Y el Señor, que busca su obrero entre la muchedumbre del
pueblo al que dirige este llamado, dice de nuevo: "¿Quién es el hombre que quiere la vida y
desea ver días felices?" (Sal 33,13). Si tú, al
oírlo, respondes "Yo", Dios te
dice: "Si quieres poseer la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del
mal, y que tus labios no hablen con falsedad. Apártate del mal y haz el bien;
busca la paz y síguela". (Sal 33, 14-15)
Y si hacen
esto, pondré mis ojos sobre ustedes, y mis oídos oirán sus preces, y antes de
que me invoquen les diré: "Aquí
estoy". ¿Qué cosa más dulce para
nosotros, carísimos hermanos, que esta voz del Señor que nos invita? Vean cómo
el Señor nos muestra piadosamente el camino de la vida.
Ciñamos, pues,
nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, y sigamos sus
caminos guiados por el Evangelio, para merecer ver en su reino a Aquel que nos
llamó.
Regla de San Benito. Prólogo.
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