La crisis avanza rauda con su virulencia, dejando un campo de desempleados y de familias sin recursos que llega a ser alarmante. Las lágrimas son el pan de muchos hogares, y los jóvenes pasean sus fantasmas por las calles, buscando a dónde ir y escapar. La situación a pie de calle es más triste de lo que parece y pocos vislumbran una salida a corto plazo. Este pueblo está perdiendo la imaginación, la sonrisa y la esperanza, y ya empiezan a detectarse los estragos de la crisis.
La Iglesia tiene, hoy por hoy, un papel importante, no solo acogiendo y compartiendo sus recursos, sino también aportando luz. Quizás sea el Episcopado español en su conjunto –aunque con excepciones en las diócesis– el único en Europa que no ha escrito documento.
Hay suficiente riqueza en la Doctrina Social y en su pensamiento para ofrecer alternativas serias. Ha llegado la hora de dejarse de gritos contra el laicismo y contra la ideologización que nos llega desde el llamado “relativismo”. Es la hora de la misericordia entrañable y de la mano tendida.
La Comisión de Pastoral Social no puede seguir con los brazos cruzados. Los cristianos españoles desean la voz de sus obispos, que puede parecer que hablan solo cuando el Estado les toca sus intereses.
Juan Rubio, director de la revista Vida Nueva
Es la hora de escuchar, acoger y acompañar (esto se lo escuché a Pagola hace poco tiempo...) ¿No será que nos perdemos en proyectos cuando lo importante se recoge en esas tres palabras?. Por cierto, son palabras que desde el seguimiento están llenas de contenido.
ResponderEliminar¿Será por eso por lo que nuestros obispos callan?
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