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domingo, 31 de marzo de 2013

VIGILIA PASCUAL EN LA UNIDAD PASTORAL





 
 






VIÓ Y CREYÓ


¡Feliz Pascua de Resurrección!

            Corrieron al sepulcro vacío los dos discípulos más íntimos de Jesús. El más joven, conocido como Juan, llegó antes. El mayor, Pedro, llegó después pero entró el primero. El joven le esperó y entró después. Los dos vieron lo mismo: vendas y sudario de quien había sido amortajado precipitadamente dos días antes. Los dos vieron lo mismo, pero sólo de Juan se dice que “vio y creyó”.

            No es la fe la consecuencia de una argumentación racional, ni de lo que ven los ojos de nuestra cara. Juan vio algo más. Su visión interior, su interpretación de la realidad estaban dirigidas por el amor. El que ama ve más y más adentro. ¿No es la carencia de amor la que apaga nuestra visión de la vida y torna romos nuestros sentidos y faltos de alcance vital nuestros comportamientos?

            “No tengáis miedo a la bondad y a la ternura”, nos acaba de decir el papa Francisco en la homilía inaugural de su Pontificado. Esa bondad y esa ternura nos permiten custodiar la vida, la nuestra, la de los demás, sobre todo la de niños,  ancianos y víctimas del egoísmo y la ambición humanos. También la naturaleza.

            Pero nos empeñamos en alimentar otros sentimientos y otros anhelos. Los de venganza, sospecha, condena de los demás y aún de nosotros mismos. Todo eso nos lleva a más muerte, a más dolor y a más injusticia. ¡Sin enterarnos!

            Si de verdad amamos la vida, no nos encerremos en el pesimismo, el lamento, el ver sólo vendas manchadas dispersas por el suelo de esta tierra ensangrentada. Todo eso es verdad y no debemos de ningún modo olvidarnos de las víctimas. Tampoco reclamamos impunidad para los verdugos. De ninguna manera debemos quedar indiferentes viendo proliferar a los agentes de injusticia, de corrupción y de muerte. Todo eso que hace irrespirable el aire de nuestra tierra ha de ser purificado.

            Ahora bien, la bondad, la ternura, el amor ofrecen una luz nueva que permite ver el triunfo de la VIDA. Jesucristo no está ya prisionero de la injusticia. Ha resucitado. Y nosotros podemos resucitar con Él. Lo hacemos cuando “creemos contra toda esperanza”, cuando no buscamos entre los muertos al Viviente. Y eso significa aspirar a los bienes de arriba. Mientras nuestros ojos no vean sino el dinero, el placer, la satisfacción inmediata de nuestras apetencias, o sea, las vendas esparcidas en el suelo, nos veremos privados del gozo de la fe, del triunfo de la vida sobre la muerte.

            “Vio y creyó” es la gran noticia del domingo de Pascua. Jesucristo vive. Dichosos vosotros porque sin ver creéis y lucháis por el triunfo de la vida. La bondad, la ternura, el amor son vuestros guías. Lo que llevó a la fe al discípulo amado.

¡Feliz Pascua de Resurrección! Cristo vive a vuestro lado.

                                                                                      JOSÉ MARÍA YAGÜE

viernes, 29 de marzo de 2013

DOMINGO DE PASCUA

 "Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba"   (Col 3,1)

Taller de Dionisios. Descenso a los infiernos, 1502-1503
 Cristo se yergue victorioso, en todo su esplendor, sobre las puertas rotas del injfierno y, tomando a Adán y Eva de las muñecas, les hace salir del sepulcro. Detrás van los reyes, profetas y los justos. A la izquierda se distingue a David y Salomón, y a la derecha a San Juan Bautista con un rollo, y a Noé con una maqueta del arca.
Tres ángeles adoran en la parte superior del icono a la Santa Cruz, cuya vertical sugiere el eje de la simetría del icono y la clave de su lectura: el sacrificio de Cristo ha abierto las puertas del infierno.
Abajo, en el limbo, las almas de los justos, vestidas de blanco, esperan el momento de su liberación, tendiendo confiadamente las manos. 
Dos ángeles atan a Satanás; los ángeles de la esfera superior atraviesan con lanzas a los diablos, cada uno de ellos con el nombre de un vicio, mientras que los ángeles llevan el nombre de una virtud escrito en una pequeña esfera blanca.




Estarás en condiciones de reconocer que tu espíritu ha resucitado plenamente en Cristo si puede decir con íntima convicción: «¡Si Jesús vive, eso me basta!». Estas palabras expresan de verdad una adhesión profunda y digna de los amigos de Jesús. Cuan puro es el afecto que puede decir: «¡Si Jesús vive, eso me basta!». Si él vive, vivo yo, porque mi alma está suspendida de él; más aún, él es mi vida y todo aquello de lo que tengo necesidad.
¿Qué puede faltarme, en efecto, si Jesús vive? Aun cuando me faltara todo, no me importa, con tal de que viva Jesús... Incluso si a él le complaciera que yo me faltara a mí mismo, me basta con que él viva, con tal que sea para él mismo. Sólo cuando el amor de Cristo absorba de este modo tan total el corazón del hombre, hasta el punto de que se abandone y se olvide de sí mismo y sólo se muestre sensible a Jesucristo y a todo lo relacionado con él, sólo entonces será perfecta en él la caridad (Guerrico de Igny, Serrno in Pascha, i, 5).

Lecturas Vigilia Pascual:
http://www.servicioskoinonia.org/biblico/calendario/texto.php?codigo=20130330&cicloactivo=2013&cepif=0&cascen=0&ccorpus=0

Lecruras domingo de Pascua
http://www.servicioskoinonia.org/biblico/calendario/texto.php?codigo=20130331&cicloactivo=2013&cepif=0&cascen=0&ccorpus=0

Video:
http://www.youtube.com/watch?v=JJ78j-6_lKM&list=UUUpxM9aeGr1dAVvlSX9VFdQ&index=1


SÁBADO SANTO


No llores por mí, Madre,
viendo en la tumba al Hijo
que sin semen concebiste en tu seno.
¡Resucitaré y seré glorificado
y ensalzaré incesantemente en la gloria
a los que te exaltan con fe y amor,
porque soy Dios!
La tierra me oculta porque quiero,
pero los guardianes del Hades tiemblan
viéndome vestido con una túnica ensangrentada,
oh Madre, con la sangre de la venganza;
porque yo, Dios, he abatido a mis enemigos en la cruz;
y ¡resucitaré y te daré gloria!
¡Exulte la creación, alégrense todos los habitantes de la tierra!
El Hades, el enemigo, ha sido despojado.
Acérquense las mujeres con los aromas,
estoy liberando a Adán, a Eva y a toda su descendencia
y ¡al tercer día resucitaré!

                                    Oda IX del Canon del Sábado Santo de la liturgia ortodoxa


jueves, 28 de marzo de 2013

HORA SANTA EN LA UNIDAD PASTORAL







En el huerto de Getsemani
Allí estabas Tú
 Frente al Padre amoroso
En el mundo que El te envió
A beber esa copa
Llena de dolor
Tu alma estaba triste
Tu podías sentir mi dolor
Y podías sentir el horror
El temor y la angustia
Del que se haya perdido
Y podías sentir lo que existe
En el alma del mayor pecador
La agonía llenaba Tu ser
Y dolor por la raza perdida
Que andaba sin Dios
Y el sudor de Tu frente
Eran gotas de sangre
Mostrando Tu dolor
Fue allí en Getsemani
Donde Tu entregaste Tu ser
Donde Tu voluntad
Fue una ofrenda ante El
Para un Padre de amor y justicia
Que difícil es llegar a entender
Que allí en Getsemani
Tu sentiste mi pecado
Que te iba a llevar a la cruz
Fue allí en Getsemani
Donde empezó el Calvario.

                                                     Pilar Remón.


VIERNES SANTO

"Se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó"   (Fil 2, 8-9a)

Taller de Dionisio. Hacia 1500. Galería Tretiakov. Moscú.
Dos ángeles descienden hacia Cristo, cuyo cuerpo crucificado parece ejecutar una "danza" victoriosa. A la izquierda, debajo de sus brazos, un ángel introduce una figura alegórica que representa el Nuevo Testamento, y a la derecha otro ángel ahuyenta a la alegoría del Antiguo Testamento.
María de Magdala, María de Cleofás y la hermana de María rodean y sostienen a la Virgen, formando un motivo ornamental semejante a un ramo de flores de un jardín espiritual. Sus figuras esbeltas y alargadas caracterizan el estilo pictórico inaugurado por Rublev.
La mano de Juan, que ne los iconos más antiguos se tapa la cara de horror, está en este caso a la altura del corazón. Tras él, el centurión Longino levanta la mirada hacia Cristo, reconociéndolo como Hijo de Dios. 
La Cruz está clavada en el "lugar del cráneo" (Gólgota), donde se halla la calavera de Adán.




Hoy la Iglesia nos invita a un gesto que quizás para los gustos modernos resulte un tanto superado: la adoración y beso de la cruz. Pero se trata de un gesto excepcional. El rito prevé que se vaya desvelando lentamente la cruz, exclamando tres veces: "Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo". Y el pueblo responde: "Venid a adorarlo".
El motivo de esta triple aclamación está claro. No se puede descubrir de una vez la escena del Crucificado que la Iglesia proclama como la suprema revelación de Dios. Y cuando lentamente se desvela la cruz, mirando esta escena de sufrimiento y martirio con una actitud de adoración, podemos reconocer al Salvador en ella. Ver al Omnipotente en la escena de la debilidad, de la fragilidad, del desfallecimiento, de la derrota, es el misterio del Viernes Santo al que Ios fieles nos acercamos por medio de la adoración.
La respuesta "Venid a adorarlo" significa ir hacia él y besar. El beso de un hombre lo entregó a la muerte; cuando fue objeto de nuestra violencia es cuando fue salvada la humanidad, descubriendo el verdadero rostro de Dios, al que nos podemos volver para tener vida, ya que sólo vive quien está con el Señor. Besando a Cristo, se besan todas las heridas del mundo, las heridas de la humanidad, las recibidas y las inferidas, las que Ios otros nos han infligido y las que hemos hecho nosotros. Aun más: besando a Cristo besamos nuestras heridas, las que tenemos abiertas por no ser amados.
Pero hoy, experimentando que uno se ha puesto en nuestras manos y ha asumido el mal del mundo, nuestras heridas han sido amadas. En él podemos amar nuestras heridas transfiguradas. Este beso que la Iglesia nos invita a dar hoy es el beso del cambio de vida. Cristo, desde la cruz, ha derramado la vida, y nosotros, besándolo, acogemos su beso, es decir, su expirar amor, que nos hace respirar, revivir. Sólo en el interior del amor de Dios se puede participar en el sufrimiento, en la cruz de Cristo, que, en el Espíritu Santo, nos hace gustar del poder de la resurrección y del sentido salvífico del dolor.
(M. I. Rupnik, Omelie di pascua. Venerdi santo, Roma 1998, 47-53)



Lecturas del día:
http://www.servicioskoinonia.org/biblico/calendario/texto.php?codigo=20130329&cicloactivo=2013&cepif=0&cascen=0&ccorpus=0

Vídeo del día:
http://www.youtube.com/watch?v=8s5Q9Fbtgmc&list=UUUpxM9aeGr1dAVvlSX9VFdQ&index=2


miércoles, 27 de marzo de 2013

JUEVES SANTO

"Haced esto en memoria mía"  (1 Cor 11,24)




Partirás solo, Señor, sin nosotros, tus amigos, para afrontar la lucha suprema del enemigo. Partirás solo porque no podemos seguirte antes de que hayas vencido a aquel que nos divide. Pero nos encontrarás en lo hondo de tu soledad, y nosotros te encontraremos en el fondo de nuestra humillación.
Señor Jesús, nosotros no sabemos cuál es la hora más dulce y pura del amor: si la que nos reúne juntos, confiados y descansados sobre tu pecho, o la, que nos dispersa en la noche perdidos y abatidos de tristeza. Pero si tú, desde tu lejanía de condenado a muerte, te vuelves un momento a mirarnos, percibiremos en la luz de tus ojos una chispa del insondable misterio que hoy nos pesa en el corazón y que mañana contemplaremos sin velos en el rostro del Amor. Amén.

Vídeo del día:

Lecturas del día: