Virgen del Signo. San Petersburgo, hacia 1700 |
La Madre de Dios se representa en posición de oración, sus
manos elevadas son características tanto del Antiguo Testamento como del mundo
grecorromano antiguo. La acompaña un signo – una representación de Cristo
Emanuel dentro de la esfera divina de su vientre. El icono describe a la Virgen
como el “signo” del Mesías profetizado en el Antiguo Testamento: “Por eso el
Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un
hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel” (Isaías 7, 14).
La Virgen personifica a la Iglesia que contiene en sí misma
al Dios viviente. En el Nuevo Testamento, el versículo se interpreta como una
profecía de la llegada del Mesías y de que Dios no abandonará a su pueblo. Las
tres estrellas que aparecen en velo son un símbolo de su perpetua virginidad:
antes, durante y después del nacimiento de Cristo. Usa púrpura, el color del
Adviento y de la realeza, como reina del cielo y de la tierra. Las letras
apenas perceptibles junto a su cabeza MP OY, son abreviaturas de “Madre de
Dios”. La inscripción, en la Antigua Iglesia Eslava, dice “Maria/Theotokos” o
“María/Santa Madre de Dios”. Jesús está vestido como adulto, no como niño.
Porta una rica túnica y capa, símbolo de su divina realeza. Con una mano el
niño imparte su bendición a quien lo observa, mientras que en la otra sostiene
los Evangelios. Las tres líneas en la aureola de Cristo simbolizan la Santa
Trinidad.
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