INFORME DEL OBSERVATORIO SOBRE LA DOCTRINA SOCIAL DE
LA
IGLESIA EN EL MUNDO
Se habla, y con razón, de crisis económica. Pero según el V
Informe sobre la Doctrina social de la Iglesia en el mundo del Observatorio
Cardenal van Thuân, presentado hace unos días, hay una crisis oculta, sutil
pero muy invasiva y desestabilizadora: la crisis jurídica o, como dice el
Informe, la "injusticia legal".
Estamos ante una profunda crisis jurídica si los Tribunales
internacionales de justicia entran a definir quién es persona, si los jueces
ordinarios eliminan con sus sentencias las leyes y sustituyen a los Parlamentos,
o si las Constituciones son ahora el terreno de ásperas disputas en lugar del
reconocimiento común de algunos valores naturales, que luego se extiende a
todas las relaciones sociales y económicas. Esto explica en gran medida la
crisis actual: según el Informe referido se multiplican las normas, pero se
menoscaba la ley. De este modo el verdadero Estado de derecho entra en crisis,
incluso en las democracias occidentales.
Del análisis sobre lo sucedido en los cinco continentes, el
Informe indica "tres tendencias peligrosas que acaban por minar la base de
la ley para sustituirla con las normas".
La primera de las tendencias es la de las Cortes
Internacionales de Justicia, que intervienen con mucho peso en los asuntos
internos de los Estados para obligarlos a adoptar leyes sobre temas como la
fecundación artificial o sobre los matrimonios entre homosexuales.
La segunda es la de los jueces ordinarios que, con sus
sentencias, demuelen las leyes y, de hecho, sustituyen al Legislador.
La tercera está constituida por la lucha por las
constituciones. Muchas leyes sobre la vida y la familia impuestas por la
presión internacional son anti-constitucionales. Algunos países, como Croacia y
Eslovaquia, han blindado sus Constituciones para defender la familia y la vida.
Sobre la Constitución, está en marcha una guerra que mina el sentido de
pertenencia de las naciones, dado que las cartas constitucionales deberían,
justamente, ser un punto de referencia compartido y no un campo de batalla.
Todo esto "genera crisis jurídica, o bien injusticia legal, y se aumentan
las situaciones que exigen soluciones como la objeción de conciencia".
Los datos de este informe del Observatorio Van Thuân
demuestran la difusión de la anomia social en el mundo, la suspensión de la ley
en muchas áreas, la crisis de las instituciones, la corrupción más o menos
consentida, el oligopolio del uso de la fuerza, las prácticas ilegales impunes,
las limitaciones del derecho a la objeción de conciencia. Ejemplos de lo dicho
son América Latina o África donde este panorama es desolador, de modo que no se
salva ni siquiera el mundo llamado desarrollado. Esto nos indica que no es poca
la influencia que, sobre la organización de la vida cotidiana de nuestra
sociedad (también de la europea a la que pertenecemos), tienen estos fenómenos del
comportamiento de los jueces y de las Constituciones, fenómenos de crisis de la
justicia que el Informe documenta a nivel de los tribunales internacionales.
Cabe el riesgo de que esto se este extendiendo a otros ámbitos a modo de
contagio, lo que exige una actuación rigurosa conforme a los principios y
normas que inspiran la ordenación de los pueblos y de las sociedades.
Raúl Román Sánchez
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