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martes, 19 de marzo de 2013

DOMINGO DE RAMOS Y ESTRENO DE PAPA


           Día de estrenos por nuestros pagos. Al llegar la primavera hay que renovar el vestuario. ¿Qué mejor día para lucir nuevos trapitos a la hora de acudir a la Misa y a las procesiones del Domingo de Ramos?

            Pero hay otras cosas que también podemos estrenar. Este año, acabamos de estrenar Papa. Que, por cierto, a su vez estrena nuevas formas. Y que, a juzgar por lo que ya sabemos de él, son mucho más que formas. Apuntan a reformas de hondo calado. Desde el nombre, el del “poverello de Asís”, pasando por juntarse con la gente normal en autobuses o con la costumbre de cocinar para sí mismo siendo Arzobispo de Buenos Aires, o ponerse directamente al teléfono para llamar a otras personas, hasta su palabra cálida e improvisada, con mensajes nítidos e inteligibles para todos... me parece que asistimos a algo muy nuevo en la cima del gobierno de la Iglesia.

            A ver si resulta verdad que el papa, ese al que llamamos Vicario de Cristo (aunque según el Evangelio los vicarios de Cristo son los pobres y los necesitados), osa montarse –como Cristo entrando en Jerusalén- sobre el pollino de la debilidad humana, de la pobre condición humana. Sería la mejor muestra de que realmente el Espíritu Santo ha actuado y actúa a través de este papa, sin necesidad de pensar en intervenciones extraordinarias supletorias y  aniquiladoras de lo humano. Negadoras por tanto de la verdad de la Encarnación.

            Pero el Papa solo y por su cuenta no reforma la Iglesia ni acerca el evangelio a los hombres. Él nos anima, nos da ejemplo, nos invita a subirnos a la Cruz de cada día. Pero ha de encontrar acogida y seguimiento. Ojalá estemos dispuestos a separarnos de la tiranía del dinero, de las mentiras del Estado del bienestar, del placer, del lujo y de la imagen como objetivos centrales de la vida. Todo esto para entrar en el seguimiento de Cristo, es decir, en el amor concreto y sencillo, sin aspavientos, a las personas que nos rodean. No son los “gestos” lo que salvan sino las actitudes y las acciones que nacen de nobles sentimientos de  y compasión y solidaridad para con los pobres.

            Dios quiera que el nuevo Papa, con su ejemplo, nos muestre y guíe a reconocer en Jesús al esperado, al Señor, a Dios mismo viviendo la debilidad de la condición humana, y presente en el sufrimiento del ultrajado, del que carece de apariencia humana. Y aprendamos que el crucificado, es el Hijo de Dios, como confiesa el centurión romano, y “El Hombre”, como dirá Pilato. Quizá así perdamos el miedo a las cruces del camino.

           Teólogos, reconoced que es mucho más lo que no sabéis de Jesús que lo que sabéis. Obispos, descabalguen de los caballos, dejen de esgrimir “formas” so capa de ortodoxia, y monten gozosamente en el burrito de la debilidad humana. Pastores y pueblo, creamos de corazón en la dignidad de ser hijos de Dios y vivamos como tales, dentro de la conciencia clara de nuestra fragilidad. Y caminemos todos unidos hacia la Pascua con la seguridad de que hemos sido perdonados, amados y elevados por Jesucristo, que pasa sentado en un pollino y cuya sede terrena está en la Cruz. Que el Papa recién estrenado persevere en su empeño de mostrárnoslo así.

                                                                         José María Yagüe

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