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lunes, 29 de junio de 2015

AVISOS

Este verano se suspenden las misas de diario en la Anunciación.
Eucaristía del domingo en la Anunciación a las 12:30

En San Mateo, misa diaria de lunes a sábado a las 7:30 de la tarde.
Eucaristía del domingo en San Mateo a las 11:30.

Despacho de la Unidad Pastoral en San Mateo los miércoles de 6 a 7:30.

Para encargar las intenciones de la Eucaristía, los miércoles en el despacho o bien media hora antes de la misa en la sacristía de San Mateo. La aportación económica de la misa se deposita en el buzón de la iglesia que pone "parroquia".

La Oración de Silencio, con exposición del Santísimo, continúa los martes de 6 a 7 en la iglesia de la Anunciación.


viernes, 26 de junio de 2015

DOMINGO 13 DEL TIEMPO ORDINARIO

«Tú cambiaste mi luto en danzas»   (Sal 30,12)



Las tres lecturas de hoy presentan como en un díptico la doble actitud del hombre frente a la revelación de Dios, una revelación que tiene que ver con la Vida, con la Vida que no pasa, plenitud de la comunión con él. El retrato de los necios/impíos hecho por los dos primeros capítulos del libro de la Sabiduría goza de una actualidad impresionante. En sus palabras se refleja plenamente la convicción de los que consideran la vida del hombre como algo absurdo, como algo que carece de todo sentido: «El hombre aparece echado en medio de la existencia como un par de dados. Todo en la vida parece obra de la casualidad: he sido elegido por casualidad, debo comportarme al azar, desapareceré al azar...» (G. Prezzolini). La vida no es otra cosa que un camino hacia la muerte, la única meta cierta de nuestro humano andar.
Las posibilidades frente al anuncio de que aquí no hay muerte, sino sólo un sueño que espera la resurrección, parecen ser también sólo dos en el Evangelio, y se manifiestan como dos movimientos opuestos (uno en dirección a la casa, para salvar; el otro es el de los que ¡Dientan bloquear la venida de Jesús): está la decisión del que tiene fe en la Palabra del Señor y es admitido a contemplar el milagro de la vida, y está el juicio del que considera esta Palabra como algo absurdo, quedándose a su vez prisionero de la muerte, de esa muerte para la que no hay resurrección.
En la carta de Pablo, el apóstol proyecta una luz nueva sobre el tema de la plena participación en la vida de Dios: el amor compartido en la solidaridad concreta es lo que nos permite participar en el don de la resurrección.





Oh Padre, reconocemos que tú has creado todo para la vida: has puesto en nosotros el germen divino de tu creación fecunda. A nosotros, los esposos, nos has concedido experimentarlo en el engendramiento de los hijos; a quienes se consagran a tu amor les has entregado la bendición para los pobres de la tierra; a los sacerdotes, el poder del cuerpo roto y de la sangre derramada de tu Hijo. Te pedimos hoy, Señor, que nos hagas una sola cosa en el amor, para que podamos alimentar en la mesa de la eucaristía todo lo que somos: nuestra mente, con el recuerdo de tu vida entregada en la cruz; nuestro corazón, dilatado por tu amor por cada hombre; nuestro cuerpo, consumido por la impaciencia de la caridad activa. Y, transformados de este modo, día tras día, a la medida de tu Hijo sacrificado, podremos saborear la bondad infinita de la vida.





«¿Qué acuerdo puede haber entre Cristo y Beliar? ¿Qué relación entre el creyente y el incrédulo?» (2 Cor 6,15). Los mismos paganos, que tampoco creen en la resurrección, acaban por encontrar argumentos de consolación y dicen: «Soporta con coraje; no es posible eliminar cuanto ha sucedido, y con las lágrimas no ganas nada». Y tú, que escuchas palabras tanto más sublimes y consoladoras que éstas, ¿no te avergüenzas de comportarte de un modo más inconveniente que los paganos? 
Nosotros no te exhortamos a soportar la muerte con firmeza, dado que ésta es inevitable e irremediable; al contrario, te decimos: «Ánimo, es absolutamente cierto que existe la resurrección: la niña duerme, no está muerta; reposa, no está perdida para siempre». Están dispuestas, efectivamente, para acogerla la resurrección, la vida eterna, la inmortalidad y la heredad misma de los ángeles. ¿No oyes el salmo que dice: «Alma mía, recobra la calma, que el Señor te ha agraciado » (Sal 116,7)? Llama Dios «gracia» a la muerte ¿y te lamentas? (Juan Crisóstomo, Comentario al evangelio de Mateo, 31,2).


Lecturas del día:  





martes, 23 de junio de 2015

ENCÍCLICA LAUDATO SI

SAN JUAN BAUTISTA

«Serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos»
 (Lc 1,76).

Icono del Bautista. Rusia, s. XVII

De grandes dimensiones, el Santo está aquí representado como se le hallaba del lado derecho en la iconostasia de la Iglesia de Oriente, símbolo del Antiguo Testamento, e inclinándose delante del Pantocrator, colocado en el centro.Con ambas manos intercede para la remisión de los pecados de la humanidad. El campo central más profundamente ahuecado refuerza el brillo de la imagen.
Juan se identifica desde lejos en los iconos por su rostro de asceta y su barba bastante alborotada, barba que la iconografía convencional siempre representa con un aspecto similar.Con mechones de pelo que surgen de la barba, pero bastante cuidados. Además, habitualmente lleva los pies descalzos como lo describe el Antiguo Testamento caminando por el desierto, alimentándose de miel silvestre.
Los iconos de Juan Bautista eran especialmente venerados en los monasterios de orden de estricta obediencia, ya que es el santo protector de los monjes.




 El primer testigo cualificado de la luz de Cristo fue Juan el Bautista. En su figura captamos la esencia de toda misión y testimonio. Por eso ocupa una posición tan importante en el prólogo y emerge con su misión antes incluso de que la Palabra aparezca en la carne. Es testigo con las vestiduras de precursor.
Eso significa sobre todo que él es el final y la conclusión de la antigua alianza y que es el primero en cruzar, viniendo de la antigua, el umbral de la nueva. En este sentido, es la consumación de la antigua alianza, cuya misión se agota aludiendo a Cristo. Por otra parte, Juan es el primero en dar testimonio realmente de la misma luz, por lo que su misión está claramente del otro lado del umbral y es una misión neotestamentaria. La tarea veterotestamentaria confiada por Dios a Moisés o a un profeta era siempre limitada y circunscrita en el interior de la justicia.
Esta tarea era confiada y podía ser ejecutada de tal modo que mandato y ejecución se correspondieran con precisión. La tarea veterotestamentaria confiada a Juan contiene la exigencia ¡limitada de atestiguar la luz en general. Es confiada con amor y -por muy dura que pueda ser- con alegría, porque es confiada en el interior de la misión del Hijo (A. von Speyr, // Verbo si fa carne, Milán 1982, I, pp. 64ss).http://www.santaclaradeestella.es/BIBLIOTECA/Flecha.JPG


Lecturas del día:




AVISOS SEMANA 22 DE JUNIO

Martes 23
-  A las 5:30 se reúne el grupo de la Legión de María en los locales de los scouts de San Mateo.
-  Oración de Silencio, con exposición del Santísimo, a las 6 en la iglesia de la Anunciación.

Viernes 26
-  Eucaristía de la Hermandad Ferroviaria a las 6 en la capilla de la Avda. de París.


viernes, 19 de junio de 2015

12 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

«Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, apaciéntalos y guíalos por siempre»  (Sal 27,9)




Dios no es el «tapagujeros» de nuestras necesidades, no es alguien que podamos utilizar para colmar nuestras insuficiencias. Es propio de una religiosidad primitiva e «infantil» pretender plegar a Dios a nuestras necesidades del momento. Es propio de la religiosidad «madura» «dejar que Dios sea Dios» (K. Barth).
Ciertamente, Dios es el señor de la naturaleza, en el sentido de que, para el creyente, Dios es el principio del que todo toma su origen, en el que todo vive y al que todo tiende. Dios es la fuente de sentido para todo lo que es. El poder del hombre sobre la naturaleza ha aumentado mucho en nuestros días: hoy conocemos muchas de sus «leyes», sabemos transformarla, aunque en parte aún escapa a nuestro control. El Dios de la fe ha sido «liberado» de la imagen de un simple garante del «orden natural». Con todo, esto no es suficiente para «dejar que Dios sea Dios». El punto de partida de todo itinerario de fe auténtica es una experiencia de apertura a la Trascendencia.
¿Qué es lo que eso significa? En una visión dualista del mundo, que ha imaginado a Dios y al mundo, el cielo y la tierra, como realidades opuestas en términos espaciales, Dios ha sido pensado sólo como «exterior» al mundo, ha sido colocado fuera y lejos de él. Una de las consecuencias de esta imagen de Dios ha sido impulsar al hombre a mostrarse con mayor frecuencia pasivo, o bien le ha impulsado a experimentar «miedo» frente a Dios y frente a los fenómenos de la naturaleza o incluso a pretender someterlo a sus propios deseos (magia).
Ahora bien, el misterio de la encarnación, según el cual el hombre Jesús de Nazaret se ha mostrado como el rostro visible del Dios invisible, ha abierto una perspectiva diferente: la trascendencia de Dios es algo cualitativamente «diferente» en el interior de nuestra cotidianidad mundana. No se trata de un «fuera» espacial, sino de la experiencia de la proximidad de Dios y, por consiguiente, de la posibilidad de la aparición de «algo nuevo» en la historia misma.
La experiencia de la resurrección de Jesús es la revelación de esta trascendencia: una experiencia que compromete también al hombre a construir un orden diferente de relaciones, liberadas de todo tipo de miedo, en el interior del propio mundo.





Padre, fuente de la vida y fin último de toda criatura, manifiéstanos tu rostro de bondad y libéranos de nuestros miedos. Concédenos una fe sólida incluso en los momentos de tempestad, a fin de que seamos capaces de poner nuestra confianza no en los medios del poder humano, sino en ti, que estás presente junto a nosotros.
Haznos verdaderos discípulos de Jesucristo, que nos ha revelado tu rostro de padre, y haz que estemos atentos a los signos de su camino continuo en nuestra historia.
Haz que sepamos reconocerle en el amor y en el testimonio de muchos hermanos. Envíanos tu Espíritu, para que nos asista en la tarea de discernir tu proyecto sobre nosotros, nos ayude a cumplir tu voluntad, a fin de construir con confianza y paciencia ese mundo nuevo que tú nos dejas entrever en la resurrección de Jesús.



Estamos sometidos, pues, a las tempestades desencadenadas por el espíritu del mal, pero, como bravos marineros vigilantes, llamamos al piloto adormecido.
Ahora bien, también los pilotos se encuentran normalmente en peligro. ¿A qué piloto deberemos dirigirnos entonces? A aquel a quien no superan los vientos, sino que los manda, a aquel de quien está escrito: «Él se despertó, increpó al viento y a las olas». ¿Qué quiere decir que «se despertó»"? Quiere decir que descansaba, pero descansaba con su cuerpo, mientras que su espíritu estaba inmerso en el misterio de la divinidad. Pues bien, allí donde se encuentra la Sabiduría y la Palabra, no se hace nada sin la Palabra, no se hace nada sin la prudencia.
Has leído antes que Jesús había pasado la noche en oración: ¿de qué modo podía dormir ahora durante la tempestad? Este sueño revela la conciencia de su poder: todos tenían miedo, mientras que sólo él descansaba sin temor. No participa, por tanto, [únicamente] de nuestra naturaleza quien no está expuesto a los peligros. Aunque duerme su cuerpo, su divinidad vigila y actúa la fe.
Por eso dice: «¿Por qué habéis dudado, hombres de poca fe?». Se merecen el reproche, por haber tenido miedo aun estando junto a Cristo, siendo que nadie puede perecer si está unido a él. De este modo corrobora la fe y vuelve a hacer reinar la calma (Ambrosio, Comentario al evangelio de Lucas, VI, 40-43).


Lecturas del día: 






lunes, 15 de junio de 2015

NACER ES MIGRAR, MORIR TAMBIÉN

¡Retrocedamos hasta el origen, al instante inicial! Algo va a nacer, se mueve, avanza… ¡aquí está! El nuevo ser migra hacia el exterior de su habitáculo vital. Sale, y un escalofrío recorre su piel; anhela volver pero no hay camino de retorno a la etapa anterior. Acaba de dar el primer paso en el recorrido de una nueva vida en territorio extraño.
¡Avancemos ahora, avancemos pausadamente hacia el final! Es el instante del A-Dios.
Migrar es analogía de vientres; del amor del “principio” (Gen 1,1) al útero maternal finito; del vientre de tierra al cobijo permanente del regazo infinito.
Nacer es migrar a otra tierra, como también lo es morir. ¿Para qué tantos afanes y estupideces, tanta violencia en el permanente movimiento migratorio de una humanidad que siempre ha estado en marcha y que, a pesar de cualquier resistencia, así seguirá en busca de mejores condiciones de vida?
Migró el pueblo de Israel desde la esclavitud de Egipto hacia la tierra prometida. Migración larga y penosa que los llevó a extrañar el tiempo donde “se sentaban frente a las ollas de carne y comían pan hasta saciarse” (Ex 16,3). ¡Cuántas veces nos pesa tanto la libertad que preferimos una cierta dosis de esclavitud con tal de sentir seguridad!
El éxodo al desierto, paso de la esclavitud a la libertad, acontece una y otra vez en nuestras vidas. Este paso implica siempre un riesgo y muchas veces cuando estamos en el camino añoramos las seguridades perdidas. Vivir a la intemperie conlleva sus riesgos, pero permite ver las estrellas.
 “A orillas de los ríos de Babilonia estábamos sentados  y llorábamos, acordándonos de Sión…”, este lamento que da inicio al Salmo 137, es un grito milenario de dolor al desarraigo, grito que se hace eco en la actualidad.
Cuando se migra se abandona la residencia habitual, se camina, se avanza, se cruzan fronteras de diferentes dimensiones: geográficas, culturales, económicas,  religiosas, existenciales… Cruzando fronteras se muere de algún modo.
Cada vez más personas en todos los continentes lo viven en carne propia. Cada vez son más las personas expulsadas de sus países por el hambre, la falta de trabajo, la violencia, la guerra  y la inseguridad. Cruzan mares, montañas y desiertos para golpear la puerta de los países desarrollados donde se enfrentan al rostro cruel de la falta de solidaridad; al sentimiento permanente  de ser inadecuados, de no pertenecer a nada ni a nadie. Se  anuda la garganta, se entristece el corazón, evocando los atardeceres alumbrados de luciérnagas en los arroyos de nuestros pueblos… “Nos sentamos y lloramos, acordándonos…” de la tierra que quedó atrás.
El fenómeno de la migración nos pone delante de desafíos tanto a los migrantes como a quienes los reciben. En un mundo globalizado este desafío se ha convertido en algo para tomar muy en serio si queremos vivir en paz. Saltar barreras culturales, raciales y religiosas puede no ser fácil, pero es la única manera de convivir. Y no hablamos aquí sólo de tolerancia, sino de aceptación. El desafío es ver al migrante que vive y trabaja en mi comunidad como un ciudadano de derecho pleno y luchar junto a ellos para que estos derechos se respeten.
“Soy migrante. Salí de un país empobrecido que está muriendo en los brazos de una sociedad enferma. Decidí migrar una noche mientras hablaba con Dios, pidiéndole señales que me indicaran el camino que debía tomar después del asesinato de mi padre. Sentía que tenía que luchar por conservar mi vida. Esa noche, una fuerza más allá de mis propias fuerzas, movió mis manos y mis pies. Me lleno de esperanza el corazón; me atreví a cruzar un desierto que guarda miles de cadáveres en su vientre arenoso. La fuerza de Dios es descomunal; brota desde las entrañas y llena al espíritu de iniciativas, de certezas. Pero también es misteriosa, nos llena de fragilidad, desencaja el rostro de dolor y agota las lágrimas cuando mueren en el camino los compañeros migrantes y se siente su propia muerte. Cuando crucé la frontera Dios la cruzó conmigo, pero también se quedó con los que murieron”.
“¿Cómo se sobrevive con el alma dividida por fronteras? ¿Cómo se sobrevive sin poder mirar todos los días a tus hijos?… ¿Por qué no se puede vivir cuando tus hijos lloran de hambre? ¿Cómo se vive en un país donde nunca se puede encontrar empleo? ¿Cómo, demonios, se sobrevive en países donde el secuestro, la corrupción, los asesinatos, las violaciones a los derechos humanos son el pan nuestro de cada día? ¿Cómo…?
Algún día las fronteras caerán en señal de bienvenida universal pero aún falta mucho para eso, la evolución humana ha de abrirse a otra forma de entender y acoger. Falta sobre todo que nos abramos a una forma más humana de mirar al otro que nos lleve, no solamente a recibirlo, sino a acogerlo como uno más de la familia. La familia humana.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 2) confirma que estos Derechos se aplican a todas las personas, “sin distinción de ningún tipo, tales como raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política u otra, origen social o nacional, propiedad, nacimiento y otro status”.
 “La migración es un derecho. Los que persiguen, acorralan o provocan la muerte de los inmigrantes, lo están haciendo con Dios. Desde nuestras circunstancias nos descubrimos hijas e hijos de Dios. Somos “el prójimo”; no somos ni amenaza ni competencia. Por instinto natural buscamos la justicia y la paz. Un impulso nos mueve a hacer efectiva nuestra misión profética: darle sentido al Evangelio buscando caminos justos, dignos, compasivos, solidarios…”
Pero la hipocresía campea a sus anchas mirando hacia otro lado y manipulando a través de los medios de comunicación. Los países que se ufanan de ser paladines de los derechos democráticos y de haber llegado a logros legislativos como la Declaración Universal de Derechos Humanos, o la creación de la ONU y otros organismos cuya razón de ser es que el ser humano sea respetado por su propia dignidad innegociable… mientras, se construyen barreras económicas, vallas metálicas, se esquilman recursos humanos de países empobrecidos y se provocan guerras que exilian de sus propias vidas a miles de personas.
Desde la vieja Europa, los países que tienen sus costas bañadas por el bello Mar Mediterráneo, asisten al espectáculo lamentable y doloroso de verlo convertido en cementerio acuático: miles de personas vienen de Siria, Libia, de los países de África subsahariana y tantos otros; huyen de guerras, de la desestabilización de sus países, de la falta de trabajo, de la corrupción política que mina el desarrollo. Mientras la Unión Europea va poniendo parches sin llegar al meollo de la injusticia que causa todo esto.
Habrá que sentarse desde una plataforma mundial, sin vetos, para ahondar en las causas de la injusticia que provoca los movimientos migratorios y la pérdida de derechos como seres humanos de tantos hermanos en movimiento.
Tras haber visto, al principio, lo que se trasluce en Génesis, Éxodo y Salmo 137,  movimientos migratorios de un pueblo de camino, una humanidad que quiere echar raíces pero una y otra vez vuelve a ponerse en marcha: con dolor, por amor, a causa de la violencia, siempre buscando y sin acabar de encontrar; finalizaremos con otro movimiento migratorio, ya que “en el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios (…) Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Prólogo Jn 1.1, 1.2, 1.14)
He aquí el mayor movimiento migratorio: Dios se hace carne adentrándose en la historia de la humanidad para indicarnos el Camino, la Verdad y la Vida verdadera.

De  Eclesalia.net





CONVIVENCIA FIN DE CURSO EN ALMENARA











Fotos de Mariky Ordiales


CLASES DE GUITARRA





El Curso de Guitarra finaliza este jueves día 18 de Junio.
El Nuevo Curso 2015/2016, comenzará el Jueves 1 de Octubre.
Los interesados para el próximo curso pueden ir poniéndose en contacto con Pedro.


lunes, 8 de junio de 2015

BODAS DE ORO DE PILAR Y CONRADO

Ayer domingo, festividad del Corpus, celebraron sus bodas de oro en la Eucaristía de la iglesia de la Anunciación Pilar y Conrado. Desde aquí les felicitamos y les damos gracias por esos 50 años de amor compartido, haciendo extensiva la felicitación a toda su familia.




AVISOS SEMANA 8 DE JUNIO

Martes 9
-  A las 4:30 última reunión del Grupo de Mayores, en el centro de San Mateo
-  A las 5:30 se reúne el grupo de la Legión de María en el local de los scouts de San Mateo
-  Oración de silencio, con exposición del Santísimo, a las 6 en la Anunciación.

Miércoles 10
-  Grupo de Habilidades Sociales, a las 4:30 en en centro de San Mateo.

Jueves 11
-  Clases de Guitarra de la UP a partir de las 5 en los locales de la Anunciación.

Viernes 12  San Juan de Sahagún.
-  No hay Eucaristía en la Anunciación.
-  En San Mateo a las 11 de la mañana. Se suspende la de las 7:30.

Fiesta fin de curso en Almenara de Tormes.
El autobús sale a las 11:30 desde la Gaceta (Avda de los Cipreses).
Los que se desplazan en coche pueden ir llegando a partir de las 11:45 a Almenara.
Eucaristía a las 12:30 en la capilla del albergue.
Paella sobre las 2. Sobremesa con juegos.
La merienda la lleva cada uno para compartir.


sábado, 6 de junio de 2015

CORPUS CHRISTI

"Mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida"  (cf. Jn 6,55)


«Tomad y comed; esto es mi cuerpo... Tomad y bebed; ésta es mi sangre... Mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida...» Estas palabras de Jesús sintetizan todo el misterio eucarístico. También Pablo dirá: «Prestad atención antes de acercaros a este alimento y a esta bebida: que no os ocurra la desgracia de comer y beber sin alimentaros y sin calmar vuestra sed». También la Iglesia nos recomienda precisamente esta toma de conciencia cuando nos dice «saber-pensar a quién se va a recibir». En realidad, si lo pensamos bien, el alimento es tal en la medida en que «se pierde-desaparece-muere para convertirse-llegar-a-ser» carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. Para expresarlo con la imagen evangélica: si el grano de trigo se niega a morir enterrado, se vuelve imposible la espiga. Con la participación en el Pan eucarístico, el hombre viejo debe morir-dejarse asimilar por el Hombre nuevo, o el-alimento- ya-no-es-tal. La eucaristía es una «angostura» tremenda que no perdona. Jesús dirá: «Quien se alimenta de mí debe vivir-de-mí, por-mí». Tal vez sean éstas las palabras más graves, las palabras que implican mayor responsabilidad para quienes participan activamente en la eucaristía. Es la madre que vive-de/para-los-hijos, de/para-el-esposo porque está toda unificada-gravitada-concentrada.
De este modo, los pensamientos-puntos de vista-centros de interés-mentalidad de quienes participan (= tomar parte) en la eucaristía «deben» convertirse en los de Cristo: para que podamos llamarnos «cristianos».





Jesús, me dices que tu cuerpo «es verdadero alimento» y tu sangre «verdadera bebida»: cómo quisiera que estas palabras fueran verdaderamente creativas, es decir, que produjeran lo que significan. Cómo quisiera llegar a ser una humanidad añadida a la tuya: dejarme asimilar por ti de manera que pudiera decir con Pablo: «Ya no soy yo quien vivo, sino que es Cristo el que vive en mí». Ya no soy yo quien piensa-habla-actúa, sino que eres tú el que piensas-hablas-actúas en mí y conmigo. Comprendo bien que tú eres «el Verbo de la vida» y que, por eso, sólo en la medida en que me adhiera a ti será verdadera mi vida, porque estará llena de ti. Tú me dices: «Si alguien se alimenta de mí, yo estoy en él y él en mí»: cómo quisiera trabajar-pensar-hablar permaneciendo en ti. Tú me dices: «Sin mí no podéis hacer nada»: cómo quisiera no hacer verdaderamente «nada» sin estar inspirado-mandado- informado por ti.
Si todo en mí fuera «cristomandado», mi voz, con tanta frecuencia alterada y nerviosa, iría asumiendo poco a poco el timbre dulce y suave, dócil y apacible de la tuya, de la voz del buen pastor.




Los evangelios nos recuerdan que de la humanidad de Jesús salía una «virtud mágica» que curaba a todos: dicen que los enfermos se le echaban encima para «tocar » al menos el borde de su manto; dicen que la mujer enferma estaba segura de que, si conseguía «tocar su ropa», se curaría; y Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado? He notado que salía de mí una virtud». Quien comulga debe tener las mismas disposiciones que la mujer del evangelio. Aquella virtud curadora no ha cesado de irradiar, no ha cesado de curar, de hacer milagros: todavía está en activo, sólo que se exige aquella fe y aquel amor. La carne de Cristo -enseñan los maestros de la vida cristiana- es «verbizante», es «vivificadora», sigue ejerciendo todavía cierto influjo «cristificante» que cura todo, destruye todo, purifica todo, santifica todo, cristifica todo, edifica todo. La eucaristía es calmante, reconstituyente, relajante: hace bien no sólo al alma, sino también al  cuerpo. Es una doctrina común afirmada por todos los grandes de la educación cristiana.


Lecturas del día:




lunes, 1 de junio de 2015

MOMENTOS SANADORES DE LA ASAMBLEA DIOCESANA



Martes 2
A las 21:30 en el Patio Chico de la Catedral:  Testigos de la Frontera

Miércoles 3
A las 7 en la Catedral Vieja:  explicación catequética de tres cuadros del retablo.

Viernes 5
A las 21:30 en la Casa de Santa Teresa (c/ Crespo Rascón):  Tres búsquedas contemporáneas. Tres respuestas de Jesús.


AVISOS SEMANA 1 DE JUNIO

Lunes 1
-  A las 5, última reunión del Grupo de Mayores en el centro de la Anunciación.

Martes 2
-  Grupo de la Legión de María, a las 5:30 en los locales de los scouts de San Mateo.
-  A las 6, Oración de Silencio, con exposición del Santísimo en la Anunciación.

Miércoles 3
-  A las 4:30 en el centro de San Mateo se reúne el Grupo de Habilidades Sociales.

Jueves 4
-  A partir de las 5, clases de guitarra de la UP en los locales de la Anunciación.

Viernes 5
-  Última reunión del Taller de Punto, a las 5 en los locales de la Anunciación.
-  Grupo de Biblia a las 8 en el centro de San Mateo.

Se recuerda que el último día para apuntarse a la fiesta de fin de curso de la UP es este viernes 5 en el despacho de San Mateo.
La fiesta será el viernes 12, San Juan de Sahagún, en las Misioneras de la Providencia de Almenara de Tormes.
Todos aportaremos 2 €
Autobús 5 €.




OFERTORIO PRIMERAS COMUNIONES 31 MAYO