"Cantaré eternamente el amor del Señor" (Sal 88,2a)
Los fragmentos de la Escritura nos ofrecen un marco
histórico y profético, es decir, nos hablan de una historia verdadera, embargo, ha irrumpido la acción de Dios según un designio que recorre todo el
mensaje bíblico.
En el fondo del evangelio aparece la figura de José, llamado
«hombre justo» (Mt 1,19). Esta justicia debe verse, como sugiere la Sagrada
Escritura, como la acogida con ánimo agradecido y conmovido del don de la fe,
en la rectitud interior, en el respeto a Dios y a los hombres, a la Ley y a los
acontecimientos.
Obviamente, a José le resulta difícil aceptar esa paternidad
que no es suya y, después, la enorme responsabilidad que supone ser el maestro
y el guía de quien habría de ser un día el Pastor de Israel. Respeto,
obediencia y humildad figuran en la base de la «justicia» de José, y esta
actitud interior suya, junto a su misión, única y maravillosa, lo han situado
en la cima de la santidad cristiana, junto a María, su esposa.
José brilla sobre todo por estas actitudes radicalmente
bíblicas, propias de los grandes hombres elegidos por Dios para misiones
importantes, los cuales siempre se consideraban indignos e incapaces de las
tareas que Dios les había confiado (baste con pensar en Abraham, Moisés, Isaías,
Jeremías...). Dios sale, después, al encuentro de estos elegidos suyos,
otorgándoles fortaleza y fidelidad.
Lecturas de la festividad:
http://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2014-03-19
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