«Para ello trabajo y peleo, con la energía suya que actúa
eficazmente en mí» (Col 1,29)
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Uno piensa en los constructores de las pirámides o de
grandes obras como el Taj-Majal, obras milenarias que perdurarán en la memoria
de la humanidad… y al lado de eso todo parece efímero. Uno podría pensar
que poco va a significar la propia vida. Poco mis sueños, mis desvelos, mis
estudios, mis noches sin pegar ojo por las preocupaciones cotidianas. Poco
mis decisiones, mis amores, mis renuncias… Pero no es verdad. No es poco. Es
todo, a ojos de un Dios para quien, cada uno de nosotros, somos la niña de sus
ojos. Mi vida, mis sueños, mis logros, mis éxitos y fracasos, todo ello
importa. Aunque no siempre lo veamos. Y porque importa, merece la pena
intentar que sea, de algún modo, eterno.
¿Qué puedo hacer?
¿Qué espero hacer? ¿Qué quiero hacer con mi vida? |
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