La pregunta
suena a broma, sobre todo si pensamos en la película de humor que el título
parafrasea. Pero no es ninguna broma. Porque todos sabemos que el “esto” es que
España está al borde de la bancarrota económica y moral; que hemos alcanzado un
nivel de corrupción en el que los honrados son la excepción. ¿Se acuerdan de
los “cien años de honradez” prometidos por el primer gobierno del PSOE y de los
que nadie hablaba un solo año después?
El “esto”
es también el cúmulo de ajustes y recortes que afectan a pobres y clases
medias, quizá necesarios en la coyuntura actual, pero sin que pueda atisbarse
ninguna reforma que roce y afecte a la
clase política. El “esto” es que los políticos de los distintos partidos se
tiran los trastos a la cabeza por cualquier minucia, como si en ella se jugase
el futuro de España, pero están perfectamente de acuerdo para mantener sus
privilegios y retrasar “in infinitum” las urgentes reformas que, además de
contribuir en lo económico a disminuir el gasto, ofrecerían ejemplaridad a los
españolitos que tanto la necesitamos.
Un escritor
de éxito y renombre acaba de referirse a una serie de indecencias de los
políticos españoles y les pide que tengan un poco de vergüenza por ejemplo
“para hacer un plan para que la
Banca devuelva al erario público los miles de millones de
euros que Vds. les han dado para aumentar los beneficios de sus accionistas y
directivos”. O bien que “hagan que los políticos corruptos de sus partidos
devuelvan el dinero equivalente a los perjuicios que han causado al erario
público con su mala gestión o/y sus fechorías, y endurezcan el Código Penal con
procedimientos judiciales más rápidos y con castigos ejemplares para ellos”.
Entre las
indecencias señala que “el salario mínimo de un trabajador sea de 624 €/mes y
el de un diputado de 3.996, pudiendo llegar, con dietas y otras prebendas, a
6.500 €/mes. Y bastantes más por diferentes motivos que se le pueden agregar”.
Como
indecente es que los políticos establezcan ellos mismos sus retribuciones (lo
que suelen acordar por unanimidad) o el ingente dinero destinado a sostener a
asesores (amiguetes) o partidos y sindicatos pesebreros. ¿No es indecente que “un
profesor, un maestro, un catedrático de universidad o un cirujano de la sanidad
pública, ganen menos que el concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera?”.
¿Qué hemos
hecho para merecer todo esto y mucho más? Sí, algo hemos hecho mal y muy malo.
Vivir en la opulencia sin mirar alrededor y ver la pobreza de otros. Todavía
estamos en ello los que podemos disfrutar de un trabajo y un sueldo. Mirar a
otro lado: futbol, deportes en general, y encandilarnos con esas “figuras” que
cobran cantidades astronómicas y pagan impuestos fuera de España. Y votar una y
otra vez a incompetentes y corruptos. Y lo seguiremos haciendo.
¿No será
cierto que cada pueblo es gobernado por los políticos que se merece? Pues algo
tendremos que hacer todos y no sólo ellos. ¿Huelgas? No parece el momento. Pero
¿qué pasaría si en próximas elecciones el 70 o el 80% de la población no votase
o votase en blanco? ¿Podrían seguir gobernando los mismos y de la misma manera?
¿Podrían seguir no pocos robando con anuencia de muchos jueces?
JOSÉ MARÍA YAGÜE
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