En las columnas centrales del templo de nuestra parroquia se encuentran los iconos de San Pedro y San Pablo, columnas de la Iglesia.
Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Ef 2, 19-22
Si lo leo aplicado a nuestra parroquia quedaría: También nosotros nos vamos integrando en la construcción del templo para ser morada de Dios por medio del Espíritu... ¿Realmente captamos la hondura de estas palabras? Da no sé qué pensarlo, pero creo que San Pablo, para decir esas palabras a los efesios, estaba lleno del Espíritu. Y eso que les decía a ellos también nos lo dice hoy a nosotros. Así que tenemos una hermosa tarea por delante: ser, cada uno de nosotros, morada de Dios. Pidámosle al Señor que su Espíritu nos ayude en esta tarea.
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