"Preparad el camino al Señor. Todos verán la salvación de Dios" (Lc 3,4-6)
Vídeo de la semana:
http://www.youtube.com/watch?v=E1kMDwQXYnc
Lecturas del día:
http://www.aciprensa.com/calendario/calendario.php?dia=9&mes=12&ano=2012
San Juan Bautista. Atribuido a Teófanes el griego. S. XIV. |
La soledad es el horno de la transformación. Sin soledad
seguimos siendo víctimas de nuestra sociedad, seguimos enredados en las
ilusiones de nuestro falso yo. Jesús mismo entró en este horno
Para entender el verdadero significado de la soledad, es
necesario desenmascarar algunas ideas deformadas de la misma. Todos admitimos
la necesidad de algunos ratos de soledad. Sin embargo, lo que queremos a veces
decir es la necesidad que tenemos de un tiempo y un lugar para nosotros mismos,
un tiempo y un lugar en que nadie nos moleste. Soledad es a menudo para
nosotros sinónimo de privado.
Es más, pensamos en la soledad como una especie de estación
de servicio en la que podemos cargar nuestras baterías, o como el rincón de un
ring de boxeo en el que ponen aceite en nuestras heridas, dan masaje a nuestros
músculos y nos animan a seguir en la lucha mediante eslóganes apropiados. Para
ser breves, pensamos en la soledad como en el lugar en que reparamos nuestras
fuerzas para proseguir la competencia incesante de nuestras vidas.
No es ésta la soledad de Juan Bautista, san Antonio o san
Benito, de Carlos de Foucauld o los hermanos de Taizé. Para ellos, la soledad
no es un lugar terapéutico privado, sino el lugar de la conversión, el lugar
donde muere el viejo yo y nace uno nuevo, el lugar donde emerge el hombre nuevo
y la mujer nueva.
H. J. M. Nouwen, El camino del corazón.
Vídeo de la semana:
http://www.youtube.com/watch?v=E1kMDwQXYnc
Lecturas del día:
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