"Permaneced en mi amor" (Jn 15,9)
Para estar unidos a Cristo y dar frutos de santidad y de paz
es preciso morir y resucitar con él, llegar a ser una criatura nueva, liberada
del pecado. Para ser sarmientos puros, auténticos, que producen fruto, debemos
aceptar la ley de la necesaria purificación; el sufrimiento y la poda realizada
por el Padre. Jesús dice que el mismo Padre, con sus manos, poda la vid; corta
lo superfluo de los sarmientos no para mortificar y disminuir su vitalidad,
sino para aumentarla, para que den más fruto. Se trata siempre de la ley de la
semilla que muere: por eso es importante que aprendamos a leer nuestra vida en
clave de fe: nos hace falta creer que el sufrimiento, si se acepta de este modo
–no porque en sí mismo sea un bien, sino porque lo vivimos por amor, con amor–,
da fruto de vida, de salvación y de alegría. Como es obvio, se trata de ese
sufrimiento que es participación en la pasión de Cristo, de ese que es querido
y permitido según el designio divino de amor.
Por desgracia, podemos ser también sarmientos que producen infección en la vid. De ahí que debamos desear cada vez más ser purificados, limpiados. La poda consiste en dejar cortar de nosotros el pecado y todo lo que no es según Dios: ése es el sufrimiento que da fruto.
Por desgracia, podemos ser también sarmientos que producen infección en la vid. De ahí que debamos desear cada vez más ser purificados, limpiados. La poda consiste en dejar cortar de nosotros el pecado y todo lo que no es según Dios: ése es el sufrimiento que da fruto.
Vídeo de la semana:
http://www.youtube.com/watch?v=1J-hiexMg-0&feature=channel&list=UL
Lecturas:
http://www.aciprensa.com/calendario/calendario.php?dia=6&mes=5&ano=2012
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