Decimos que hay personas «espirituales». En realidad,
ESPIRITUALES SOMOS TODOS. Hay dentro de nosotros una presencia, una
fuerza, un aliento que es Dios mismo latiendo. Y si le dejamos, entonces habla.
Pero no se impone. Es ilusión en horas bajas, fortaleza cuando andamos doblados
por la vida. Es compasión ante la miseria. Es imaginación para pintar mundos
nuevos. Es una canción profunda. Es un grito de justicia. Es la palabra de
amor que nos levanta cuando andamos doblados.
De Pastoral SJ
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