"La mujer que teme al Señor merece alabanza" (Prov
31,30)
El mensaje del libro de los Proverbios es actual. Pensemos,
por un momento, todo lo que se escribe, se dice y se habla sobre la promoción
de la mujer. Y no tenemos por menos que apreciar la ponderada opción de la
Escritura en favor de la mujer y de sus derechos. La constitución pastoral La
Iglesia en el mundo contemporáneo, del Vaticano II, no duda en tomar partido,
afirmando que la mujer es la verdadera compañera del hombre, con total igualdad
de derechos, incluido, como no, el de la participación en la vida
socio-cultural (cf GS 9.29.49). La lectura de la Palabra de Dios nos hace
pensar. La mujer cada vez pasa menos tiempo en el hogar. En parte, porque
trabaja fuera de casa, pero también porque abandona deliberadamente y por
desamor las tareas domésticas. Una negligencia que amenaza con debilitar
los lazos de unión entre los miembros del hogar y, al mismo tiempo, con hacer
vacilar el edificio socio-religioso sobre el que se cimenta la familia.
Solo la verdadera sabiduría merece elogios, una vez
superados posibles envanecimientos y vanaglorias. En el mundo moderno, es
lícito que las mujeres realicen, al servicio del bien común, un mayor numero de
actividades que en el pasado. Y es verdad que su cooperación, ya, se revela muy
fructuosa en el mundo intelectual, no me- nos que en otros campos, como en la
gestión empresarial o en el gobierno de un país. Estas reflexiones quieren ser
un reclamo que ayude a descubrir la vocación profunda de la mujer, una llamada
para hacer fructificar sus talentos.
Padre bueno, tú que sigues realizando grandes obras en los
pequeños y en los humildes, ayúdanos a valorar la hermosa vocación de las
esposas y madres de nuestras familias. Te encomendamos, Padre, haciendo de tu
Palabra oración, a todas las mujeres del mundo, especialmente a las
vilipendiadas y ultrajadas por su condición de mujer. Queremos tener presente a
María, que bajo la cruz recibió del Hijo moribundo el nombre humilde e inefable
de "mujer" (Jn 19,26) y que antes de Inmaculada, Virgen y Madre de Dios,
fue, como ellas, y todavía lo es, mujer Protege a todas las jóvenes, para que
no se encierren en una vida sin sentido, sino que tengan el coraje de afrontar
aquellas responsabilidades diarias que construyen comunidad, un hogar en la paz
y en la justicia.
Padre bueno, te pedimos por las familias faltas de amor,
para que sepan aceptarse mutuamente y asuman el reto educativo de los hijos,
fundamento de la nueva humanidad.
Creo que el temor a malgastarse es la razón que impide a las
personas emplear sus mejores capacidades. Si, tras un laborioso proceso de días
y días, conseguimos llegar hasta las fuentes internas de nuestro ser, yo lo
llamo "Dios", después logramos conservar lo libertad necesaria, "trabajando en nosotros mismos", entonces, continuamente
estaremos renovados y no tendremos por qué preocuparnos de que se agoten
nuestros recursos .
Ser Fieles a todo lo que nos surge espontáneamente, y hasta
el final. Ser fieles en el sentido mas amplio del término, fieles a si mismos,
fieles con Dios, fieles en todo momento. Significa estar al "cien por
cien". Mi quehacer consiste en ser. Especialmente, en ser fiel a mi talento
creativo, por modesto que sea. De cualquier modo, son tantas cosas las que
quisiera decir y escribir, que debería articularlas. Sin embargo, intento huir y
fallo, no lo consigo Vivo la vida plenamente y cada vez me siento
con mayor responsabilidad ante, y Así los llamo, mis talentos. Por dónde
comenzar, Dios mío. Hay tantas cosas. No pretendo escribirlas con la intensidad
vivida, sería un error. No se trata de eso. Todavía no sé como controlar toda
esa materia. Solamente sé que tendré que hacerlo todo yo solo y que tengo la
fuerza y paciencia necesarios para lograrlo. Tengo que ser fiel, no puedo
dispersarme como arenilla al viento. Estoy dividido entre atentos e impresiones,
zarandeado par personas y emociones. Tengo que mantenerme fiel; sobre todo,
debo ser fiel a mi talento, "Vivir" insuficientemente una realidad no
basta; requiere algo más.
Cada vez veo mejor los abismos que engullen las fuerzas
creativas y la alegría de vivir del hombre. Son hoyos que se tragan todo,
agujeros que estén en nuestro propio ser. A cada día le basta su pena. (E.
Hillesum)
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