Teresa Rosón Martín
(Monfarracinos)
Señor Llamazares:
Estoy bastante
sorprendida de conocer el empeño que usted tiene en retirar de la vista de los
ciudadanos todo signo religioso, en el caso de que así fuera, -que no lo va a
conseguir- ¿Cree usted que por retirar una cruz de madera, de plata o de lo que
sea, con eso lograría que la figura de Cristo en la tierra desapareciera? Pues
no Señor. Cristo quedaría presente en tantos lugares, le nombro algunos:
Quedaría presente en las religiosas que están dando su vida al cuidado de
ancianos desamparados, unos porque no tienen familiar, otros porque no pueden
atenderlos y otros, en el peor de los casos porque no los quieren, y todo por
Cristo, no por una fortuna para evadir en paraísos fiscales. Cristo quedaría
presente en tantas personas seglares que colaboran en Manos Unidas, visitan
prisiones, Cáritas, sin cobrar ni un céntimo. Cristo quedaría presente en esos
conventos de clausura, aislados del mundo, que están rezando por usted y por mí
sin cobrar un céntimo. Cristo está presente en esos misioneros que dejándolo
todos se van al otro lado del charco a dar la vida si fuera necesario,
regresando a su patria sin más fortuna que alguna enfermedad. O de aquel curita
que silenciosamente recoge para su casa al inmigrante que sale del hospital
para que termine de curarse, sin cobrar un céntimo. Cristo está presente en
esos centros de religiosas que haciendo el papel de madres, porque las de ellos
no pueden atenderlos o los han abandonado que es peor. Señor Llamazares, me
parece que con lo que tenemos encima, creo que es más importante que dedique
sus esfuerzos a tareas más importantes como dar de comer al que tiene
necesidad, dar cobijo al que se está quedando sin vivienda, dar trabajo a los
jóvenes que están perdiendo la ilusión siendo una carga para sus padres ya
mayores, ... Para todos estos, un respeto, Señor Llamazares.
Hasta aquí
lo que hemos podido leer en “La
Opinión ” de Zamora. Bien, Teresa. Sorprende que haya tanto
interés en algunos políticos para erradicar de la vida pública y de todos sus
espacios la imagen y el recuerdo de aquel “hijo de hombre que tiene que padecer
mucho, ser desechado por los notables, sumos sacerdotes y letrados, ser
ejecutado y resucitar al tercer día”. Claro, esos politiquillos son personajes
que sirven a ideologías fracasadas, pero incapaces de “negarse a sí mismos,
cargar con la cruz de cada día y seguir a Jesús”. Les resulta por eso molesta
la persona de Jesucristo. Pues serían más justos y mejores servidores del
pueblo, al que representan, si, en lugar de rechazarlo, lo siguieran de cerca.
Métanse cuanto quieran con fallos y pecados de la Iglesia , que los tiene y
muchos, pero dejen al menos en paz a Cristo y sus imágenes, cuya contemplación y
seguimiento nos haría mejores a todos.
JOSÉ MARÍA YAGÜE
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