1 - La reforma de las estructuras eclesiásticas. El Papa quiere
una Iglesia mucho más descentralizada y eso pasa por una mayor colegialidad y
sinodalidad. Es decir, en lenguaje civil, por una mayor democratización. Una
democracia que entrará en la
Iglesia a través del mayor protagonismo de las Conferencia
episcopales, desactivadas en la larga etapa involutiva anterior, y por la
recuperación de la sinodalidad a todos los niveles de la estructura
2 - Entre las reformas estructurales, el Papa se atreve a hablar
incluso de la reforma del propio papado. Del que dice algo impensable
hasta ahora: que del "papado no puede esperarse la palabra definitiva y
completa de todas las cuestiones que tienen que ver con la Iglesia ". Un papado
democratizado. Un Papa "primus inter pares" y no un Papa-rey. Es el
fin de la época imperialista del papado romano.
3 - Activar la corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia , para que
realmente la sientan y la consideren suya. Desclericalizarla de arriba abajo. Que
pase de ser una estructura piramidal a otra circular: Iglesia pueblo de Dios y
casa de todos. Porque "Iglesia somos todos".
4 - Dar en la
Iglesia un mayor protagonismo a la mujer, aunque el Papa
vuelve a cerrar a la "discusión" el tema del sacerdocio femenino.
Posiblemente, porque no lo vea maduro para el sensus fidelium y, por lo tanto,
podría provocar desunión y hasta cismas o rupturas entre los hermanos de la
casa eclesial.
5 - Volver a poner a la Iglesia en estado de misión, de
salir a las periferias, de ser realmente "misionera". La Iglesia de las ovejas
perdidas. La Iglesia
voz de los sin voz. La Iglesia
que deja de ser autorreferencial y mirarse al ombligo.
6 - Una Iglesia que sale de sus parroquias, movimientos y grupos
estufa para llevar esperanza a los empobrecidos. Una Iglesia entendida
como "instrumento de Dios para la liberación y la promoción de los pobres".
Iglesia de los pobres y para los pobres que, por algo, son los preferidos de
Dios.
7 - Una Iglesia libre frente a los poderes del mundo y con
capacidad de denuncia profética. Y desde su libertad, una Iglesia que diga un
triple no: a la economía de la exclusión, a la nueva idolatría del dinero y a
las disparidades que engendra la violencia sistémica del capitalismo sin alma.
8 - Una Iglesia atenta de nuevo a los "signos de los
tiempos" de los que hablaba el Concilio, especialmente a la sociedad
de la información. Una Iglesia que, sin perder su esencia doctrinal, sepa
comunicarse con la gente en el lenguaje actual. Ofreciendo "vino viejo en
odres nuevos". Hasta en las homilías de los curas.
9 - Una Iglesia con las puertas siempre abiertas para todos y en
cualquier momento. Por eso, el Papa exige que los sacramentos (bautismo,
penitencia, confirmación, eucaristía, matrimonio y unción) sean para todos, no
sólo para los perfectos. Porque es el enfermo el que necesita al médico.
De Religión Digital
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