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jueves, 31 de enero de 2013

4º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

"Jesús sostiene todo con el poder de su Palabra"  (Heb 1,3a)

El profeta Jeremías, de Rembrandt

            Me parece urgente volver a tomar conciencia de la naturaleza profética de la Iglesia. Fue en Pentecostés cuando nació como pueblo profetice Pero esta vocación significa prestar una atención constante a la venida del Reino de Dios en la historia. Testimonio, palabra y sabiduría son las tres manifestaciones de la cualidad profética de la Iglesia. Ahora bien, en la raíz del testimonio de vida y de la palabra explícita está el «sentido de la fe». Hablar de «sentido de la fe» significa reconocer que cada cristiano, al esforzarse por ser fiel a Cristo y a la inspiración de su Espíritu, recibe una iluminación que le permite discernir lo que debe o no debe hacer. Puede encontrar, en una situación concreta, lo que requiere la fe. Con todo, debe verificar, evidentemente, con los otros eso que intuye.
            El profetismo no es una predicción del futuro, sino una lectura honda del presente. A partir de esta lectura, podemos detectar qué palabra y qué acción son urgentes. En una Iglesia que ya no se encuentra en una posición de fuerza en la sociedad, el cristiano vuelve a disponer de la posibilidad de lanzar una propuesta más libre y un testimonio más convincente: dice lo que tiene que decir, expresa lo que considera que está obligado a expresar. Ser profeta hoy podría significar disponer de la libertad de ser una instancia crítica, considerando con desprendimiento las seducciones actuales: individualismo, comodidad, seguridad... La conciencia escatológica que habita en la vocación cristiana debe infundir el valor necesario para ir contracorriente en algunas cuestiones, como la familia y la esfera conyugal.
             La respuesta cristiana echa sus raíces en una elevada concepción del ser humano y en la convicción de que no estamos atados a la repetición de lo que siempre es igual: de que es posible la novedad. El cristianismo debe manifestar hoy su capacidad de humanización del hombre, que es la vía de la verdadera divinización

 (B. Chenu, «La chiesa popólo di profeti», en Parola spiríto e vita 41 [2000], 238-239.246,passim).

Vídeo de la semana:

Lecturas del día:



miércoles, 30 de enero de 2013

PRIVADOS DE ESPÍRITU PROFÉTICO


Sabemos que históricamente la oposición a Jesús se fue gestando poco a poco: el recelo de los escribas, la irritación de los maestros de la ley y el rechazo de los dirigentes del templo fueron creciendo hasta acabar en su ejecución en la cruz.
También lo sabe el evangelista Lucas. Pero, intencionadamente, forzando incluso su propio relato, habla del rechazo frontal a Jesús en la primera actuación pública que describe. Desde el principio han de tomar conciencia los lectores de que el rechazo es la primera reacción que encuentra Jesús entre los suyos al presentarse como Profeta.
Lo sucedido en Nazaret no es un hecho aislado. Algo que sucedió en el pasado. El rechazo a Jesús cuando se presenta como Profeta de los pobres, liberador de los oprimidos y perdonador de los pecadores, se puede ir produciendo entre los suyos a lo largo de los siglos.
A los seguidores de Jesús nos cuesta aceptar su dimensión profética. Olvidamos casi por completo algo que tiene su importancia. Dios no se ha encarnado en un sacerdote, consagrado a cuidar la religión del templo. Tampoco en un letrado ocupado en defender el orden establecido por la ley. Se ha encarnado y revelado en un Profeta enviado por el Espíritu a anunciar a los pobres la Buena Noticia y a los oprimidos la liberación.
Olvidamos que la religión cristiana no es una religión más, nacida para proporcionar a los seguidores de Jesús las creencias, ritos y preceptos adecuados para vivir su relación con Dios. Es una religión profética, impulsada por el Profeta Jesús para promover un mundo más humano, orientado hacia su salvación definitiva en Dios.
Los cristianos tenemos el riesgo de descuidar una y otra vez la dimensión profética que nos ha de animar a los seguidores de Jesús. A pesar de las grandes manifestaciones proféticas que se han ido dando en la historia cristiana, no deja de ser verdad lo que afirma el reconocido teólogo H. von Balthasar: A finales del siglo segundo ”cae sobre el espíritu (profético) de la Iglesia una escarcha que no ha vuelto a quitarse del todo”.
Hoy, de nuevo, preocupados por restaurar “lo religioso” frente a la secularización moderna, los cristianos corremos el peligro de caminar hacia el futuro privados de espíritu profético. Si es así, nos puede suceder lo que a los vecinos de Nazaret: Jesús se abrirá paso entre nosotros y “se alejará” para proseguir su camino. Nada le impedirá seguir su tarea liberadora. Otros, venidos de fuera, reconocerán su fuerza profética y acogerán su acción salvadora

De  Eclesalia.net

martes, 29 de enero de 2013

¿QUÉ PASÓ EN NAZARET? ó “EL DESTINO DE LOS PROFETAS”


           ¿Qué pasó en Nazaret? Me refiero a esa escena en la que, al comienzo, todos los ojos se fijan en Jesús con admiración y aprobación, mientras, al final, todos quieren despeñarlo. No deja de causar asombro este cambio tan repentino.

            Entre los dos momentos, se nos cuentan dos sentimientos. El primero, la duda de los paisanos de Jesús. No aceptan de buen grado que uno de ellos, el que había trabajado y jugado con ellos hacía unos poquitos años, hasta ayer como quien dice, ahora se ponga en medio de todos y se autoproclame como enviado de Dios y Profeta. ¿Quién es éste? Dicho en nuestro lenguaje coloquial: ¿quién se ha creído éste que es? ¿No es como nosotros?

            Esta duda (la eterna sospecha de si Dios está entre nosotros o no) ofende a Jesús. Él no se retracta. Más bien provoca. Suenan duras sus tres frases:

Me diréis, “médico, cúrate a ti mismo”.
Haz entre nosotros lo que nos cuentan que has hecho en Cafarnaún.
Ningún profeta es bien recibido en su tierra.

            El resultado es que Jesús tiene que salir de su pueblo por pies, si no quiere terminar antes de tiempo su misión en la tierra. Desde ese momento (comienzo de vida pública), el sino de Jesús es ser centro de la maledicencia, de la malevolencia y de la conspiración de quienes no soportan su presencia. Como los profetas. Añadamos que quienes rechazan a Jesús no son “los malos”, sino su propia gente y las personas religiosas. El suceso ocurre en la “Sinagoga”, es decir, el lugar en el que se lee la Palabra de Dios y se ora todos los sábados.

            Haremos bien los “piadosos” de hoy, los católicos “de toda la vida”, si nos aplicamos  el cuento. ¿A quiénes reconocemos como profetas? ¿Quién nos acerca más el designio de Dios y nos urge a cumplir su voluntad? No dejan de ser paradójicas las prisas por canonizar en nuestra Iglesia a ciertos personajes “muy importantes” cuyas vidas, sin embargo, dejan sus dudas desde el punto de vista del Evangelio, y, simultáneamente, haya tanta renuencia para aceptar oficialmente la santidad de hombres y mujeres  cercanos a los pobres y que denuncian la injusticia y los abusos de los poderosos.

            Lo que hace pensar que, cuando alguien cuestiona el sistema en el que estamos inmersos, por antievangélico que éste sea, automáticamente surgen las dudas y las sospechas sobre él. Justamente lo que le pasó a Jesús de Nazaret. Por eso, en la lista de santos de la Iglesia ni son todos los que están ni están todos los que son. Y no me refiero, naturalmente, a que estén en el cielo (lo que por la misericordia de Dios todos esperamos alcanzar). De lo que dudo es que sean realmente ejemplos y modelos de vida para los cristianos de hoy. Y dudo que sean profetas para nuestro tiempo.

                                                                                JOSÉ MARÍA YAGÜE


lunes, 28 de enero de 2013

SOBRE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


Para todos los que, de alguna forma, estamos interesados en la Doctrina Social de la Iglesia:

Habla un sacerdote (el cura de Torcy -Francia-), hacia el año 1935, a otro más joven (G. Bernanos),

"... Gracias al cielo, puedo confesarte ahora que, incluso siendo tan robusto, Dios no ha permitido que sufriera muchas tentaciones en mi carne.  Pero la injusticia y la desgracia me encienden la sangre. Hoy todo es diferente y no puedes darte mucha cuenta. Así, por ejemplo, la famosa encíclica de León XIII, "Rerum Novarum" (1891), que vosotros leéis tranquilamente, a la luz de los cirios, como cualquier mandamiento de Cuaresma.En mis tiempos, hijo mío, creímos que la tierra temblaba bajo nuestros pies. ¡Qué entusiasmo!  Yo era por entonces cura de Noferontes, en pleno país minero. La idea tan sencilla de que el trabajo no es una mercancía, sometida a la ley de la oferta y la demanda, que no se puede especular con los salarios y con la vida de los hombres como con el trigo, el azúcar  o el café, emocionaba a las conciencias. Por haberlo explicado desde el púlpito a mis feligreses, pasé por un socialista y los campesinos bienpudientes me hicieron trasladar, en desgracia, a Montreuil. La desgracia no me preocupaba. Pero en aquel momento ..."

Se calló tembloroso. Me miró fijamente y en aquel instante me avergoncé  de mis pequeñas preocupaciones y hubiera querido besarle las manos.

Extraído de G. Bernanos en "Diario de un cura rural"

                                                                                        Nicolás

domingo, 27 de enero de 2013

50.000



Una buena cifra. Gracias a todos los que os habéis asomado al blog.

AVISOS SEMANA 28 DE ENERO

Lunes 28
  • A las 4:30 en los locales de Fátima, reunión de los grupos de Cáritas de Fátima y la Anunciación.
  • A las 5 de la tarde, Grupo de Mayores en el centro de la Anunciación
  • A las 7:30 reunión del grupo de formación de Gaudium et Spes en los locales de la  Anunciación.
Martes 29
  • A las 5, reunión del grupo de Cáritas de San Mateo en el despacho de San Mateo.
Miércoles 30
  • Oración de Silencio a las 5 en la Anunciación, con exposición del Santísimo.
Jueves 31
  • A las 12, en la iglesia de la Anunciación, se celebra la fiesta de San Juan Bosco, patrono de la asociación de jubilados.
  • Reunión del grupo de Vida Ascendente a las 5 en el centro de San Mateo.
  • A las 6 de la tarde, clase de guitarra de la UP en los locales de la Anunciación.
  • A las 8 exposición del Santísimo en San Mateo.
Viernes 1 de febrero
  • A las 8 se reúne el grupo de formación bíblica en el centro de San Mateo.

jueves, 24 de enero de 2013

3er DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

"Señor, tú tienes palabras de vida eterna"  (Jn 6,68ss)



El anuncio del Mesías va dirigido antes que nada a los afligidos. En primer lugar, dispone a los humildes por estar humillados; después, a los abatidos, a los que tienen roto el corazón por las penas; a continuación, se dirige a las cárceles para gritar a los prisioneros la libertad, para abrir los cepos de los atados. El Mesías no distingue entre culpables e inocentes, sino que proclama en su tiempo una amnistía general, que afecta, naturalmente, a los siervos, a los esclavos vendidos.
A Jesús le correspondió leer un sábado estos versículos de Isaías en la sinagoga. Fue en Nazaret, como nos cuenta el evangelio de Lucas. Leyó ante su gente estos versículos plenos de poder y anunciadores de la llegada de grandes cambios. Cuando acabó la lectura declaró que aquellas palabras de Isaías se habían vuelto urgentes, actuales, a través de él, Jesús. Él era el ungido de Dios, el Mesías venido a cumplir en el presente las profecías pendientes. Los presentes se quedaron estupefactos y, después, reaccionaron con hostilidad, expulsándole. Para ellos, era una blasfemia que un hombre se pudiera declarar mesías. Ahora bien, por encima de esto, estaban espantados por el anuncio de que los versículos de Isaías pudieran cumplirse verdaderamente en su tiempo. Aunque una persona de fe pueda pedir a Dios que venga su Reino y se haga su voluntad, no por ello estará dispuesta a acoger el primero y la segunda. Aquí está el Mesías que consuela a los humildes y a los abatidos y libera a los prisioneros y a los siervos de sus cepos.
Estos versículos de Isaías, como muchos otros, ponen a prueba a las personas de fe: ¿están dispuestas a resistir la venida, el cumplimiento de los tiempos anunciados? Al final, pocos están dispuestos a creer que los versículos de Isaías son actuales. Pocos se comportarían de una manera diferente a los habitantes de Nazaret. Sin embargo, cada generación pasa rozando al Mesías, y corresponde sólo a los creyentes allanar su llegada.
                         (E. de Luca, Ora prima, Magnano 1997, pp. 75-77, passim).

Vídeo de la semana:

Lecturas del domingo:


miércoles, 23 de enero de 2013

PROFETA


En una aldea perdida de Galilea, llamada Nazaret, los vecinos del pueblo se reúnen en la sinagoga una mañana de sábado para escuchar la Palabra de Dios. Después de algunos años vividos buscando a Dios en el desierto, Jesús vuelve al pueblo en el que había crecido.

La escena es de gran importancia para conocer a Jesús y entender bien su misión. Según el relato de Lucas, en esta aldea casi desconocida por todos, va a hacer Jesús su presentación como Profeta de Dios y va a exponer su programa aplicándose a sí mismo un texto del profeta Isaías.

Después de leer el texto, Jesús lo comenta con una sola frase: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Según Lucas, la gente “tenía los ojos fijos en él”. La atención de todos pasa del texto leído a la persona de Jesús. ¿Qué es lo que nosotros podemos descubrir hoy si fijamos nuestros ojos en él?

Movido por el Espíritu de Dios. La vida entera de Jesús está impulsada, conducida y orientada por el aliento, la fuerza y el amor de Dios. Creer en la divinidad de Jesús no es confesar teóricamente una fórmula dogmática elaborada por los concilios. Es ir descubriendo de manera concreta en sus palabras y sus gestos, su ternura y su fuego, el Misterio último de la vida que los creyentes llamamos “Dios”.

Profeta de Dios. Jesús no ha sido ungido con aceite de oliva como se ungía a los reyes para transmitirles el poder de gobierno o a los sumos sacerdotes para investirlos de poder sacro. Ha sido “ungido” por el Espíritu de Dios. No viene a gobernar ni a regir. Es profeta de Dios dedicado a liberar la vida. Solo le podremos seguir si aprendemos a vivir con su espíritu profético.

Buena Noticia para los pobres. Su actuación es Buena Noticia para la clase social más marginada y desvalida: los más necesitados de oír algo bueno; los humillados y olvidados por todos. Nos empezamos parecer a Jesús cuando nuestra vida, nuestra actuación y amor solidario puede ser captado por los pobres como algo bueno.

Dedicado a liberar. Vive entregado a liberar al ser humano de toda clase de esclavitudes. La gente lo siente como liberador de sufrimientos, opresiones y abusos; los ciegos lo ven como luz que libera del sinsentido y la desesperanza; los pecadores lo reciben como gracia y perdón. Seguimos a Jesús cuando nos va liberando de todo lo que nos esclaviza, empequeñece o deshumaniza. Entonces creemos en él como Salvador que nos encamina hacia la Vida definitiva. 

De  Eclesalia.net


martes, 22 de enero de 2013

LA LEY DEL SEÑOR ALEGRA EL CORAZÓN


            Una cosa es la fe cristiana y otra muy diferente la percepción que se tiene de ella, empezando por muchos que se consideran creyentes, incluso muy creyentes y se presentan como representantes de la ortodoxia.

            Si leemos los profetas, junto a la denuncia de la corrupción humana y de la injusticia, encontraremos los más encendidos elogios de la Ley de Dios, porque en su cumplimiento radica la dicha y la paz del corazón.  Jesucristo, en su propio pueblo, ante sus paisanos, se recrea leyendo uno de esos textos proféticos: “El Espíritu del Señor está sobre mí porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar la buena noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor”.

            La sorpresa para los paisanos salta cuando Jesús proclama con naturalidad: hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír. Dicho más sencillamente: lo que Jesús ofrece a quienes creen son buenas noticias para quienes se fían de él; libertad para los oprimidos y vista a los ciegos. Nada de pesados fardos morales (que esos ya van inscritos en la limitada condición humana); nada de venganzas por parte de Dios por los comportamientos vergonzosos de los seres humanos; nada de castigos o males como acciones punitivas del Dios ofendido por nuestros pecados.

            ¿Qué ha podido pasar para que la percepción general del Evangelio sea la contraria? ¿Cómo ha sido posible que lo que inicialmente y siempre ha sido, es y será la buena noticia, la llamada a la felicidad de Jesús se haya convertido llanamente en una moral desabrida y en una carga insoportable de la que hay que liberarse?

            Ya en el A.T. (lectura de Nehemías que se proclama el próximo domingo en la primera lectura) los escribas y sacerdotes invitan a hacer fiesta. ¡Cuánto nos gustaría que, más allá de las quejas y lamentos, de los reproches y confrontaciones, obispos y sacerdotes, desde una experiencia personal de salvación y gozo en el Señor, pusiéramos todo nuestro empeño en pronunciar la palabra positiva de Jesús, que consiste en liberación de ataduras, barreras y cadenas que se rompen, caminos nuevos que se roturan en la estepa o el desierto!

            El camino para la fiesta ya está trazado. Hay que habilitarlo: se trata de compartir buenas tajadas (“enviad a los que no tienen”) y bebed vinos deliciosos, porque “el gozo del Señor es vuestra fortaleza”. ¿Quién dijo que lo placentero y festivo es malo? No hay lugar para la tristeza y el duelo cuando la Palabra del Señor se entroniza en los corazones.  La ley de Cristo es descanso del alma, alegra el corazón e instruye al ignorante. ¡Qué gozada cuando así sea predicada y así sea percibida! Sería el mejor servicio que los obispos y personas religiosas podríamos hacer en este año de la fe.

                                                                  JOSÉ MARÍA YAGÜE

domingo, 20 de enero de 2013

AVISOS SEMANA 21 DE ENERO

Del 18 al 25 de enero se celebra la Semana para la unidad de los cristianos. En las Eucaristías
se pedirá para que seamos un solo cuerpo.

Pastoral de la Salud: Jornada de la oración del enfermo.
A las 5:30 de la tarde en la Casa de la Iglesia, tendrán lugar las siguientes actividades:
  • Día 21, lunes. "El buen samaritano", por D. Santiago Guijarro
  • Día 22 martes, "Unidad de alcoholismo de Salamanca", por el Dr. Avila
Lunes 21
  • A las 4:30, grupo de Cáritas de la Anunciación y Fátima en la parroquia de Fátima.
  • A las 5, Grupo de Habilidades sociales en el centro de San Mateo
Miércoles 23
  • A las 5, oración de silencio en la Anunciación, con exposición del Santísimo
Jueves 24
  • A las 6, clase de guitarra de la UP en los locales de la Anunciación.
  • A las 6:15, exposición del Santísimo en la Anunciación antes de la Eucaristía
Viernes 25
  • A las 12 del mediodía, el Grupo de Alfabetización se reúne en el centro de la Anunciación.
  • Eucaristía de la Hermandad Ferroviaria en la capilla de la Hermandad a las 6:15.


sábado, 19 de enero de 2013

ES TIEMPO PARA LA UNIDAD





Estamos ya inmersos en la tradicional Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, del 18 al 25 de enero. Ocho días que, este año, se encuadran en el aniversario del Concilio Vaticano II, en el que se hizo una apuesta fuerte por el ecumenismo, y por el Año de la fe, convocado por Benedicto XVI.
Volveremos a escuchar durante esta Semana palabras que abogan por la unidad, que dicen que somos más creíbles unidos, que tenemos que superar las diferencias, colaborar juntos en que esta sociedad, cada vez más descristianizada, abra las puertas a Jesús.
Viviremos celebraciones ecuménicas hermosas, en pequeños lugares o en grandes catedrales. Estrecharemos la mano a aquel que vemos como un extraño, como un hermano separado. Nos parecerán hasta pintorescas las celebraciones con las vestimentas respectivas de los ministros.
Nos gustarán canciones que nunca cantaremos y entonaremos nuestras mejores versiones. Compartiremos ratos de oración y pediremos, sinceramente, que queremos estar unidos tal y como Jesús pidió a sus apóstoles. Les pidió que fuesen uno.
También escucharemos esta semana, y es cierto, que el afán ecuménico de la Iglesia no va más allá de lo programado estos días, por muchos esfuerzos, palabras y encuentros que tenga Benedicto XVI. Sí, el Papa ha sido apóstol de la unidad porque, allá por donde ha pisado, ha reservado tiempo con otros cristianos para hablar, para escuchar, para compartir…
Por tanto, es necesario que se siga potenciando el ecumenismo tal y como lo hace el Pontífice, de un modo que recorra toda nuestra experiencia de fe durante un año y no se restrinja a una semana, aunque sea bueno el punto álgido, un referente de principio y final.
Para llevar esto a cabo, tenemos los textos del Concilio Vaticano II. Ahí están la Lumen Gentium, la Unitatis Redintegratio, la Dignitatis Humanae, la Nostra Aetate. Y hay muchas más aportaciones. Tenemos la base y el espíritu, sabemos que la unidad es positiva y favorable para todos. Dicen que la unidad es la meta y la oración, que lo puede todo, el camino. Cierto es, pero también tiene que haber esfuerzos, gestos, renuncias, voluntad de unidad. Hemos de desmontar muchos prejuicios. Nos toca.
¿Cómo hacerlo? Lo primero, como en todas las realidades, hay que conocer, interesarse, aprender. Luego, comprender e incluso ir a las raíces de cada uno para descubrir que lo que nos une es muchísimo más profundo y, finalmente, dialogar, reflexionar e, incluso, investigar… para alcanzar una unidad sincera y real, y no fruto de coyunturas o de situaciones sociales que, al fin y al cabo, fueron las que produjeron la ruptura entre los cristianos.
Otro apunte importante y que potencia la unidad y la fraternidad hasta límites insospechados es la solidaridad y la oración por aquellos hermanos cristianos, católicos o no, que sufren la persecución por causa de Cristo. Cristianos en India, Egipto, Irak, Siria… nos enseñan cómo la fe es mucho más fuerte que la muerte, que las amenazas, que los desprecios y las humillaciones. ¿Cómo no va a ser más fuerte la fe que nos une que las cosas que nos separan?

De  Vida Nueva

viernes, 18 de enero de 2013

2º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

"Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero"  (Ap 19,9)




El corazón de María es un tesoro inmenso; su boca es su canal; sin embargo, no se abre con frecuencia: por eso es menester dilatar nuestro propio ánimo, a fin de recibir con avidez algunas palabras y considerarlas bien.
En este momento María ruega a su Hijo en cuanto madre. Es preciso que prestemos atención a esto: desde que María dijo: «He aquí la esclava del Señor», ya no ora como esclava, sino como madre. Tenemos que contemplar los ojos de María cuando mira con humilde modestia a su amado Hijo para hacerle esta petición. Es preciso que consideremos su corazón y sus sentimientos. En esta circunstancia quiere dos cosas: la manifestación de la gloria del Hijo, y el bien y el consuelo de los convidados; dos deseos y dos voluntades dignos del amor perfecto del corazón de María. La caridad perfecta intenta procurar también los bienes temporales no por lo que son en sí, sino para el consuelo espiritual de las almas. María es omnipotencia suplicante: «No tienen vino», dice.
La segunda cosa que debemos observar es ésta: la vida de María es una vida de silencio. Cuando tenía necesidad de hablar, lo hacía con el menor número de palabras posible; también con su Hijo hablaba sólo en el silencio. La conversación de Jesús con María era absolutamente interior: sus palabras exteriores se pueden contar con los dedos de las manos. Aquí María está obligada a hablar, y lo hace empleando sólo tres palabras.
En tercer lugar, María demuestra que conoce el gran mandamiento de nuestro Señor sobre la oración; a saber: que ésta no consiste en hablar mucho. Indicando lo que era necesario, nos enseña un modo extraordinario de orar, y Jesús ha visto su deseo en su corazón y en sus ojos. He aquí una manera más que perfecta de orar: abrir los pliegues del corazón ante nuestro dulcísimo Maestro y reposar, después, nuestro ánimo en él, abandonándonos a su gran amor y a su infinita misericordia y esperando, en una contemplación de amor, el efecto de su ternura con nosotros

                                  F.-M. Libermann, Commentaire de Saint Jean, Brujas 1958

Vídeo de la semana:

Lecturas del día:




miércoles, 16 de enero de 2013

¿QUÉ HEMOS HECHO LOS ESPAÑOLES PARA MERECER ESTO?



            La pregunta suena a broma, sobre todo si pensamos en la película de humor que el título parafrasea. Pero no es ninguna broma. Porque todos sabemos que el “esto” es que España está al borde de la bancarrota económica y moral; que hemos alcanzado un nivel de corrupción en el que los honrados son la excepción. ¿Se acuerdan de los “cien años de honradez” prometidos por el primer gobierno del PSOE y de los que nadie hablaba un solo año después?

            El “esto” es también el cúmulo de ajustes y recortes que afectan a pobres y clases medias, quizá necesarios en la coyuntura actual, pero sin que pueda atisbarse ninguna reforma que  roce y afecte a la clase política. El “esto” es que los políticos de los distintos partidos se tiran los trastos a la cabeza por cualquier minucia, como si en ella se jugase el futuro de España, pero están perfectamente de acuerdo para mantener sus privilegios y retrasar “in infinitum” las urgentes reformas que, además de contribuir en lo económico a disminuir el gasto, ofrecerían ejemplaridad a los españolitos que tanto la necesitamos.
            Un escritor de éxito y renombre acaba de referirse a una serie de indecencias de los políticos españoles y les pide que tengan un poco de vergüenza por ejemplo “para hacer un plan para que la Banca devuelva al erario público los miles de millones de euros que Vds. les han dado para aumentar los beneficios de sus accionistas y directivos”. O bien que “hagan que los políticos corruptos de sus partidos devuelvan el dinero equivalente a los perjuicios que han causado al erario público con su mala gestión o/y sus fechorías, y endurezcan el Código Penal con procedimientos judiciales más rápidos y con castigos ejemplares para ellos”.
            Entre las indecencias señala que “el salario mínimo de un trabajador sea de 624 €/mes y el de un diputado de 3.996, pudiendo llegar, con dietas y otras prebendas, a 6.500 €/mes. Y bastantes más por diferentes motivos que se le pueden agregar”.
            Como indecente es que los políticos establezcan ellos mismos sus retribuciones (lo que suelen acordar por unanimidad) o el ingente dinero destinado a sostener a asesores (amiguetes) o partidos y sindicatos pesebreros. ¿No es indecente que “un profesor, un maestro, un catedrático de universidad o un cirujano de la sanidad pública, ganen menos que el concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera?”.
            ¿Qué hemos hecho para merecer todo esto y mucho más? Sí, algo hemos hecho mal y muy malo. Vivir en la opulencia sin mirar alrededor y ver la pobreza de otros. Todavía estamos en ello los que podemos disfrutar de un trabajo y un sueldo. Mirar a otro lado: futbol, deportes en general, y encandilarnos con esas “figuras” que cobran cantidades astronómicas y pagan impuestos fuera de España. Y votar una y otra vez a incompetentes y corruptos. Y lo seguiremos haciendo.
            ¿No será cierto que cada pueblo es gobernado por los políticos que se merece? Pues algo tendremos que hacer todos y no sólo ellos. ¿Huelgas? No parece el momento. Pero ¿qué pasaría si en próximas elecciones el 70 o el 80% de la población no votase o votase en blanco? ¿Podrían seguir gobernando los mismos y de la misma manera? ¿Podrían seguir no pocos robando con anuencia de muchos jueces?

                                                                                       JOSÉ MARÍA YAGÜE

UN GESTO POCO RELIGIOSO


Había una boda en Galilea”. Así comienza este relato en el que se nos dice algo inesperado y sorprendente. La primera intervención pública de Jesús, el Enviado de Dios, no tiene nada de religioso. No acontece en un lugar sagrado. Jesús inaugura su actividad profética “salvando” una fiesta de bodas que podía haber terminado muy mal.
En aquellas aldeas pobres de Galilea, la fiesta de las bodas era la más apreciada por todos. Durante varios días, familiares y amigos acompañaban a los novios comiendo y bebiendo con ellos, bailando danzas festivas y cantando canciones de amor.
El evangelio de Juan nos dice que fue en medio de una de estas bodas donde Jesús hizo su “primer signo”, el signo que nos ofrece la clave para entender toda su actuación y el sentido profundo de su misión salvadora.
El evangelista Juan no habla de “milagros”. A los gestos sorprendentes que realiza Jesús los llama siempre “signos”. No quiere que sus lectores se queden en lo que puede haber de prodigioso en su actuación. Nos invita a que descubramos su significado más profundo. Para ello nos ofrece algunas pistas de carácter simbólico. Veamos solo una.
La madre de Jesús, atenta a los detalles de la fiesta, se da cuente de que “no les queda vino” y se lo indica a su hijo. Tal vez los novios, de condición humilde, se han visto desbordados por los invitados. María está preocupada. La fiesta está en peligro. ¿Cómo puede terminar una boda sin vino? Ella confía en Jesús.
Entre los campesinos de Galilea el vino era un símbolo muy conocido de la alegría y del amor. Lo sabían todos. Si en la vida falta la alegría y falta el amor, ¿en qué puede terminar la convivencia? María no se equivoca. Jesús interviene para salvar la fiesta proporcionando vino abundante y de excelente calidad.
Este gesto de Jesús nos ayuda a captar la orientación de su vida entera y el contenido fundamental de su proyecto del reino de Dios. Mientras los dirigentes religiosos y los maestros de la ley se preocupan de la religión, Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la gente.
Los evangelios presentan a Jesús concentrado, no en la religión sino en la vida. No es solo para personas religiosas y piadosas. Es también para quienes se han quedado decepcionados por la religión, pero sienten necesidad de vivir de manera más digna y dichosa. ¿Por qué? Porque Jesús contagia fe en un Dios en el que se puede confiar y con el que se puede vivir con alegría, y porque atrae hacia una vida más generosa, movida por un amor solidario.

De  Eclesalia.net

lunes, 14 de enero de 2013

SOBRE LA ORACIÓN




Carta XXII de Arsenio Troepolskij, monje del monasterio de Simonov, acerca de la oración
 (Navidad de 1845)

Para estimular el celo a la oración presta atención a lo que sigue:
1. Convenceos que cada recuerdo de la oración, cada pensamiento que expresa el deseo de orar o de invocar el nombre de Jesucristo, revela en ti la acción del Espíritu que respira con nosotros.
2. Sabed aprovechar este pensamiento y no lo dejéis pasar sin invocar el nombre de Dios, sin elevar aunque sea un solo suspiro hacia el cielo, con la esperanza que sea agradable a los ojos de Dios enriquecer imprevistamente al mísero, es decir derramar inesperadamente en tu corazón el consolante don de la oración. Y por esto, viví también en la espera del Espíritu de la gracia que desciende en nosotros: ¿Qué sabes si no será quizás en aquel instante en el cual tu oración perezosa e inconsciente, con la ayuda de Dios, te abra las puertas a un renacimiento espiritual?
3. No te turbes por la impureza y la aridez de tu oración,  sino permanece en paz, recordando todos los casos en los cuales una oración impura y distraída se ha vuelto, por la gracia de Dios, pura, sincera y salvífica, o bien vuelve al tiempo en el cual la práctica de la oración imprimía en el alma extraordinarios afectos: ¡incluso sobre la lengua de los pecadores, y sobre los labios y las mentes contaminadas por el mal, se manifiestan signos de la gracia! Como el rayo del sol no se contamina cayendo sobre un lugar impuro, así el rayo de la oración no daña y no es dañado si también toca un corazón o un pensamiento profanados por el pecado.
4. Convéncete que como el divino nombre de Jesucristo, así también la oración pronunciada en su Nombre está colmada del milagroso poder que por sí mismo actúa y que se concentra en la misma oración, y es incomparablemente más elevado y poderoso que cualquier fuerza pecaminosa, y por esto vence y purifica los pecados y da la gracia espiritual para elevarnos de la caída. Aquel que está en vosotros es más grande de aquel que está en el mundo [1], dice el apóstol.
5. Con viva imaginación trae a la mente los momentos en los cuales te sucedía, en la oración, que sentías algo más elevado que cualquier placer sensible y te extasiabas por sobre lo terreno. Todo esto, expulsando la tristeza y la pereza, bastará  a incitarte a invocar el poderoso nombre de Jesucristo y a vencer la aridez y la distracción en la oración.
6. Tomad pues coraje de los ejemplos de los santos ascetas y vigilantes practicantes de la oración mental, los cuales, incluso sintiendo a veces la aridez y el desaliento en el ejercicio de la oración, sin embargo se obligaban y por este modo, contra toda esperanza, alcanzaron el don celestial. Estos llegaron -por así decir unánimemente- a la conclusión de que la oración interior, cuanto más árida y privada de consolaciones, cuanto más es acompañada por la lucha contra las distracciones, la pereza y los pensamientos, tanto más es agradable a los ojos de Dios, tanto más es humilde y sirve a quien se ejercita: ya que ella introduce a la imitación de la oración de Jesucristo, que con dolor oraba en Getsemaní, y toma parte en la cruz del Dios hombre. Convencido de esto y confiando que tanto el calor como la aridez suceden por voluntad de Dios y con motivo de sus secretos designios sobre ti, custodia la paz interior y la tranquilidad del espíritu, siempre muy agradables a Jesucristo. Además, no dejes de conversar a menudo sobre la oración con aquellos que son expertos, o que han adquirido la ciencia recorriendo el elevado camino de la contemplación. Lo confirma también el Apóstol aconsejando tener conversaciones con los santos [2].
7. Después de esto –agrego también-, para vencer los obstáculos y conseguir el celo, el deseo y la asiduidad en la actividad de la oración interior decídete a: 1) trabajar sobre el corazón y la mente; 2) cada día o noche reserva específicamente una hora libre para dedicar exclusivamente a la oración, o bien asígnate la tarea cotidiana de una determinada cantidad de invocaciones del nombre de Jesucristo; 3) convéncete que también el tiempo más breve transcurrido en la oración es más precioso, útil y provechoso que todo otro tiempo empleado en  cualquier otra obra buena, pero sin oración; 4) presta atención también a esto, que si todo los seres y las cosas que llenan la naturaleza se desarrollan, crecen y llegan a una maduración gradualmente, de un poco a la vez, así también esta semilla celestial, la oración, probablemente necesite el mismo proceso; Finalmente, 5) leyendo la palabra de Dios, anota sobre todo aquellos pasajes en los cuales se habla de este tema. Lee los santos padres y la Filocalia… Esto calentará tu espíritu y te hará familiar a esta oración a ti destinada en suerte en la vida…
Prueba también una sola de estas reglas. Ponla en práctica y verás cómo te guiará también a las otras.

25 de diciembre de 1845. En el monasterio de Simonov. De noche

domingo, 13 de enero de 2013

AVISOS SEMANA 14 DE ENERO




LUNES 14
  • A las 4:30, reunión de Cáritas de la Anunciación y Fátima en los locales de Fátima.
  • También a las 4:30, Grupo de Habilidades Sociales en el centro de San Mateo
  • A las 5, reunión del Grupo de Mayores en el centro de la Anunciación.
  • A las 7:30, reunión del Grupo de Formación de la Gaudium et Spes, en los locales de la Anunciación.
MARTES 15
  • Reunión de la Legión de María a las 5:30 en los locales de San Mateo
MIÉRCOLES 16
  • Oración de silencio, con exposición del Santísimo, a las 5 en la Anunciación.
JUEVES 17
  • Reunión del grupo de Vida Ascendente en el centro de San Mateo
  • A las 6, clases de guitarra de la UP en los locales de la Anunciación.
  • A las 8, exposición del Santísimo en San Mateo
SÁBADO 19
  • Mesa redonda acerca de las vocaciones en la Igesia, dirigida a matrimonios y jóvenes, a las 6 de la tarde en el centro de la Anunciación.
La recaudación del bocadillo solidario de niños y preadolescentes de catequesis ha sido de 391 €, que han sido entregados a Cáritas.

sábado, 12 de enero de 2013

FRAGMENTACIÓN ECLESIAL A DEBATE


Miedo me da cuando en ciertos protocolos semánticos de la Iglesia se habla de comunión y se llena la boca con esta palabra tan bella, tan excelsa, tan llena de sentido, pero tan manoseada. Y me inquieta cuando se dice que en la Iglesia hay pluralidad cuando en el fondo lo que hay es fragmentación pura y dura; o mejor, división a la carta, cada vez más clamorosa. Es triste y duele cómo se acusa de “falta de comunión” a quien tan solo se atreve a pensar.
El noble ejercicio del pensamiento. “A la cárcel iré; a dormir será si quiero”, decía Sancho a Don Quijote. Pensar no daña, como tampoco daña escuchar, dialogar y proponer alternativas. Lo que hace daño es cuando se quiere imponer la idea personal que no se ha contrastado, venga de un sitio o de otro. Es soberbia. Y en esto de la comunión andamos ligeros, muy ligeros, dando carta de naturaleza y concediendo o retirando patentes de comunión a mansalva con criterios faltos de caridad muchas veces.
No erremos el concepto de comunión y pluralidad; de sana diversidad. ¿Es una Iglesia plural solo porque permita asistir a sus fieles a un templo u otro, o porque se celebre la Eucaristía usando cualquiera de las distintas plegarias eucarísticas? ¿Es pluralidad cuando lo que se deja a elegir es el movimiento apostólico que mejor se acomode a los gustos de cada cual? ¿Es pluralidad cuando un joven decide ingresar en una orden o congregación religiosa u otra? ¿Es pluralidad elegir entre ser del Opus Dei, del Camino Neocatecumenal, del movimiento focolar o de la Adoración Nocturna, los Tarsicios o la HOAC?
Simplemente, no. Ni mucho menos. Eso no es pluralidad; eso es el sano ejercicio de la elección del carisma más adecuado para tu seguimiento del Maestro.
De tanto cerrar el círculo ha nacido una latente división en la Iglesia que no deja que se piense, que se abran debates, que se dialogue, que se hagan propuestas, que simplemente se hable. Y eso es preocupante. Hay una fragmentación auspiciada en muchas ocasiones por quienes han de ser ministros y servidores de la comunión. Hay quienes se ufanan de tener una Iglesia en comunión, cuando lo que tienen es una Iglesia en blanco y negro, en la que la riqueza cromática es borrada por sistema.
La reforma de la Iglesia, como dice el Papa, no puede venir si antes no hay un ejercicio sano de renovación interior, de acogida, de escucha, de diálogo y de la posterior tarea que ayude a que la unidad reluzca en la diversidad. No es una diversidad relativista, sino una unidad en el amor.
La Iglesia ha caído en la trampa de la fragmentación y es difícil reconducirla hacia algo que es sumamente necesario, que en lo concreto esté lo universal. Y no hay nada más que echar un vistazo a las reacciones de grupos eclesiales en algunos países europeos o americanos; a la sana crítica que nace de gentes que aman profundamente a la Iglesia.

De  Vida Nueva

jueves, 10 de enero de 2013

DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

"Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego"  (Lc 3,16)



La misión principal de la Iglesia en el mundo de ayer y de hoy es la de anunciar “la buena noticia” de Jesús: es la evangelización (cf. Mc 16,15-18).
La situación especial y del todo imprevisible en que el mundo y la Iglesia se encuentran, y en particular las nuevas exigencias que en este tercer milenio nos urgen cada vez más, hacen que la misión evangelizadora de la Iglesia exija un proyecto de pastoral original y orgánico para responder a los desafíos del hombre moderno. En todo caso, sin embargo, el núcleo de la evangelización sigue siendo el anuncio claro y completo de la persona y de la vida de Jesús, de su doctrina y del Reino que él proclama con su misterio pascual: Jesucristo crucificado, muerto y resucitado. El rostro de Jesús que todo cristiano debe anunciar con la palabra y con la vida es el rostro humano del Hijo de Dios y el rostro divino del hombre Jesús.
El encuentro personal con el Señor produce siempre signos de gran renovación espiritual y humana, por lo cual uno se siente impulsado a participar, compartiéndola, y a dar a los otros la experiencia de este encuentro exaltante. El testimonio de vida, además, provoca casi siempre un encuentro posterior, para que también otros encuentren personalmente a Jesús y su Palabra.
El Señor continúa siendo el Viviente en la vivencia humana, el único Salvador de todo hombre y el Señor de la historia que actúa con su Espíritu de vida. Para todos encontrar a Cristo es acoger su amor gratuito, adherirse a su proyecto, abrazar su destino y anunciar el Reino de Dios, especialmente a los pobres y a los que no tienen esperanza en un futuro: para construir así una sociedad justa y solidaria.

Vídeo de la semana:

Lecturas del día:

Descripción detallada del icono del bautismo de Jesús en:




miércoles, 9 de enero de 2013

INICIAR LA REACCIÓN


          El Bautista no permite que la gente lo confunda con el Mesías. Conoce sus límites y los reconoce. Hay alguien más fuerte y decisivo que él. El único al que el pueblo ha de acoger. La razón es clara. El Bautista les ofrece un bautismo de agua. Solo Jesús, el Mesías, los “bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”.
          A juicio de no pocos observadores, el mayor problema de la Iglesia es hoy “la mediocridad espiritual”. La Iglesia no posee el vigor espiritual que necesita para enfrentarse a los retos del momento actual. Cada vez es más patente. Necesitamos ser bautizados por Jesús con su fuego y su Espíritu.
          Estos últimos años ha ido creciendo la desconfianza en la fuerza del Espíritu, y el miedo a todo lo que pueda llevarnos a una renovación. Se insiste mucho en la continuidad para conservar el pasado, pero no nos preocupamos de escuchar las llamadas del Espíritu para preparar el futuro. Poco a poco nos estamos quedando ciegos para leer los “signos de los tiempos”.
          Se da primacía a certezas y creencias para robustecer la fe y lograr una mayor cohesión eclesial frente a la sociedad moderna, pero con frecuencia no se cultiva la adhesión viva a Jesús. ¿Se nos ha olvidado que él es más fuerte que todos nosotros? La doctrina religiosa, expuesta casi siempre con categorías premodernas, no toca los corazones ni convierte nuestras vidas.
          Abandonado el aliento renovador del Concilio, se ha ido apagando la alegría en sectores importantes del pueblo cristiano, para dar paso a la resignación. De manera callada pero palpable va creciendo el desafecto y la separación entre la institución eclesial y no pocos creyentes.
           Es urgente crear cuanto antes un clima más amable y cordial. Cualquiera no podrá despertar en el pueblo sencillo la ilusión perdida. Necesitamos volver a las raíces de nuestra fe. Ponernos en contacto con el Evangelio. Alimentarnos de las palabras de Jesús que son “espíritu y vida”.
           Dentro de unos años, nuestras comunidades cristianas serán muy pequeñas. En muchas parroquias no habrá ya presbíteros de forma permanente. Qué importante es cuidar desde ahora un núcleo de creyentes en torno al Evangelio. Ellos mantendrán vivo el Espíritu de Jesús entre nosotros. Todo será más humilde, pero también más evangélico.
           A nosotros se nos pide iniciar ya la reacción. Lo mejor que podemos dejar en herencia a las futuras generaciones es un amor nuevo a Jesús y una fe más centrada en su persona y su proyecto. Lo demás es más secundario. Si viven desde el Espíritu de Jesús, encontrarán caminos nuevos.

De  Eclesalia.net


martes, 8 de enero de 2013

EXPECTATIVAS Y PROPÓSITOS


            Acabamos de estrenar el año y, en estos días, se ha hablado mucho de las expectativas y los propósitos que suelen formularse con el cambio de etapa. Hemos escuchado en los medios algunos de esos propósitos: dejar de fumar, aprender inglés y hacer ejercicio físico para adelgazar o mantenerse en forma. En cuanto a deseos y expectativas, que este año sea el de la salida del túnel de la crisis económica. Nobles y buenos propósitos y expectativas, sin duda. Pero ¿suficientes?

            Es muy posible que los propósitos formulados se extingan ante la primera dificultad. Y que las expectativas tampoco se cumplan. Porque son puramente voluntaristas, porque les falta una motivación de fondo y un programa disciplinado que lleve a conseguir los objetivos.

            Lo más importante, sin duda, son las motivaciones. Instalados en la cotidianeidad, acostumbrados a la rutina, inducidos por la publicidad, narcotizados por las ofertas de nuestra sociedad consumista, las personas y los colectivos carecemos hoy de hondura espiritual. Vivimos desmotivados. Los objetivos son casi siempre de muy corto alcance.

            En política, no se afrontan las reformas necesarias y urgentes conducentes al cambio real para el logro de una sociedad justa e igualitaria. Rechinan los privilegios de los políticos, los mecanismos de la Justicia y los desajustes de la Educación. Pero las reformas serias en estos sectores no quieren afrontarse.

            En la Iglesia, se proclama el Año de la fe y se insta a los sacerdotes a estudiar los grandes documentos del Vaticano II, cuando se están cumpliendo cincuenta años de su celebración. Pero a los curas nos falta garra. Los mayores, muchos, estamos descolocados, desilusionados. Y de los jóvenes, minoría, algunos buscan seguridades en un cierto restauracionismo. Estamos lejos de propiciar un cambio real en la Iglesia.

            Nos sale al paso, enseguida de las celebraciones navideñas, un hecho decisivo en la vida de Jesús. Cuando el pueblo estaba “en expectación”, un predicador austero (Juan Bautista) comienza a anunciar la llegada de Alguien mayor que él. Para recibirlo, predica la necesidad de una radical conversión. Ese Alguien mayor (Jesús) se cuela en la cola de los pecadores para ser bautizado. Desde ahí abajo, inaugura un camino de despojamiento personal que terminará en la Cruz. Camino de solidaridad con los pobres y excluidos (por enfermedades, legalismos, posición social, demonios...).

            De ahí nacerán los cambios. En la raíz hay motivaciones firmes, inconmovibles. En el Bautismo se ha escuchado la voz de Dios: Éste es mi Hijo amado. Basta con tomar esto en serio. Este Hijo es y se hace hermano de todos. Nos hace a todos hijos y hermanos: hay una pertenencia común como miembros de la misma familia. Hemos recibido la misma misión y tenemos también una meta común, la herencia de los hijos de Dios, una Patria verdadera que supera todas las fronteras. No caben particularismos ni privilegios. Si estas convicciones arraigan y nos motivan, podremos hacer propósitos y albergar expectativas de mejorar nuestra sociedad y nuestra Iglesia.

                                                                    José María Yagüe


domingo, 6 de enero de 2013

AVISOS SEMANA 7 DE ENERO

Miércoles 9
  • A las 5 de la tarde, oración de silencio en la Anunciación, con exposición del Santísimo.
  • También a las 5, reunión del Equipo de Pastoral de la Salud de la Unidad Pastoral en el centro de la Anunciación.
Jueves 10
  • Se reinicia la catequesis de niños.
  • A las 4:30, reunión del Grupo de Mayores en el centro de San Mateo.
  • A las 6, clases de guitarra en el centro de la Anunciación.
  • Exposición del Santísimo a las 6:15 en el templo de la Anunciación.
Viernes 11
  • Reunión del Grupo de Biblia a las 8:30 en el centro de San Mateo.

OTRA EPIFANÍA


LOS REYES EN LA ANUNCIACIÓN

SSMM Los Reyes Magos de Oriente, han visitado esta mañana la Iglesia de la Anunciación, sorprendiendo a todos los asistentes a la Eucaristía.
A pesar de estar cansados por su trabajo de toda la noche, accedieron gustosamente a quedarse durante toda la misa, incluso leyeron unas breves pero emocionantes palabras.
Al final, como no podía ser de otro modo, repartieron caramelos a todos los niños y se fotografiaron con ellos.
Que su ejemplo nos impulse también a nosotros a buscar la Luz, que es Jesucristo, y a hacer felices a los que nos rodean.














sábado, 5 de enero de 2013

BLUES Y RELIGIÓN. REVERENDO GARY DAVIS (6)


Cuentan que, tras una juventud turbulenta de bluesman errante, durante una pelea quedó ciego, convirtiéndose en predicador y trasladándose a Nueva York, donde se hizo célebre en el barrio negro de Harlem por sus sermones, blues llenos de humor e ingenio en ocasiones, dramáticos en otras, cantados en la calle y declamados con su voz de predicador, que él mismo llamaba "holy blues".
Considerado uno de los mejores guitarristas americanos de todos los tiempos, creó una escuela como profesor de guitarra, influyendo decisivamente en músicos posteriores, como Bob Dylan o Grateful Dead.
Como vemos, pues, no se puede considerar el blues como "música del diablo" en todos los casos.

Oigamos su potente voz y su maravillosa guitarra en el impresionante tema "Death don't have no mercy"

http://www.youtube.com/watch?v=PXPh7EbB1Tw



jueves, 3 de enero de 2013

EPIFANÍA DEL SEÑOR

"¡Levántate, brilla, porque viene tu luz!"  (Is 60,1)

Los reyes magos en adoración. Icono s. XVI. Ucrania.


Tú que estás por encima de nosotros,
Tú que eres uno de nosotros,
Tú que estás también en nosotros,
haz que el mundo te vea también en mí
y que yo te prepare el camino.
Que te agradezca todo lo que ocurre,
que no olvide la miseria de los demás.
Guárdame en tu amor,
como quieres que los demás permanezcan en el mío.
Que todo lo que forma parte de mi ser
sirva para tu alabanza
y que no desespere jamás.
Porque yo estoy en tu mano
y en ti está toda fuerza y toda bondad.
Dame un corazón puro para que te vea,
un espíritu humilde para que te escuche,
el espíritu de amor para que te sirva,
el espíritu de fe para que permanezca en ti.
Tú, a quien no conozco,
pero a quien pertenezco. 


                                                                                             Dag Hammarskjold     


Vídeo de la semana:
http://www.youtube.com/watch?v=Ay75jUpYvv4

Lecturas del día:
http://www.servicioskoinonia.org/biblico/calendario/texto.php?codigo=20130106&cicloactivo=2013&cepif=0&cascen=0&ccorpus=0


miércoles, 2 de enero de 2013

CELEBRACIÓN NAVIDAD CATEQUISTAS Y COROS DE LA UP

Los catequistas y componentes de los distintos coros de la Unidad Pastoral se han reunido para celebrar la Navidad y el nuevo año y, de paso, conocernos un poquito más.
Damos gracias al Señor por su presencia en medio de nosotros.










...Y VOLVIERON POR OTRO CAMINO


            El título responde al final del relato evangélico de los Magos. Encontraron a Cristo en el pesebre, lo adoraron y, avisados por el ángel, volvieron a sus asuntos por otro camino.

            Hemos celebrado la Navidad. La crisis económica ha rebajado las ganancias de los mercaderes. Algunos –muchos todavía- han seguido a lo suyo, como si nada estuviera ocurriendo, y otros muchos han debido reducir drásticamente su consumo porque no había para más. De vuelta a la rutina, en la cuesta de enero, ¿todo seguirá lo mismo? ¿o nos animaremos a volver por otro camino?

            Recordemos una vez más que los cristianos hemos sido convocados para celebrar el Año de la Fe. Esa fe que damos por supuesta, pero que ni mucho menos es el presupuesto de una vida común. Nos consideramos creyentes, pero vivimos como paganos o ateos prácticos.

            Nos aferramos a ritos, en muchos casos vacíos por celebrarse al margen de la vida, a creencias que no configuran nuestro comportamiento familiar y social, y nos atenemos a normas externas de conducta que sosiegan –o adormecen- nuestra conciencia pero sin sacarnos de nuestro egoísmo e insolidaridad. La creatividad que demanda la nueva situación económica, social, eclesial... brilla por su ausencia. En realidad, lo que ocurre es que el Espíritu de Jesús no es el que mueve los hilos de nuestras vidas. Se impone que tomemos en serio el Año de la Fe para volver a lo cotidiano por otro camino.

            ¿Será demasiado arriesgado dibujar ese nuevo itinerario? ¿Nos atreveremos a recorrerlo, una vez descubierto a la luz de la fe que emana del Pesebre? Ante todo, será bueno descubrir que no se trata de nada nuevo ni extraordinario. Que todo consiste en poner los ojos en Jesús, ese niño de Belén que entró a hurtadillas en la historia. Que siendo muy grande, como Dios, se hizo muy pequeño y muy vulnerable.

            Y que sentó sus reales entre los pobres de la tierra. Para hacerse solidario de todo sufrimiento humano, cargar con él, y aliviar a los abatidos por el peso de la vida: la enfermedad, la pobreza y todos los demonios, interiores y exteriores, que trabajan para complicarnos la existencia.

            Traducido esto en algo más cercano y comprensible, quiere decir que cada día podemos pensar un poco más en los otros, en el hermano sin trabajo, el amigo, el vecino, el emigrante, el mendigo que se sienta en el frío suelo, a la puerta de la iglesia o en cualquier calle de la ciudad, en el enfermo. Lo que implica que pensemos menos en nosotros mismos, en nuestro futuro. Y que hagamos menos cálculos económicos egoístas, para abrirnos a la práctica habitual del compartir.

            No sé si alguna vez Jesús de Nazaret pensó en arreglar todos los males del mundo y terminar con los abusos del Emperador de Roma o de los listos de su Pueblo. Me parece que no. Pero fue abriendo un camino de vida que podían recorrer los pobres y que –cuando se recorre- hace inviables todas las opresiones y abusos. También las de nuestros banqueros.

                                                                           Jose María Yagüe


UN RELATO DESCONCERTANTE


Ante Jesús se pueden adoptar actitudes muy diferentes. El relato de los magos nos habla de la reacción de tres grupos de personas. Unos paganos que lo buscan, guiados por la pequeña luz de una estrella. Los representantes de la religión del Templo, que permanecen indiferentes. El poderoso rey Herodes que solo ve en él un peligro.
Los magos no pertenecen al pueblo elegido. No conocen al Dios vivo de Israel. Nada sabemos de su religión ni de su pueblo de origen. Solo que viven atentos al misterio que se encierra en el cosmos. Su corazón busca verdad.
En algún momento creen ver una pequeña luz que apunta hacia un Salvador. Necesitan saber quién es y dónde está. Rápidamente se ponen en camino. No conocen el itinerario preciso que han de seguir, pero en su interior arde la esperanza de encontrar una Luz para el mundo.
Su llegada a la ciudad santa de Jerusalén provoca el sobresalto general. Convocado por Herodes, se reúne el gran Consejo de “los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo”. Su actuación es decepcionante. Son los guardianes de la verdadera religión, pero no buscan la verdad. Representan al Dios del Templo, pero viven sordos a su llamada.
Su seguridad religiosa los ciega. Conocen dónde ha de nacer el Mesías, pero ninguno de ellos se acercará a Belén. Se dedican a dar culto a Dios, pero no sospechan que su misterio es más grande que todas las religiones, y tiene sus caminos para encontrarse con todos sus hijos e hijas. Nunca reconocerán a Jesús.
El rey Herodes, poderoso y brutal, solo ve en Jesús una amenaza para su poder y su crueldad. Hará todo lo posible para eliminarlo. Desde el poder opresor solo se puede “crucificar” a quien trae liberación.
Mientras tanto, los magos prosiguen su búsqueda. No caen de rodillas ante Herodes: no encuentran en él nada digno de adoración. No entran en el Templo grandioso de Jerusalén: tienen prohibido el acceso: La pequeña luz de la estrella los atrae hacia el pequeño pueblo de Belén, lejos de todo centro de poder.
Al llegar, lo único que ven es al “niño con María, su madre”. Nada más. Un niño sin esplendor ni poder alguno. Una vida frágil que necesita el cuidado de una madre. Es suficiente para despertar en los magos la adoración.
El relato es desconcertante. A este Dios, escondido en la fragilidad humana, no lo encuentran los que viven instalados en el poder o encerrados en la seguridad religiosa. Se les revela a quienes, guiados por pequeñas luces, buscan incansablemente una esperanza para el ser humano en la ternura y la pobreza de la vida. 

De  Eclesalia.net