"Si pierdo la vida por Jesús, reinaré con Él eternamente"
Lecturas del día:
http://www.servicioskoinonia.org/biblico/calendario/texto.php?codigo=20130908&cicloactivo=2013&cepif=0&cascen=0&ccorpus=0
Vídeo de la semana:
http://www.youtube.com/watch?v=SSkI2WFqZzg
La cruz es la puerta de los misterios; por esta puerta entra
el Intelecto en el conocimiento de los misterios celestiales. El conocimiento
de la cruz está escondido en los sufrimientos de la cruz; y en la medida en que
se participa en ellos, se experimenta lo que hay en la cruz, según las palabras
del apóstol: «En la misma medida en que abunden en nosotros los
sufrimientos de Cristo, así será a su semejanza nuestra consolación en Cristo». Se
llama consolación a la contemplación que se despliega como visión del alma. La
visión engendra la consolación. No es posible que nuestra alma produzca los
frutos del Espíritu si nuestro corazón no ha muerto al mundo. El Padre, en
efecto, consolida en la contemplación de todos los mundos al alma que ha muerto
con la muerte de Cristo.
Tú, que has salido vencedor, saborea en ti mismo la pasión
de Cristo, para ser hecho digno de saborear también su gloria; si padeces
efectivamente con él, con él también serás glorificado. Si el cuerpo no padece
a causa de Cristo, el intelecto no será glorificado con Jesús. En efecto, en el
mismo instante en que pise la gloria, recibirá la gloria, y será glorioso en su
cuerpo y, al mismo tiempo, en su alma.
(Isaac de Nínive, Un’umile speranza I,
79)
Jerusalén es para mí el lugar más bello y más querido del mundo.
En Jerusalén está la capilla del Calvario, en la basílica del Santo Sepulcro.
Algunos de vosotros ya habéis estado en ella, otros iréis ciertamente, antes o
después. Subiendo una serie de escalones, se llega a una capilla donde hay un
pequeño altar reservado a los monjes griegos, y allí podemos detenernos a orar.
Bajo el altar se ve un orificio que pretende recordar el lugar donde fue
clavado el leño de la cruz de Jesús. Delante, una gran tabla pictórica
bizantina: Jesús en la Cruz, la Virgen María, el evangelista Juan, María
Magdalena. He pasado en esa pequeña capilla muchísimas horas de mi vida y no me
he cansado nunca de permanecer mucho tiempo, en oración silenciosa, sin
conseguir decir nada especial. Estaba allí, y sentía que estaba en el centro del
mundo, comprendí que el mundo se manifestaba en su verdad sólo si era mirado
desde arriba de la cruz y con la mirada de Jesús.
Todavía ahora continúo con esta oración fundamental que es
la contemplación de la cruz como significado y clave de toda la historia
humana. No hay persona, no hay acontecimiento humano que no tenga su punto de
referencia en la escucha contemplativa del mensaje de la cruz. Por
consiguiente, le pido a Jesús esta gracia para cada uno de vosotros: que podáis
contemplar, cada vez más, la luz que se desprende de su cruz, para referir a
ella todas las realidades de vuestra vida y todas las realidades de la historia
(C. M. Martini, Tu mi scruti e mi conosci, Milán 1999, pp. 102ss
[edición española: Tú me sondeas y me conoces, Editorial Verbo
Divino 1995]).
Lecturas del día:
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Vídeo de la semana:
http://www.youtube.com/watch?v=SSkI2WFqZzg
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