Frente a los deseos de poder y grandeza que están enraizados en cada uno de nosotros. Frente a muchos yugos y esclavitudes a los que estamos sometidos, es Jesús, el Señor, quien dice que da gracias al Padre porque reveló su amor a los sencillos, a los pobres, a los no poderosos, a quienes no están hartos.
El rechazo de Jesús por "los sabios" y "prudentes", nos está diciendo que la fe en Jesús es un don, un regalo, y no el fruto del esfuerzo humano.
También nos dice que él aliviará nuestras preocupaciones y agobios si le acogemos con confianza; si acudimos a él con sencillez. Para ello es preciso alejarse de la soberbia, del orgullo, de la hartura humana y de la necedad; y es preciso vivir en sencillez, en humildad, en pobreza frente a Dios.
Para acoger el regalo de Dios, que es la fe en Jesús, hay que hacerse sencillos; hay que abandonar el pesado fardo de la "sabiduría humana" y hacerse cargo de la "gratuidad" que Dios nos ofrece.
Así encontraremos el sosiego y el descanso que solamente Dios es capaz de conceder.
Por algo decía San Agustín: "Nos ha hecho para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti".
Lecturas del día:
http://www.aciprensa.com/calendario/calendario.php?dia=3&mes=7&ano=2011
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