Este sábado 14 de marzo celebramos el retiro de Cuaresma.
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca
la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para
arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser
mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de
la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la
liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de
verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa
luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión
espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La
Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo,
escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo
obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos
ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos
alejamos más de Dios.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la
reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de
nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a
nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y
apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con
alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del
número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del
diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de
los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que
pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años
que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo
material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra,
seguido de pruebas y dificultades.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se
da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para
toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con
bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la
práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en
occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.
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