"El Señor me asistió y me confortó" (2Tim 4,17)
Lecturas del día:
http://oracionyvida.com/liturgia/lecturas-del-dia/3131-lectura-sabado-29-de-junio-2013
La Iglesia celebra a través de estos dos apóstoles su
fundamento apostólico, mediante el cual se apoya directamente en la piedra
angular que es Cristo (cf. Ef 2,19ss).
Pedro y Pablo son los «fundadores» de nuestra fe; a partir
de ellos se entabla el diálogo entre institución y carisma, a fin de hacer
progresar el camino de la vida cristiana.
El pescador de Galilea empezó su extraordinaria aventura
siguiendo al Maestro de Nazaret, primero, en Judea y, a continuación, tras su
muerte, hasta Roma. Y aquí se quedó no sólo con su tumba, sino con su mandato,
es decir, en aquellos que han subido a la «cátedra de Pedro». Pedro continúa
siendo, en los obispos de Roma, la «roca» y el centro de unidad sobre el que
Cristo edifica su Iglesia.
Pablo de Tarso, el apóstol de los gentiles, se
convirtió de perseguidor de Cristo en celoso misionero de su Evangelio. Cogido
por el amor al Señor, Cristo llegó a ser para él su mayor pasión (2 Cor 5,14),
hasta el punto de decir: «Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en
mí» (Gal 2,20). Su martirio revelará la sustancia de su fe.
La evangelización de estas dos columnas de la Iglesia no se
apoya en un mensaje intelectual, sino en una praxis profunda, sufrida y
atestiguada con la palabra de Jesús.
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