«Después derramaré mi espíritu sobre todos: vuestros hijos e
hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán
visiones.» (Joel 3, 1)
Eso sí merece la pena. Soñar en otro mundo posible. Soñar en
otra vida, en otra justicia, en otra humanidad mucho más capaz de resolver sus
cuitas. Y más que soñar creer. Creer que hay caminos para acercarse a ese mundo
mejor. Caminos necesarios, fascinantes. Caminos alternativos. Lógicas que
prescinden de lo que el mundo vende como imprescindible, necesario e
inevitable. Formas que arrancan del amor y la búsqueda de una verdad diferente.
No puede ser de otra manera.
¿En qué sueñas tú?
Nacho
No hay comentarios:
Publicar un comentario