"María guardaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón" (Lc 2,19)
Desde hace varios años, el primer día del año civil se
celebra en todo el mundo “la jornada de la paz” en nombre de María, madre de
Dios y madre de la Iglesia. La paz (= Shalom) es el don mesiánico por
excelencia que Jesús resucitado ha traído a sus discípulos (cf. Jn 20,19- 21);
es la salvación de los hombres y la reconciliación definitiva con Dios. Pero la
paz de Cristo es también la paz del hombre, rica en valores humanos, sociales y
políticos, que encuentra su fundamento, para decirlo con la Pacem in terris de
Juan XXIII, en las condiciones de verdad, de justicia, de amor y de libertad,
que son los cuatro pilares sobre los que se erige el edificio de la paz.
La constante bendición de Dios en la primera alianza, la acción de Cristo realizada en favor de toda la humanidad y de cada uno de sus componentes, el mismo nombre impuesto a Jesús, que evoca su misión de salvador, todos son hechos orientados en la línea de la paz, de la alianza, de la fraternidad. Dios no ha creado al hombre para la guerra, sino para la paz y la fraternidad. El mal en todas sus múltiples formas se contrarresta sólo con una constante educación en la paz. Aquella paz que la Virgen María, Reina de la paz, nos puede obtener del Padre: la shalom bíblica viene de Dios y está ligada a la justicia. La raíz de la paz, no obstante, reside en el corazón del hombre, esto es, en el rechazo de la idolatría, porque no hay paz sin verdadera conversión, no hay paz sin tensiones (cf. Mt 10,34). La paz de Cristo no es como la del mundo, porque la de Cristo exige que nos alejemos de la mentalidad mundana. Con la venida de Cristo la paz nos ha sido ofrecida a cada uno de nosotros, porque brota del corazón de Dios, que es amor.
La constante bendición de Dios en la primera alianza, la acción de Cristo realizada en favor de toda la humanidad y de cada uno de sus componentes, el mismo nombre impuesto a Jesús, que evoca su misión de salvador, todos son hechos orientados en la línea de la paz, de la alianza, de la fraternidad. Dios no ha creado al hombre para la guerra, sino para la paz y la fraternidad. El mal en todas sus múltiples formas se contrarresta sólo con una constante educación en la paz. Aquella paz que la Virgen María, Reina de la paz, nos puede obtener del Padre: la shalom bíblica viene de Dios y está ligada a la justicia. La raíz de la paz, no obstante, reside en el corazón del hombre, esto es, en el rechazo de la idolatría, porque no hay paz sin verdadera conversión, no hay paz sin tensiones (cf. Mt 10,34). La paz de Cristo no es como la del mundo, porque la de Cristo exige que nos alejemos de la mentalidad mundana. Con la venida de Cristo la paz nos ha sido ofrecida a cada uno de nosotros, porque brota del corazón de Dios, que es amor.
Lecturas del día:
Muy estimado en el Señor Jesucristo: Mi nombre es Santiago Battiti, soy escritor. Estoy ultimando detalles sobre mi libro de Espiritualidad Bizantina y, buscando algunos ikonos que pudiesen embellecer una carátula me he encontrado con éste, el de la Madre de Dios. Quisiera saber, si es posible, quién lo ha escrito y dónde se halla, de forma tal, de poder citar las fuentes. Por supuesto, que a tu blog, lo he de mencionar. Muchas gracias. santiagobattiti@gmail.com
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