazón"  (Jn 14,1)



Jesús se manifiesta como camino, verdad y vida, y se entrega a nosotros a fin de que podamos alcanzar la verdadera y plena libertad ofrecida a los hijos de Dios para entrar en la heredad eterna. Se dirige a nosotros interrogándonos sobre la profundidad de nuestra relación con él. Es posible, en efecto, ser cristiano, comulgar, participar en todas las peregrinaciones y en todas las iniciativas y, sin embargo, no llegar nunca a conocer a Jesús, permaneciendo siempre en la superficie. Conocer a Jesús significa, más bien, experimentarlo interiormente, reconocer que él es el Hijo enviado por el Padre para salvarnos, la expresión del amor infinito de Dios por nosotros.
Todo eso es posible sólo mediante la fe. Creer es confiarse. No es comprender racionalmente; es acoger, dar crédito, encontrarse con el Señor y considerarlo en verdad como aquel que mueve los hilos de nuestra vida y dispone el desarrollo de todos los acontecimientos. Hasta que no lleguemos a esta experiencia de comunión -es decir, de abandono de nosotros mismos en aquel que nos ha incorporado a sí mismo en el bautismo- no podremos decir que conocemos plenamente a Jesús y, en él, al Padre. Ahora bien, para esto nos ha sido dado el Espíritu Santo. Él nos permite caminar por el sendero de Dios seguros de que lo dispone todo para nuestro bien.

Señor Jesús, Maestro bueno, nuestro corazón se muestra a menudo inquieto por todo el mal que hay en el mundo y por nuestras mismas debilidades, por las traiciones y negaciones de las que nos consideramos capaces. Aumenta nuestra fe en ti y en el Padre que nos has revelado.
Tú eres el camino: haz que te sigamos. Tú eres la verdad: haz que te conozcamos. Tú eres la vida: haz que vivamos en ti para ver al Padre y glorificar tu santo nombre ante todos los hombres.

Nosotros te seguimos, Señor Jesús, pero tú llámanos para que podamos seguirte. Nadie puede subir sin ti. Tú eres el camino, la verdad, la vida, la posibilidad, la fe, el premio. Acoge a los tuyos: tú eres el camino. Confírmalos: tú eres la verdad. Reavívalos: tú eres la vida.
Admítenos a aquel bien que deseaba ver David, habitando en la casa del Padre, cuando se preguntaba: «¿Quién nos mostrará el bien?», y decía: «Creo que veré los bienes del Señor en el país de la vida». Los bienes se encuentran allí donde está la vida eterna, la vida sin culpa.
Ábrenos el corazón al verdadero bien, a tu bien divino, «en el que existimos, vivimos y nos movemos». Nos movemos si andamos por el camino; existimos si permanecemos en la verdad; vivimos si estamos en la vida.
Muéstranos el bien inalterable, único, inmutable, en el que podamos ser eternos y conocer todo bien: en ese bien se encuentra la paz serena, la luz inmortal, la gracia perenne, la santa herencia de las almas, la tranquilidad sin inquietud, no destinada a perecer, sino que ha sido sustraída a la muerte: allí donde no hay lágrimas ni mora el llanto -¿puede haber llanto donde no hay pecado?-, allí donde son liberados tus santos de los errores y de las inquietudes, del temor y del ansia, de las codicias, de todas las mezquindades y de todo afán corporal, allí donde se extiende la tierra de los vivos (Ambrosio, De bono mortis, xn,55).


Lecturas del día:
http://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2014-05-18

Vídeo del día:
https://www.youtube.com/watch?v=P5iWI9UpSZg




lunes, 12 de mayo de 2014

LA ORACIÓN COLECTA

            En las muchas reflexiones sobre los evangelios dominicales, que yo vengo publicando desde hace nueve años y en las muchísimas que circulan por las redes, no he visto ninguna dedicada explícitamente a la “oración colecta”. Voy ahora a romper tan larga racha mía y de los colegas que publican muy hermosos comentarios, casi siempre al Evangelio que se lee los domingos.

            En primer lugar, una información sobre el término “colecta”. No se trata de la recaudación económica que se hace en las iglesias para la Parroquia, para Cáritas o para cualquier otro fin. La palabra colecta viene del latín y significa recoger. Por eso está bien empleado el término para referirse a la cuestación económica. Pero cuando en la Liturgia hablamos de “oración colecta” nos referimos a esa oración que el Presidente de la celebración reza en nombre de todo el pueblo después del Gloria y antes de las lecturas. Se llama “colecta” porque recoge la oración de todos los fieles que se unen a ella con un “amen”, que debería ser pronunciado por todos y cada uno de los celebrantes, es decir, por todo el pueblo fiel con un sonoro y decidido “Amén”.

            La colecta de este próximo domingo es muy interesante. Reza así: “Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes de este mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría”.

            Cinco son los elementos que componen esta bellísima invocación:

Nos dirigimos a Dios, al que en todas las oraciones tradicionales, se le añade un título, atributo o elogio por el que pretendemos ser escuchados y atendidos. En este caso le decimos a Dios que “une los corazones de los fieles”. De entrada, reconocemos que es Dios el autor de eso tan difícil que es corregir las fuerzas centrífugas de nuestros corazones egoístas para mantenernos unidos en un mismo fin. Por tanto, ya aquí expresamos el deseo y la súplica de la unidad.
Enseguida pedimos el “amor a sus preceptos”. No se pueden cumplir los mandamientos si no se aman como expresión de la voluntad de Dios. El amor a los preceptos es un don de Dios.
No menos importante es la esperanza en el cumplimiento de las promesas. ¿Cómo puede vivirse sin esperanza en un futuro mejor ofrecido por Cristo?
Todo ello ha de ser sentido, amado, practicado “en medio de las vicisitudes del mundo”. No pedimos a Dios que nos saque de la realidad sino que vivamos lo favorable y lo adverso, las vicisitudes, de modo diferente, con sentido.
El objetivo final es “la verdadera alegría”. Pues claro, ¿qué hemos de pedirle a Dios sino la alegría y la felicidad que es para la que nos ha creado y estamos en el mundo? Pero no cualquier alegría, sino la “verdadera”, la que brota de dentro y es fruto de la experiencia de saberse reconocidos, amados, protegidos y llevados de la mano a la felicidad plena por Dios mismo.

            Sirva esta excepción para que mis lectores participantes en la celebración dominical en adelante se fijen más y oren mejor con la  “colecta”.


                                                                                   JOSÉ MARÍA YAGÜE 


domingo, 11 de mayo de 2014

AVISOS SEMANA 12 DE MAYO

Lunes 12
-  A las 4:30 en el centro de la Anunciación se reúne el Grupo de Mayores
-  Taller de punto a las 5 en el centro de la Anunciación.

Martes 13
-  El grupo de la Legión de María se reúne a las 4:30 en los locales de San Mateo

Miércoles 14
-  A las 5 Oración de Silencio el la iglesia de la Anunciación.

Jueves 15
-  Reunión de Vida Ascendente a las 5 en los locales de San Mateo
-  Taller de Guitarra de 5 a 8 en los locales de la Anunciación.

Recordamos que del 11 al 17 se celebra la Semana de la Familia, Evangelizadores del Tercer Milenio.


sábado, 10 de mayo de 2014

PINCHO SOLIDARIO



Mañana domingo 11 de mayo en los locales de la Iglesia de Ntra. Señora de Fátima tendrá lugar el "Pincho solidario" a favor del Grupo Juvenil Misionero, de 11 a 17 horas. Os esperamos.


jueves, 8 de mayo de 2014

CUARTO DOMINGO DE PASCUA

"El Señor es mi pastor, nada me falta"  (Sal 23,1)



Todas las lecturas de hoy tienen como fondo la presencia de Cristo, buen pastor, enviado por el Padre a reunir la grey. El Evangelio define también al pastor como la «puerta» que introduce en el redil. Él es quien hace entrar en la intimidad y en la comunión de vida con el Padre. Ésta es la orientación de toda la vida de los hombres: volver a casa, al seno del Padre, de donde ha venido Cristo y a donde ha vuelto tras haber realizado su misión de salvarnos.
En consecuencia, el tiempo presente es un tiempo de camino, de retorno, de búsqueda, de nostalgia, y lodo lo que nos sucede tiene un sentido referido a la meta que debemos alcanzar. Pues bien, el designio de Dios se presenta, justamente, como un ir a buscar a los hombres dispersos para llevarlos a la salvación, a la vida. Y Jesús es la puerta por la que es preciso que entremos: la puerta de la salvación, de la vida, de la esperanza. Es todo eso y mucho, mucho más.
Sin embargo, ¡qué difícil resulta tener la humildad de reconocer su voz de verdadero pastor, que nos invita a salir de las estrecheces de nuestro egoísmo para introducirnos en el Reino de la verdadera libertad! Toda nuestra vida se juega en nuestra decisión de escuchar, seguir y entrar en Jesús.


Jesús, pastor y sustento de tus fieles, guía seguro y sendero de vida, tú que conoces a todos por su nombre y nos llamas todos los días uno a uno, haznos capaces de reconocer tu voz, de sentir el calor de tu presencia que nos envuelve, incluso cuando el camino sea estrecho, impracticable, y la noche, profunda e interminable. Siguiéndote sin resistencias y sin miedos, llegaremos a los prados que verdean, a las fuentes frescas de tu morada, donde nos harás beber y reposar.


Nuestro Señor nos ha dicho que es la puerta del redil. ¿Cuál es ahora el redil cuya puerta es Cristo? Es el corazón del Padre. Cristo es precisamente la amable puerta que nos ha abierto de par en par este amable corazón, antes cerrado a todos los hombres. En este redil se han reunido todos los santos. El pastor es el Verbo eterno; la  puerta es la humanidad de Cristo. Por las ovejas de este redil entendemos ahora las almas humanas, aunque también las naturalezas angélicas pertenecen a él. El Verbo eterno ha abierto el camino en este amable redil a todas las criaturas razonables, y es el verdadero y buen pastor del rebaño. Pero el ostiario, el guardián de esta casa, es el Espíritu Santo.
¡Oh, con cuánto amor y con cuánta bondad abre esta puerta, este corazón paterno, y abre a todos siempre el tesoro escondido, la intimidad y la riqueza de esta casa! ¡Nadie puede imaginar ni comprender cuan abierto y bien dispuesto está Dios, cuan acogedor y cuan sediento, y cómo corre a nuestro encuentro en todo instante y a toda hora [...]!
El guardián saca fuera sus propias ovejas, y el pastor las lleva fuera, llamándolas por su nombre, va delante de ellas y ellas le siguen. ¿Adonde? Al redil, al corazón del Padre, donde está su morada, su ser, su reposo. Ahora bien, todos los que quieran incorporarse deben pasar por la puerta que es Cristo en su humanidad. Éstas son sus ovejas, que tienen como meta y sólo buscan a Dios, única y exclusivamente en sí mismo, y ninguna otra cosa que no sea su honor y su voluntad.
                                                                                                                  Juan Taulero.


Lecturas del día:
http://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2014-05-11

Vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=CZ5aWi-L9MY&list=UUUpxM9aeGr1dAVvlSX9VFdQ


miércoles, 7 de mayo de 2014

UNA EXTRAÑA PARÁBOLA: YO SOY LA PUERTA

            El papa Francisco acaba de decirnos algo importante con su habitual gracejo y personal estilo: que los “trepas” se vayan a las cordilleras a escalar montañas y se abstengan de ir a la Iglesia. Satisface que el papa utilice un lenguaje vulgar y coloquial que todos entendemos. Porque, efectivamente, nuestro diccionario atribuye este término al vulgo y nos dice que se usa en lenguaje coloquial. Si hubiese dicho “arribistas”, el término sería más culto y elegante, pero no nos habría llamado la atención.

            Eso pasa con las parábolas de Jesús. Se entienden porque se utilizan términos comunes. Pero no deja de chocar que Jesús se compare con una puerta. “Os aseguro que yo soy la puerta” nos dice en el evangelio del domingo próximo.  La puerta tanto es el vano por el que se entra y se sale en una casa, fábrica, vehículo, habitación, o corral como el armazón de metal o madera que, abierta o cerrada, permite o impide la entrada y salida en dichos espacios. Jesús es el espacio abierto por el que han de circular, entrar y salir, los creyentes.  Entrar para protegerse de la corrupción, para curarse de las heridas de la vida, para alimentar el gran deseo humano que no es otro que “ver a Dios”. Por eso está bien lo del Papa: que no entren los trepas, los arribistas que sólo buscan su escalada y propia satisfacción. Y salir para comunicar con “el mundo ancho y ajeno” (precioso título de un libro peruano de Ciro Alegría), para darse y para recibir.

            Aún así, el evangelio del próximo domingo dice más. Siguiendo con la metáfora, habla de las ovejas que conocen la voz del pastor y por eso lo siguen. Es una gran cuestión de la modernidad y la posmodernidad. Encontrar los líderes adecuados. Se ha repetido con razón que la Europa de mediados del siglo XX gozó de muy buenos líderes: Adenauer, de Gásperi, Churchill... Diseñaron un gran proyecto para caminar hacia una Europa unida y patria común. A falta de ellos, hoy nos gobiernan burócratas que, cuando no son arribistas o corruptos, se conforman con perpetuarse en el poder, barrer para casa o pretenden alcanzar grandeza separando lo que está unido.  No les deseamos que Dios les confunda porque bien confundidos están.

            Haríamos todos muy bien si, en la conciencia, escucháramos la voz del que ha sido constituido “Mesías y Señor”. El sí es el gran líder que une y no separa, que se hace puerta y camino para que todos transiten por las vías de la verdad y del servicio. Y busquemos esa unidad necesaria, que no uniformidad, de familia humana que comparte bienes y trabajos. Es muy triste que los ricos de este mundo busquen más riqueza empobreciendo a los que ya son pobres de solemnidad. El Evangelio citado concluye con estas palabras: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Probablemente son las más importantes de los cuatro evangelios. Forman unidad con aquellos otras: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo, no para condenar al mundo sino para que todos se salven por él”. El amor de Dios y la entrega del único Pastor y Salvador de nuestras vidas son la segura garantía de un orden social justo y de una salida para este mundo.


                                                                                JOSÉ MARÍA YAGÜE

NUEVA RELACIÓN CON JESÚS

En las comunidades cristianas necesitamos vivir una experiencia nueva de Jesús reavivando nuestra relación con él. Ponerlo decididamente en el centro de nuestra vida. Pasar de un Jesús confesado de manera rutinaria a un Jesús acogido vitalmente. El evangelio de Juan hace algunas sugerencias importantes al hablar de la relación de las ovejas con su Pastor.
Lo primero es “escuchar su voz” en toda su frescura y originalidad. No con fundirla con el respeto a las tradiciones ni con la novedad de las modas. No dejarnos distraer ni aturdir por otras voces extrañas que, aunque se escuchen en el interior de la Iglesia, no comunican su Buena Noticia.
Es importante sentirnos llamados por Jesús “por nuestro nombre”. Dejarnos atraer por él personalmente. Descubrir poco a poco, y cada vez con más alegría, que nadie responde como él a nuestras preguntas más decisivas, nuestros anhelos más profundos y nuestras necesidades últimas.
Es decisivo “seguir“ a Jesús. La fe cristiana no consiste en creer cosas sobre Jesús, sino en creerle a él: vivir confiando en su persona. Inspirarnos en su estilo de vida para orientar nuestra propia existencia con lucidez y responsabilidad.
Es vital caminar teniendo a Jesús “delante de nosotros”. No hacer el recorrido de nuestra vida en solitario. Experimentar en algún momento, aunque sea de manera torpe, que es posible vivir la vida desde su raíz: desde ese Dios que se nos ofrece en Jesús, más humano, más amigo, más cercano y salvador que todas nuestras teorías.
Esta relación viva con Jesús no nace en nosotros de manera automática. Se va despertando en nuestro interior de forma frágil y humilde. Al comienzo, es casi solo un deseo. Por lo general, crece rodeada de dudas, interrogantes y resistencias. Pero, no sé cómo, llega un momento en el que el contacto con Jesús empieza a marcar decisivamente nuestra vida.
Estoy convencido de que el futuro de la fe entre nosotros se está decidiendo, en buena parte, en la conciencia de quienes en estos momentos nos sentimos cristianos. Ahora mismo, la fe se está reavivando o se va extinguiendo en nuestras parroquias y comunidades, en el corazón de los sacerdotes y fieles que las formamos.
La increencia empieza a penetrar en nosotros desde el mismo momento en que nuestra relación con Jesús pierde fuerza, o queda adormecida por la rutina, la indiferencia y la despreocupación. Por eso, el Papa Francisco ha reconocido que “necesitamos crear espacios motivadores y sanadores… lugares donde regenerar la fe en Jesús”. Hemos de escuchar su llamada.


De  Eclesalia.net

domingo, 4 de mayo de 2014

CAMPOS DE TRABAJO Y CAMPAMENTOS VERANO


CAMPO DE TRABAJO DE GEMA
Talleres, juegos, senderismo, trabajo y actividades en el pueblo, etc.
Descubrir la vida que nos ofrece Jesús.
Del 30 de junio al 5 de julio
Edades 12 y 13 años (6º primaria y 1º ESO)
50 €
Plazo de inscripción 14 abril a 9 de mayo en el despacho de San Mateo de lunes a viernes de 6 a 7:30.


CAMPO DE TRABAJO GEJO DE LOS REYES
Talleres, juegos, senderismo, baño, trabajo de recuperación de lugares del pueblo, etc.
Descubrir la vida de Jesús.
Del 7 al 14 de julio
Edades de 14 a 16 años  (2º a 4º ESO)
50 €
Plazo de inscripción 14 abril a 9 de mayo en el despacho de San Mateo de lunes a viernes de 6 a 7:30


CAMPAMENTO DE PEÑAPARDA
Talleres, baño, senderismo, veladas, etc.
Descubrir la vida de Jesús.
Del 13 al 20 de julio.
Edades niños y niñas de 2º a 5º de Primaria
85 €
Plazo de inscripción del 14 de abril al 14 de mayo en el despacho de San Mateo de lunes a viernes de 6 a 7:30

Para más información llamar a Nacho 615 28 56 65


sábado, 3 de mayo de 2014

MARCHA SOLIDARIA

Por fin, tras haberse pospuesto el día 1, el domingo 11 de mayo tendremos la marcha solidaria en favor de Cáritas de la UP, que consistirá en Salir de la Iglesia de San Mateo para dirigirnos a la ermita de el Viso y vuelta por Villares de la Reina a la plaza de Barcelona donde leeremos el manifiesto; son unos 11 Km y los kilómetros patrocinados irán destinados a Cáritas de la Unidad Pastoral de San Mateo y la Anunciación.

Para apuntarse el sábado y domingo después de las misas en las sacristías de ambas iglesias, y en el despacho de San Mateo del 5 al 10 de mayo de 6 a 7:30.
Como el año pasado, buscar patrocinadores para subvencionar los kilómetros.
Estas personas que no puedan participar andando pueden pasar por el despacho de San Mateo para dejar su aportación.


PASCUA DEL ENFERMO



PREPARACIÓN PARA LA CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS
7 de Mayo, miércoles, a las 5 tendremos la primera  reflexión sobre el sacramento en el centro de la Anunciación.
8 de Mayo jueves a las 5 tendremos la segunda  reflexión sobre  el sacramento y a continuación confesiones en el centro de la Anunciación.

El sábado 10 de Mayo a las 6,45 h. en la Iglesia de la Anunciación del Señor celebraremos la unción de enfermos comunitariamente. Para recibir el sacramento:
Ser mayor de 65 años
Prepararse participando en las reflexiones y si tiene necesidad confesándose

Apuntarse antes del jueves en el despacho o en las sacristías de ambas iglesias.




AVISOS SEMANA 5 DE MAYO

Lunes 5
-  A las 5 en el centro de la Anunciación del Señor se reúne el Grupo de Mayores.
-  Taller de punto también a las 5 en el centro de la Anunciación.

Miércoles 7
-  Oración de Silencio en la iglesia de la Anunciación del Señor de 5 de 6 de la tarde, con exposición del Santísimo.

Jueves 8
-  Exposición del Santísimo a las 8 en San Mateo


jueves, 1 de mayo de 2014

TERCER DOMINGO DE PASCUA

¡Quédate con nosotros, Señor!   (Lc 24,29)



El reconocimiento de Jesús resucitado tiene lugar en un instante, mediante una intuición resplandeciente; a continuación, todo vuelve a la normalidad. Así fue también con los discípulos de Emaús. Después de aquel instante intuitivo, tras aquella mirada que penetra más allá del velo de la carne, desaparece Jesús y todo vuelve a ser, aparentemente, como antes: la posada, la mesa, el pan, los compañeros. Todo igual, pero, sin embargo, todo es ahora distinto. Se trata de una experiencia inexpresable.
También hoy todas las personas y todas las cosas nos reservan sorpresas, porque en todas ellas podemos encontrar a Jesús. Ser cristiano significa vivir en medio de un estupor siempre renovado, en un estado de continua espera de sorpresas. Cada momento puede ser el de la revelación del misterio, porque nuestra vida está ahora ligada indisolublemente a Jesús, invisible a los ojos, pero realmente presente entre nosotros. Toda realidad es epifanía de su presencia como «Emmanuel». A nosotros nos corresponde purificar de continuo nuestra mirada en la adoración para poder vislumbrarlo en la trama de los acontecimientos más pobres y cotidianos. Es él, siempre él, el que viene a nosotros a través de todo aquello que acogemos con fe.

Quédate con nosotros, Señor, porque sin ti nuestro camino quedaría sumergido en la noche. Quédate con nosotros, Señor Jesús, para llevarnos por los caminos de la esperanza que no muere, para alimentarnos con el pan de los fuertes que es tu Palabra.
Quédate con nosotros hasta la última noche, cuando, cerrados nuestros ojos, volvamos a abrirlos ante tu rostro transfigurado por la gloria y nos encontremos entre los brazos del Padre en el Reino del divino esplendor.

Dos discípulos de Jesús se dirigen caminando hacia el pueblo de Emaús. Oh alma pecadora, detente un momento a considerar con atención los distintos aspectos de la bondad y de la benevolencia de tu Señor. En primer lugar, el hecho de que su ardiente amor no le permita dejar a sus discípulos vagar en medio de la desorientación y la tristeza. El Señor es, en verdad, un amigo fiel y un amoroso compañero de camino [...]
Y mira la humildad con que acompaña a estos dos: va con sus discípulos como si fuera uno de ellos, cuando, en realidad, es el Señor de todos. ¿No te da acaso la impresión de haber vuelto a la sustancia misma de la humildad? Nos sirve de modelo para que nosotros hagamos otro tanto [...]. Observa, alma cristiana, cómo tu Señor realiza el ademán de proseguir más allá, con objeto de hacerse desear más, de hacerse invitar y de quedarse como huésped de ellos; y, después, acepta efectivamente entrar en la casa, toma el pan, lo bendice, lo rompe con sus santas manos y se lo da, haciéndose reconocer así [...]. Mas ¿por qué se ha comportado de ese modo? Lo hizo para hacernos comprender que debemos practicar las obras de misericordia y la hospitalidad, esto es, para decirnos que no basta con leer y escuchar la Palabra de Dios si después no la llevamos a la práctica (anónimo franciscano del siglo XIII, Meditazione sulla vita di Cristo, Roma 1982, pp. 164-166, passim).

Lecturas del día:

Vídeo: