"No he de temer ningún mal, porque tú estás conmigo" (Sal 23,4)
Imagen del Buen Pastor. Catacumbas de San Calixto. Roma. |
Jesús, huésped divino y mendigo de amor a la puerta del
corazón humano, haz que nada nos resulte más dulce, nada más deseable, que
caminar contigo y morar en ti. Ahora, en las estaciones de la trashumancia, en
las inclementes estaciones de los acontecimientos humanos; después, durante los
siglos eternos, en los soleados pastos del cielo. Haz todo esto por amor a tu
nombre, para manifestar tu gloria en la alegría de nuestra salvación. «La
felicidad y la gracia nos acompañarán» a lo largo del viaje de la vida presente
no para que ya nada penoso nos suceda, sino porque contigo todo será gracia, si
lo vivimos con serenidad y paz.
1 [Salmo. De David.] El Señor es mi Pastor, nada me
falta:
2 en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
3 y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
4 Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
5 Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
6 Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
2 en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
3 y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
4 Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
5 Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
6 Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Los versículos entre [ ] no se leen en la liturgia.
Este salmo es uno de los favoritos del salterio: por la
tradición de David pastor y por la culminación en la imagen del Buen Pastor.
También por su sencillez y riqueza: en dos imágenes o escenas de conjunto (el
pastor en 1-4 y el anfitrión en 5-6) comprime un número inesperado de símbolos
elementales.
Jn 10,1-18 presenta a Jesús como el bueno o auténtico pastor (Ez 34). La
primera carta de Pedro sintetiza en la imagen cristología con eclesiología:
2,25; 5,2-4. A partir de esos datos se puede conducir una reflexión sobre
símbolos del salmo y sacramentos. [L.Alonso Schökel]
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