"Música del diablo", muy criticada por pastores y congregaciones religiosas, el blues puede parecer muy distante del gospel y los espirituales. Pero los límites que separan las diferentes músicas afroamericanas no son de ninguna manera impermeables.
Y, aunque la música de iglesia sí tiene una estructura diferente de la del blues, hay una forma de canción religiosa (la de los predicadores ambulantes que cantan proclamando la buena noticia con un violín o una guitarra entre las comunidades negras del sur) que puede ser considerada, junto con el folk, como el antecedente directo del blues.
Estos evangelistas predicadores itinerantes, blancos o negros, vivían animados por una fe profunda e intensa que necesitaban proclamar y propagar. Con frecuencia eran negros ciegos o paralíticos, que sólo podían contar con la mendicidad y la música para vivir. Pero también había embaucadores que se aprovechaban de la buena fe de la gente para, sin trabajar, estar alojados, alimentados, o ser objeto de los favores de las damas de fe ardiente.
En cualquier caso, su música es una forma de canción popular instructiva, derivada de canciones folk religiosas. Historias, por lo general, edificantes, tristes, conmovedoras e impresionantes, relacionadas con el más allá prometido, Cristo benefactor o con la inmortalidad del alma.
Estos predicadores del holy blues vivieron su momento de gloria a principios del siglo XX, pero su tradición perdurará hasta los años 40.
Entre los predicadores también había mujeres. Destaca Sister O.M. Terrell, una maravillosa y potente cantante, además de magnífica guitarrista de inspiración rural. Sólo grabó ocho temas, todos obras maestras.
Oigamosla en I'm going to that city:
http://www.youtube.com/watch?v=T2oXf9Vc_co
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