"Nosotros debemos amarnos porque Él nos amó primero" (1 Jn 4,19)
Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios. El Señor es Uno (Dt 6, 4 ss) |
El rabí de Sasson contaba: Aprendí de un campesino cómo deben amar los
hombres. Este campesino se encontraba con otros en una hospedería y estaba
bebiendo. Se quedó callado durante mucho tiempo con los otros, pero cuando el
vino le movió el corazón, dirigiéndose a un compañero que se sentaba a su lado,
le preguntó: Dime, ¿me quieres o no? El otro respondió: Te quiero mucho. Y dijo
el campesino a su vez: Dices que me quieres mucho; sin embargo, no sabes lo que
necesito. Si verdaderamente me quisieras, lo sabrías. El amigo no se atrevió a
rebatirle, y el campesino que le había preguntado calló de nuevo. Yo, en
cambio, comprendí: amar a los hombres significa intentar conocer sus
necesidades y sufrir sus penas.
Martin Buber: Historias jasídicas
Oh Dios, fuente única de todo lo que existe, tú eres nuestro
Padre: concédenos el amor para que, fieles a tu mandamiento, podamos amarte con
un corazón indiviso, buscándote en todas las cosas. Enséñanos a amarte «con
toda la mente»: ilumina nuestra inteligencia para que, libre de la duda y de la
vana presunción, sepa descubrir tu designio de salvación en la historia y en
las circunstancias cotidianas.
Haz que te amemos «con todas nuestras fuerzas», consagrando
a ti y a tu servicio nuestras capacidades y nuestros límites, nuestras acciones
y nuestras impotencias, nuestros logros y nuestros fallos. Ayúdanos, Señor, a
amarte en cada hermano que tú has puesto a nuestro lado y que tú fuiste el
primero en amar, hasta el sacrificio de tu propio Hijo. Que su oblación eterna
nos dé la fuerza y la alegría de perdernos a nosotros mismos en la caridad para
recobrarnos plenamente en ti, que eres el Amor.
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