"Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y
el que cree en mí nunca pasará sed" (Jn 6,35)
Fíjate, Señor, cómo ciertos pasos resultan difíciles. Y tú
lo sabes bien, porque has puesto en nosotros el instinto de conservación, que
es una de las fuerzas más poderosas que rigen la vida. Hoy te pido que hagas
más poderoso aún este instinto, a saber: que lo extiendas a la Vida, a la vida
que tú prometes, a la vida que debe durar para siempre, de suerte que pueda
sentir dentro de mí las razones del corazón, las razones de la Vida, la
pregunta sobre el cómo alimentarla.
Te pido que me hagas percibir este instinto vital superior
al menos con la misma fuerza que el natural, para que mis decisiones sean
prudentes y sabias, no ligadas sólo al sentido común, y tampoco estén dictadas
por la facilidad para creer cualquier propuesta milagrera.
Otra cosa te pido aún: concédeme el espíritu de
discernimiento, para que sepa distinguir entre la verdadera fe y las ilusiones,
el carácter razonable de mi modo de pensar y la apertura a tu posible acción en
el mundo.
Haz, oh Señor, que no desista nunca de ser un hombre bien
arraigado en la realidad y, al mismo tiempo, abierto también a tu Realidad, a
ti, que puedes sorprenderme y venir a mi encuentro en cualquier momento; a ti,
que puedes dar la vuelta en un instante a la marcha normal de las cosas, para
plantearme la pregunta radical sobre en qué pongo mi confianza.
Lecturas del día:
http://xcmasmasmas.over-blog.es/article-lecturas-xviii-domingo-del-tiempo-ordinario-5-de-agosto-de-2012-108753437.html
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