S. E. R.
Mons. Juan José PINEDA FASQUELLE, C.M.F., Obispo titular de Obori, Obispo
auxiliar y Vicario General de Tegucigalpa (HONDURAS)
La parroquia es una entidad vigente para “la transmisión de la fe cristiana”. Allí se puede llevar a cabo la “Nueva Evangelización”. Trabajamos para dar vida a las parroquias para crear lugares de vida cristiana, sostener la fe de sus miembros e iluminar con su testimonio. La renovación pastoral de nuestras parroquias implica ponerlas en “estado permanente de misión”, evitando ser sedes burocráticas. Creemos en la “corresponsabilidad pastoral de los bautizados”, que ponen al servicio de la comunidad su fe, sus tiempos, talentos y tesoros. Así los programas parroquiales de pastoral e iniciación cristiana se enriquecen con la colaboración de todos para una Iglesia más comunitaria: bautizados coherentes para una parroquia corresponsable, “casa y escuela de comunión”. El compromiso por la nueva evangelización tiene como finalidad originaria ser misionera, parroquias menos orientada hacia el interior y más comprometidas con el anuncio de la fe. Consideremos la comunidad parroquial como puerta de la transmisión de la fe y de la experiencia eclesial, centro de irradiación y de testimonio de vida cristiana, lugar de búsqueda de la verdad, de reforzamiento de la fe, de comunicación del mensaje, comunidad donde se vive la alegría del Espíritu y sede misionera. Presbíteros y laicos integrados en la animación misionera. ¡Gran riqueza son los laicos comprometidos en la comunidad parroquia! Esta vocación laical es uno de los frutos más valioso del Concilio Vaticano II. Ellos dan un fuerte impulso a la nueva evangelización y a la transmisión de la fe. Aparecida nos indica así: renovación parroquial, conversión pastoral, estado permanente de misión. Ser Iglesia así evita sectarismos. La parroquia es “Iglesia doméstica” presente en la vida cotidiana, anunciando el mensaje vivificador del Evangelio. Nueva evangelización significa rehacer el tejido cristiano de la sociedad humana, ayudando ala Iglesia a seguir estando
presente entre las casas de sus hijos (Cfr. J P II, Ch. L. 26). Nacimos como
Iglesia integrada en la animación misionera de las comunidades. Se realiza la
integración de los Movimientos, pero no falta la lectura eclesiológica o su integración
“imperfecta”, al margen o fuera del plan parroquial de pastoral.
La parroquia es una entidad vigente para “la transmisión de la fe cristiana”. Allí se puede llevar a cabo la “Nueva Evangelización”. Trabajamos para dar vida a las parroquias para crear lugares de vida cristiana, sostener la fe de sus miembros e iluminar con su testimonio. La renovación pastoral de nuestras parroquias implica ponerlas en “estado permanente de misión”, evitando ser sedes burocráticas. Creemos en la “corresponsabilidad pastoral de los bautizados”, que ponen al servicio de la comunidad su fe, sus tiempos, talentos y tesoros. Así los programas parroquiales de pastoral e iniciación cristiana se enriquecen con la colaboración de todos para una Iglesia más comunitaria: bautizados coherentes para una parroquia corresponsable, “casa y escuela de comunión”. El compromiso por la nueva evangelización tiene como finalidad originaria ser misionera, parroquias menos orientada hacia el interior y más comprometidas con el anuncio de la fe. Consideremos la comunidad parroquial como puerta de la transmisión de la fe y de la experiencia eclesial, centro de irradiación y de testimonio de vida cristiana, lugar de búsqueda de la verdad, de reforzamiento de la fe, de comunicación del mensaje, comunidad donde se vive la alegría del Espíritu y sede misionera. Presbíteros y laicos integrados en la animación misionera. ¡Gran riqueza son los laicos comprometidos en la comunidad parroquia! Esta vocación laical es uno de los frutos más valioso del Concilio Vaticano II. Ellos dan un fuerte impulso a la nueva evangelización y a la transmisión de la fe. Aparecida nos indica así: renovación parroquial, conversión pastoral, estado permanente de misión. Ser Iglesia así evita sectarismos. La parroquia es “Iglesia doméstica” presente en la vida cotidiana, anunciando el mensaje vivificador del Evangelio. Nueva evangelización significa rehacer el tejido cristiano de la sociedad humana, ayudando a
¿Cuáles son las dimensiones constitutivas que no pueden faltar nunca en la evangelización? A través del sumario de los Hechos de los Apóstoles (Hch 2, 42.46-47), podemos identificar cuatro: 1. “Se mantenían constantes... en la fracción del pan y en las oraciones...”:
La preocupación que quiero destacar especialmente es el
desafío que supone, sobre todo para la gente joven, la manipulación del
lenguaje en su búsqueda del mensaje de Jesucristo. Los jóvenes viven en una
cultura del relativismo, e incluso de la banalización de la verdad, a veces sin
darse cuenta de ello. Es una cultura que ellos no han creado. Quizás no conozcan
ninguna otra cultura, pero deben encontrar a Cristo en medio de esta cultura
sin tener familiaridad con el lenguaje de la fe.
No estoy pensando en el gran número de gente joven que
encuentran su fuerza y apoyo en acontecimientos como la Jornada Mundial de
la Juventud ,
sino en todos esos jóvenes, hombres y mujeres, que, en un momento complejo y
difícil de sus vidas, en su búsqueda de significado, se encuentran muy solos
entre sus compañeros de clase y de estudio; muchos incluso sufren la hostilidad
y la incomprensión mientras intentan encontrar o mantener su fe en Jesucristo.
¿Dónde estamos presentes entre la gran población estudiantil, especialmente aquella cuya formación básica cristiana ha sido de todo menos superficial en su familia o escuela?
¿Dónde estamos presentes entre la gran población estudiantil, especialmente aquella cuya formación básica cristiana ha sido de todo menos superficial en su familia o escuela?
El desafío de la Nueva Evangelización
debe estar marcada por una sólida confrontación de ideas, no en términos de
agresión ideológica, sino para ayudar a los jóvenes a discernir sus ideas.
La cultura del individualismo debe ser contrarrestada con la
creación de una variedad de nuevas comunidades eclesiales, no sólo las que
pertenecen a los movimientos eclesiales, sino también alrededor de las
parroquias, que serán las piedras que edificarán las comunidades eucarísticas
del futuro.
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