Esta experiencia como voluntaria no solo me ha influido personalmente, sino que también ha hecho que me replantee mi forma de ver la religión.
He conocido nuevas culturas, costumbres, formas de pensar..., pero sobre todo nueva gente. Peregrinos con los que difícilmente vuelva a coincidir, lo que me hace sentir profundamente triste. Pero esta experiencia me ha enseñado algo muy importante: he comprobado que hay gente que disfruta haciendo la vida más fácil y agradable a los demás, gente unida por un objetivo común, AYUDAR. Son voluntarios. Siendo uno de ellos, me he sentido especialmente bien cuando la gente se acerca a preguntarte o a pedirte algo. El hecho de llevar peto rojo les inspira confianza y la deposita en ti.
Desde el punto de vista religioso, he descubierto que hay muchos jóvenes que comparten nuestras creencias y que juntos hacemos un gran equipo.
Después de estos cuatro días me he conocido mejor, he aclarado mis ideas, tengo más claro lo que soy y lo que quiero llegar a ser.
Esther.
Gracias, Esther, por tu testimonio, tu entrega y por todo el trabajo que habéis realizado los voluntarios durante este tiempo. Yo también he ido comprobando que el servicio a los demás, el hacer la vida de los otros más agradable, más llevadera, me ayuda a ser más feliz y a saber dónde está lo fundamental. Ánimo y que sigas adelante en el camino de la entrega (que fue lo que hizo Jesús de Nazaret a lo largo de su vida)
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