"Aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón" (Mt 11,29)
Y tanto amaste al mundo, Padre santo, que, al cumplirse la
plenitud de los tiempos, nos enviaste como salvador a tu único Hijo. El cual se
encarnó por obra del Espíritu Santo, nació de María, la Virgen, y así compartió
en todo nuestra condición humana, menos en el pecado; anunció la salvación a
los pobres, la liberación a los oprimidos, y a los afligidos el consuelo. Para
cumplir tus designios, él mismo se entregó a la muerte y, resucitando, destruyó
la muerte y nos dio nueva vida. Y porque no vivamos ya para nosotros, sino para
él, que por nosotros murió y resucitó, envió, Padre, al Espíritu Santo como
primicia para los creyentes, a fin de santificar todas las cosas, llevando a
plenitud su obra en el mundo.
(Plegaria eucarística IV)
Lecturas del día:
http://www.servicioskoinonia.org/biblico/calendario/texto.php?codigo=20130607&cicloactivo=2013&cepif=0&cascen=0&ccorpus=0
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