"María guardaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón" (Lc 2,19)
El episodio bíblico en el que Dios se manifiesta a Moisés en una zarza dio origen a un particular icono de la Madre de Dios que establece una relación muy rica y compleja entre el Nuevo Testamento y las profecías del Antiguo Testamento que anuncian el acontecimiento de la salvación por medio de María.
La Madre de Dios aparece en el centro del icono sobre una estrella de ocho puntas, que indica la presencia de Dios Señor de los Ejércitos (celestiales), el Anciano de los días, y alude a la zarza (los cuatro rayos azules) ardiendo en el fuego de la energía divina (los rayos rojos).
Se acentúa la realeza de la Virgen, reina celestial circundada por los ángeles, por los símbolos de los evangelistas (en los rayos rojos) y por los elementos naturales, que obedecen a su voluntad. De acuerdo con las visiones del Apocalipsis, los grados angélicos están representados con los atributos propios (estrellas, nubes, rayos, antorchas, espadas), como dispensadores de los elementos naturales. En las cuatro esquinas de la tabla se hallan Moisés delante de la zarza ardiendo (arriba a la izquierda), Ezequiel delante de la puerta cerrada del santuario (abajo a la izquierda), como símbolo de la Virgen que engendrará a Cristo; arriba a la derecha la aparición del serafín que purifica con un ascua los labios de Isaías y, finalmente, abajo a la derecha, la lucha de Jacob con el ángel (Gen 32, 23-33). También la representación central de la Madre de Dios tiene un contenido profético: son visibles los símbolos de la escala (que después de la encarnación une cielo y tierra) y de la piedra (profecía de Daniel) y la representación de Cristo como sumo sacerdote, celebrando la Eucaristía en el altar de su propio sepulcro, en Jerusalén.
Lecturas del día:
http://www.servicioskoinonia.org/biblico/calendario/texto.php?codigo=20140101&cicloactivo=2014&cepif=0&cascen=0&ccorpus=0
Madre de Dios "Zarza ardiendo" (S. XVIII) |
El episodio bíblico en el que Dios se manifiesta a Moisés en una zarza dio origen a un particular icono de la Madre de Dios que establece una relación muy rica y compleja entre el Nuevo Testamento y las profecías del Antiguo Testamento que anuncian el acontecimiento de la salvación por medio de María.
La Madre de Dios aparece en el centro del icono sobre una estrella de ocho puntas, que indica la presencia de Dios Señor de los Ejércitos (celestiales), el Anciano de los días, y alude a la zarza (los cuatro rayos azules) ardiendo en el fuego de la energía divina (los rayos rojos).
Se acentúa la realeza de la Virgen, reina celestial circundada por los ángeles, por los símbolos de los evangelistas (en los rayos rojos) y por los elementos naturales, que obedecen a su voluntad. De acuerdo con las visiones del Apocalipsis, los grados angélicos están representados con los atributos propios (estrellas, nubes, rayos, antorchas, espadas), como dispensadores de los elementos naturales. En las cuatro esquinas de la tabla se hallan Moisés delante de la zarza ardiendo (arriba a la izquierda), Ezequiel delante de la puerta cerrada del santuario (abajo a la izquierda), como símbolo de la Virgen que engendrará a Cristo; arriba a la derecha la aparición del serafín que purifica con un ascua los labios de Isaías y, finalmente, abajo a la derecha, la lucha de Jacob con el ángel (Gen 32, 23-33). También la representación central de la Madre de Dios tiene un contenido profético: son visibles los símbolos de la escala (que después de la encarnación une cielo y tierra) y de la piedra (profecía de Daniel) y la representación de Cristo como sumo sacerdote, celebrando la Eucaristía en el altar de su propio sepulcro, en Jerusalén.
Lecturas del día:
http://www.servicioskoinonia.org/biblico/calendario/texto.php?codigo=20140101&cicloactivo=2014&cepif=0&cascen=0&ccorpus=0
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